Por Agroempresario.com
La miel de azahar de limón producida en Tucumán marcó un antes y un después para la apicultura argentina: se convirtió en la primera miel del país en obtener el Sello de Indicación Geográfica (IG). Este reconocimiento, gestionado por el INTA y productores locales, permite a los apicultores acceder a un valor superior en el mercado, con un aumento de hasta un 25% en el precio de venta.
El camino hacia esta distinción fue largo y colaborativo. Durante más de 15 años, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Famaillá, en conjunto con cooperativas de productores, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y otras instituciones provinciales, trabajaron para poner en valor las características únicas de esta miel, que se destaca por su calidad, tradición y fuerte arraigo territorial.
La miel de azahar de limón tucumana es reconocida por sus atributos sensoriales singulares: su color claro, aroma floral suave y textura cremosa le otorgan un sabor dulce con un toque ácido final, resultado de las condiciones climáticas y los suelos particulares del noroeste argentino. Además, el conocimiento local heredado de generaciones de apicultores aporta valor intangible a esta producción.
Alejandro Álvarez, responsable del Área de Agroindustria y Agregado de Valor del INTA Famaillá, explicó: “La Indicación Geográfica no sólo certifica el origen del producto, sino también su composición y el proceso productivo. Es un reconocimiento a la calidad y al saber hacer local que protege a los apicultores y potencia su rentabilidad.”
El trabajo de investigación fue clave para obtener esta distinción. Desde hace más de 15 años, el Laboratorio de Agroindustria del INTA, junto al Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal (Inbiofiv) del CONICET y el Laboratorio de Palinología de la Universidad Nacional de Jujuy, estudiaron en profundidad la composición fisicoquímica y sensorial de la miel de azahar de limón.
Estos estudios permitieron caracterizar la miel y validar su valor diferencial frente a otros tipos de miel, lo que facilita su posicionamiento en mercados competitivos, tanto nacionales como internacionales.
Con el Sello IG ya otorgado, el desafío actual es asegurar que la producción cumpla con estándares de calidad homogéneos. Para ello, el INTA Famaillá desarrolló un protocolo de buenas prácticas que abarca desde la ubicación de los apiarios hasta los procesos de cosecha, extracción y fraccionado.
Estas pautas incluyen el uso de insumos sanitarios específicos, registros obligatorios y condiciones edilicias e higiénicas para las salas de procesamiento, las cuales deben estar habilitadas por SENASA. La aplicación rigurosa de este protocolo es auditada anualmente por un equipo multidisciplinario compuesto por la Dirección de Ganadería y Alimentos de Tucumán, la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la UNT y el INTA Famaillá.
Más allá de su calidad organoléptica, la miel de azahar de limón tucumana destaca por sus propiedades saludables. Según Álvarez, contiene flavonoides como hesperidina y hesperetina, reconocidos por sus efectos antioxidantes, antimicrobianos y flebotónicos, posicionándose como un alimento funcional que aporta beneficios a la salud de los consumidores.
Este logro es producto de la colaboración entre productores organizados en cooperativas, el INTA, la UNT, el Punto Focal NOA de la Secretaría de Agricultura nacional y otros actores públicos y privados. Esta alianza estratégica busca consolidar a la miel tucumana en los mercados, aportando valor y prestigio a un producto con profundo arraigo cultural y productivo.
El Sello de Indicación Geográfica no solo representa un logro comercial, sino también un símbolo para defender la riqueza productiva local y el trabajo colectivo de científicos, extensionistas y apicultores tucumanos.