Por Agroempresario.com
A partir del 1 de julio, y sin señales de una nueva prórroga, finaliza la baja temporal de retenciones para las exportaciones de soja y maíz dispuesta por el Gobierno en enero de 2025. La decisión implica un fuerte impacto negativo en el poder de compra del sector agroexportador, lo que ha provocado un marcado apuro por registrar ventas anticipadas en el sistema oficial.
Las retenciones, o Derechos de Exportación (DEX), volverán a los niveles vigentes antes de la reducción temporal. Para el complejo sojero, esto implica que las alícuotas pasarán del 24,5% al 31% en el caso de la harina y el aceite, y del 26% al 33% en el poroto de soja. En cuanto al maíz, el salto será del 9,5% al 12%.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió que este ajuste tendrá un efecto directo sobre los ingresos del productor:
Este deterioro en la capacidad de compra del sector llevó a un récord en la registración de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) en los días previos al cambio normativo.
Según datos del analista Salvador Vitelli (Romano Group), el lunes 24 de junio fue el día con mayor volumen de DJVE del año, con más de 1,7 millones de toneladas de soja comprometidas para embarque:
En total, se anotaron 6,1 millones de toneladas del complejo soja para exportar a partir del segundo semestre:
El motivo detrás del aluvión es claro: los DEX se fijan al momento de registrar la DJVE, por lo que los exportadores pudieron "congelar" la alícuota baja antes de la suba.
La rebaja temporal tuvo un costo considerable para el Estado. De acuerdo al consultor Javier Preciado Patiño, el fisco dejó de percibir unos USD 800 millones durante el segundo trimestre del año.
El 86% de ese monto corresponde al complejo sojero, lo que demuestra su peso central en la economía argentina. Aun así, desde el Ejecutivo consideraron que el sacrificio fiscal valió la pena: las liquidaciones del agro crecieron un 29% entre enero y mayo, con ingresos por USD 11.713 millones, según datos de CIARA-CEC.
Pese al regreso de las retenciones, hay una noticia positiva para el agro argentino: China aprobó por primera vez la importación de harina de soja desactivada desde nuestro país, abriendo así un nuevo capítulo en el comercio bilateral.
Hasta ahora, el mercado chino solo recibía poroto de soja sin procesar desde Argentina, sin permitir el ingreso de productos derivados. Pero tras aprobarse los protocolos de inspección y cuarentena exigidos por Beijing, se concretó el primer acuerdo para la compra de 30.000 toneladas de harina, según reportó Reuters.
Desde la BCR explicaron que esta decisión responde tanto a factores políticos como económicos:
El ingreso a este mercado clave representa un paso estratégico para la agroindustria, ya que la harina de soja es el principal producto industrial de exportación de Argentina, con alto valor agregado.
El interrogante que se abre ahora es si la pérdida de competitividad producto del regreso de las retenciones podrá ser compensada con nuevos destinos de exportación y mayores volúmenes. Aunque el ritmo de liquidaciones ha sido fuerte, el deterioro en los márgenes puede impactar negativamente en la inversión de cara a la campaña 2025/26.
Además, la imposibilidad de renovar la quita de retenciones refleja la tensión fiscal que enfrenta el Gobierno nacional, en un contexto donde las cuentas públicas son auditadas de cerca por los organismos multilaterales.