Por Agroempresario.com
Manuel Tovar Rivera, ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, se encuentra en un punto crucial de su carrera y de la política comercial internacional. Tras más de una década trabajando en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en París, Tovar asume la presidencia de una reunión ministerial que se llevará a cabo en la capital francesa en un contexto mundial marcado por la incertidumbre, las tensiones comerciales y la erosión del sistema multilateral.
Originario de San José y con 51 años, Tovar es abogado y relacionista internacional, con una vasta experiencia dentro de la OCDE desde 2013, cuando ingresó como enviado especial para gestionar el ingreso de Costa Rica a esta organización, proceso que culminó exitosamente en 2021. Posteriormente, fue jefe de la delegación costarricense hasta 2022, año en que retornó a su país para asumir el ministerio con un firme compromiso hacia el libre comercio y las reglas claras que permitan un equilibrio entre las naciones.
El momento para presidir esta reunión ministerial es especialmente delicado. “Estamos en un momento fastidioso”, confiesa Tovar en diálogo exclusivo con EL PAÍS, refiriéndose al entorno global donde se multiplican las disputas comerciales, con Estados Unidos tomando decisiones arancelarias que afectan a numerosos países, incluido Costa Rica, que envía casi la mitad de sus exportaciones a ese mercado.
Presidir la cumbre de ministros de Comercio Exterior de los países miembros de la OCDE no es solo un honor para Costa Rica, sino un desafío estratégico para intentar evitar lo que Tovar describe como una posible “anarquía” internacional en materia comercial. “Nos corresponde ser puente entre intereses muy diversos, desde la Unión Europea, Estados Unidos, Israel, Turquía, América Latina, Japón, Inglaterra, hasta Asia Pacífico”, señala el ministro, consciente de las complejidades políticas y económicas que eso implica.
La OCDE, fundada para promover políticas que mejoren el bienestar económico y social a nivel global, se enfrenta hoy a retos sin precedentes, especialmente en materia de comercio internacional. “La organización ha estado siempre presente en las crisis para responder con estándares y políticas públicas. Ahora nos toca promover un comercio más balanceado y eliminar distorsiones”, explica Tovar.
Entre esas distorsiones se encuentra la utilización de subsidios desleales, el incumplimiento de regulaciones ambientales y laborales, y prácticas comerciales que generan sobreoferta. En este contexto, China aparece como el principal foco de preocupación en cuanto a la falta de cumplimiento de ciertas reglas, según la visión expresada por el ministro.
Tovar destaca que a pesar de las tensiones actuales, la única vía para resolverlas es el diálogo y la negociación. “No podemos caer en la escalada ni en las represalias comerciales”, afirma con énfasis. Ha mantenido reuniones con representantes de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), el Departamento de Estado, así como con interlocutores en Europa y Asia para construir un entendimiento común.
“El objetivo es plasmar esos puntos en la mesa de negociaciones. La comunidad internacional necesita ver que aún hay esperanza en el sistema multilateral”, subraya. Y recalca que renunciar a esa posibilidad no tendría sentido para quien está a punto de presidir la reunión ministerial.
El sistema multilateral, basado en organizaciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC), se encuentra bajo presión. La OMC, con 166 miembros, enfrenta grandes desafíos debido a la diversidad de intereses y la dificultad para llegar a consensos. “Algunos países utilizan las reglas a su conveniencia, lo que va en contra del espíritu del multilateralismo”, explica Tovar.
En contraste, la OCDE, con 38 miembros principalmente economías desarrolladas, tiene una membresía más homogénea y mayor posibilidad de consenso, aunque también debe lidiar con diferencias importantes. “Los BRICS no son miembros permanentes, solo observadores, lo que limita su influencia directa en la organización”, puntualiza el ministro.
Para él, la OCDE puede ser un actor fundamental para relanzar un sistema comercial basado en reglas claras y justas, que permita restaurar la confianza entre socios históricos y vecinos.
Costa Rica, una economía pequeña pero dinámica, se ha posicionado como un mediador y facilitador en estas discusiones. Con su reciente ingreso a la OCDE y la presidencia del Consejo de la organización, el país centroamericano busca demostrar que es posible avanzar hacia un comercio más equitativo y sostenible.
Un tema clave para Costa Rica es la reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, que afecta directamente sus exportaciones. Tovar explica que su país mantiene un diálogo abierto con Washington para buscar el retiro de estos aranceles y restablecer las condiciones comerciales previas. “Costa Rica está en el grupo de países con arancel 10, los más bajos, y no nos gustan los aranceles. Creemos en el diálogo para resolver estas diferencias”, afirma.
Aunque reconoce que la cercanía histórica entre Costa Rica y Estados Unidos es un factor importante que puede facilitar una solución favorable, también mantiene cautela. “Hay que ver. Todo es posible”, dice con prudencia.
Entre los temas que Manuel Tovar espera impulsar en la cumbre de la OCDE están la gobernanza efectiva de la inteligencia artificial, la lucha contra el comercio ilícito y el tráfico de drogas, la seguridad y resiliencia de las cadenas de suministro, y el avance del comercio digital.
Estos asuntos, señala, reúnen a la mayoría de los países miembros en una agenda común, incluso en tiempos difíciles. “Es importante avanzar en temas que tengan consenso, para evitar discusiones que solo resalten las diferencias”, explica.
Para el ministro, la OCDE debe enviar un mensaje fuerte y claro al mundo: que es posible llegar a acuerdos y fortalecer el sistema multilateral, imprescindible para mantener la paz y la seguridad internacional.
Manuel Tovar asume este desafío con la convicción de que, aunque el panorama internacional sea complejo y fastidioso, no hay espacio para el pesimismo. “Estamos llamados a actuar con responsabilidad y pragmatismo para restablecer la confianza entre socios”, dice.
En sus palabras, el fracaso en lograr acuerdos fortalecería la percepción de que el sistema internacional está en crisis, y podría abrir paso a un escenario de anarquía comercial. Por eso, la presidencia de Costa Rica en la OCDE representa una oportunidad histórica para impulsar un relanzamiento del sistema multilateral que beneficie a todas las naciones.