Por Agroempresario.com
Con una red ferroviaria subutilizada, altos costos logísticos y una matriz de transporte centrada en el camión, América Latina enfrenta un desafío estructural para mejorar su competitividad logística. Frente a este escenario, CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe lanzó un llamado claro durante el Foro Internacional por la Reactivación Ferroviaria, realizado en Bogotá: el tren debe volver a ser protagonista en la infraestructura de transporte de la región.
Lejos de ser una reliquia del pasado, el ferrocarril fue presentado como una herramienta estratégica para reducir costos, conectar economías regionales, impulsar el desarrollo territorial y bajar la huella ambiental del comercio. La CAF, junto al Ministerio de Transporte de Colombia, encabezó el evento con un mensaje firme: la logística regional necesita visión, inversión y cooperación.
“La logística latinoamericana no puede seguir girando únicamente en torno al camión”, afirmó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF. Su declaración resonó entre los más de 500 asistentes al evento y condensó el objetivo de fondo: reposicionar al ferrocarril como pieza clave de una logística moderna, eficiente y sustentable.
Actualmente, más del 80% de la carga en América Latina se mueve por carretera, una proporción que, además de ser costosa, genera mayor contaminación, congestión y accidentes. Según estudios de la CAF, los costos logísticos en la región oscilan entre el 14% y el 18% del PBI, muy por encima del promedio en países desarrollados.
Uno de los grandes consensos del foro fue que la solución no pasa por reemplazar el camión, sino por articular todos los modos de transporte en esquemas intermodales eficientes. La ministra de Transporte de Colombia remarcó este punto al señalar: “La logística tiene que sumar, no dividir. No se trata de oponer camión y tren, sino de integrarlos”.
La región necesita construir corredores logísticos que conecten redes ferroviarias con rutas, puertos y aeropuertos. Sin interoperabilidad técnica, estándares comunes y coordinación institucional, los avances seguirán siendo parciales.
Ángel Cárdenas, gerente de Infraestructura para el Desarrollo de CAF, alertó: “La baja integración ferroviaria limita el comercio intrarregional, que hoy no supera el 20% del total. Esto es un déficit estructural que impacta directamente en la eficiencia logística”.
Uno de los datos más preocupantes del diagnóstico fue el bajo nivel de inversión en infraestructura ferroviaria. Según la CAF, solo el 0,9% del PBI regional se destina al transporte, y la mayor parte va al sector vial. Esto deja al tren con infraestructura obsoleta, trazados discontinuos y baja capacidad operativa.
De los 384.000 millones de dólares en proyectos ferroviarios identificados en la región, más de 155.000 millones aún no cuentan con financiamiento. Las causas son múltiples: falta de preinversión, carencia de estudios técnicos, debilidad institucional y marcos normativos poco claros.
“El problema no es solo la falta de dinero. Es la falta de proyectos bien formulados y una planificación integral. Necesitamos fortalecer las capacidades estatales y generar gobernanza logística”, señaló Cárdenas, quien también propuso avanzar en modelos de financiamiento mixto, que incluyan asociaciones público-privadas, fondos climáticos y mecanismos como la captura de plusvalías urbanas.
Más allá de su rol en la logística, el tren fue reivindicado como una herramienta de desarrollo territorial. Con una emisión de gases hasta 80% menor que el transporte por carretera, representa una opción más limpia y alineada con los objetivos climáticos.
“El tren no solo mueve cargas. Conecta pueblos, reduce desigualdades y genera nuevas oportunidades productivas”, afirmó la ministra colombiana. Casos como el Corredor Dorado —que duplicó la carga movilizada en un año— muestran que los beneficios ya están en marcha.
Cada municipio que se suma a la red férrea gana competitividad, reduce sus costos logísticos y se integra mejor al mercado nacional e internacional. Desde esta perspectiva, la reactivación ferroviaria también es una política de justicia territorial.
La CAF presentó una serie de proyectos ferroviarios estructurantes que ya financia o acompaña en la región. En Uruguay, por ejemplo, se destacó la concesión del Ferrocarril Central, una obra de 273 km que conecta Montevideo con Paso de los Toros y que mejora significativamente la logística de carga, sobre todo en momentos de crisis hídricas que afectan la navegabilidad del Paraná.
También se debatieron iniciativas de alto impacto, como el tren interoceánico colombiano, que conectaría el Atlántico con el Pacífico, con gran potencial para convertirse en una alternativa al Canal de Panamá.
En Argentina, Chile, Perú y Panamá, la CAF ya está involucrada en diferentes etapas de proyectos ferroviarios con visión regional, todos orientados a mejorar la conectividad y reducir los cuellos de botella logísticos que afectan al comercio.
Como cierre del evento, la CAF reafirmó su compromiso de ser un banco verde y de integración regional. En los últimos cuatro años ya destinó más de 2.000 millones de dólares a proyectos ferroviarios, y se comprometió a ampliar su asistencia técnica para escalar iniciativas que hoy enfrentan dificultades de formulación, aprobación o financiamiento.
“La reactivación ferroviaria no es un anhelo nostálgico. Es una necesidad urgente para lograr una logística más eficiente, competitiva y sustentable”, concluyó Díaz-Granados.
Con un enfoque centrado en la planificación, inversión y cooperación regional, América Latina comienza a trazar una nueva hoja de ruta para su sistema de transporte. Una hoja de ruta en la que el tren no es un recuerdo, sino una vía hacia el futuro.