Por Agroempresario.com
En el marco de su presidencia al frente de Maizall, la alianza internacional del maíz conformada por Argentina, Brasil y Estados Unidos, el dirigente argentino Manuel Ron destacó la importancia estratégica de liberar las retenciones al maíz para multiplicar la producción nacional y aprovechar el rol del país en el comercio global del cereal.
“Cuando salgan las retenciones, va a haber una explosión productiva”, señaló Ron, quien también preside Maizar, durante una entrevista con Chacra Agro Continental. “Hoy estamos frente a una oportunidad histórica: somos parte de una alianza que representa más del 70% del comercio mundial de maíz, y tenemos un potencial enorme aún sin liberar”.
Ron subrayó que el maíz argentino es casi enteramente transgénico, y que esta tecnología ha sido clave para mejorar rendimientos y reducir costos: “El maíz OGM ha permitido reducir insumos y facilitado el manejo del cultivo. Es una herramienta central para producir más, mejor y de manera sostenible”.
Desde Maizall, el objetivo es evitar barreras arancelarias o ideológicas, sobre todo las vinculadas al uso de organismos genéticamente modificados (OGM), que puedan cerrar el acceso a mercados internacionales. En este sentido, Ron remarcó la importancia de sostener políticas abiertas y basadas en evidencia científica.
Actualmente, Argentina exporta entre el 60% y 70% del maíz que produce, a diferencia de Estados Unidos y Brasil, que lo transforman internamente en carne, leche o biocombustibles. “Eso genera empleo, industria, valor agregado. Pero para eso primero hay que liberar la producción”, afirmó Ron.
Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha de maíz con destino grano de la campaña 2024/25 ya alcanzó el 49,6% del área apta, con un rendimiento promedio de 78,2 quintales por hectárea, y una proyección total de 49 millones de toneladas.
La presidencia de Argentina en Maizall llega en un momento clave, donde se define el futuro del maíz como pilar del agro exportador y motor de desarrollo interno. El debate por las retenciones podría ser el punto de inflexión para un nuevo salto en la agroindustria argentina.