Ambiente Sustentable / Cambio Global

El iceberg más grande del mundo se fractura y alarma a la comunidad científica internacional

El coloso A-23A se desintegra frente a Georgia del Sur y amenaza ecosistemas del Atlántico Sur

El iceberg más grande del mundo se fractura y alarma a la comunidad científica internacional
martes 05 de agosto de 2025

Por Agroempresario.com 

Tras casi 40 años de deriva en las aguas del Atlántico Sur, el iceberg A-23A, considerado el más grande del mundo, comenzó a fragmentarse de manera acelerada frente a las Islas Georgias del Sur, al sureste de las Islas Malvinas. Esta desintegración, registrada por misiones satelitales de NASA, USNIC y ESA, no solo representa un desafío para la navegación, sino también una amenaza directa al equilibrio ecológico de uno de los santuarios marinos más importantes del hemisferio sur.

La fractura del A-23A, visible desde el espacio, simboliza una advertencia crítica sobre el impacto del cambio climático en la criosfera y el vínculo directo entre el deshielo polar y los ecosistemas oceánicos globales.

Un gigante en proceso de extinción

El iceberg A-23A se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner, en la Antártida. Durante casi tres décadas permaneció encallado en el mar de Weddell, pero en 2023 comenzó un desplazamiento hacia el norte, atravesando el temido Pasaje de Drake. A finales de 2024 encalló frente a Georgia del Sur, donde ahora inicia una desintegración sin precedentes.

El iceberg más grande del mundo se fractura y alarma a la comunidad científica internacional

Según informes del U.S. National Ice Center (USNIC), entre marzo y mayo de 2025 el A-23A perdió más de 360 kilómetros cuadrados de superficie, equivalente al tamaño de la isla de Mallorca. El desprendimiento de grandes fragmentos —como el A-23D y A-23E— y la proliferación de bloques menores, superiores a un kilómetro de largo, implican un riesgo concreto tanto para embarcaciones como para especies marinas.

Tecnología satelital y vigilancia internacional

La vigilancia del A-23A ha sido posible gracias al uso de tecnología satelital de última generación. Jan Lieser, del Bureau de Meteorología de Australia, destacó el papel clave de los satélites de radar, capaces de captar imágenes incluso en condiciones extremas como la noche polar o cielos nublados.

Britney Fajardo, analista del USNIC, confirmó la aparición de nuevos bloques a través del satélite Sentinel-1, de la Agencia Espacial Europea (ESA). A estas observaciones se suman las del British Antarctic Survey y el Instituto Alfred Wegener, que alertan sobre las consecuencias para la biodiversidad marina y la seguridad de navegación.

Ecosistemas vulnerables bajo amenaza

La descomposición del A-23A preocupa a los científicos por su efecto inmediato en la fauna de Georgia del Sur. Esta región alberga importantes colonias de pingüinos rey, focas, albatros y elefantes marinos, especies que podrían ver alterados sus patrones migratorios y de alimentación por los desplazamientos del iceberg.

La liberación masiva de agua dulce también afecta la salinidad y temperatura del océano, lo que puede modificar la proliferación de fitoplancton, base de la cadena alimentaria en los polos. Según el British Antarctic Survey, “cambios abruptos en estos parámetros podrían comprometer ciclos biológicos esenciales”. Por su parte, el Instituto Alfred Wegener advirtió que los “cinturones de escombros helados”, si bien pueden aportar nutrientes, también generan incertidumbre respecto a sus efectos de largo plazo.

Lecciones del pasado reciente

El caso del A-23A recuerda lo ocurrido con el iceberg A-68 en 2020, cuando su cercanía a Georgia del Sur provocó un estado de alerta internacional. En ese entonces, su desintegración temprana mitigó el impacto ecológico. Sin embargo, el A-23A ha mostrado una resistencia notable, lo que podría traducirse en efectos más duraderos y difíciles de controlar.

El iceberg más grande del mundo se fractura y alarma a la comunidad científica internacional

El National Snow and Ice Data Center (NSIDC) resalta que la frecuencia de formación y desplazamiento de icebergs gigantes está creciendo a medida que aumentan las temperaturas globales. La NASA coincide, y advierte que estos bloques de hielo, al llegar a latitudes septentrionales, enfrentan aguas más cálidas y oleajes más violentos, factores que aceleran su deterioro.

Una advertencia global

La situación del A-23A pone de manifiesto la fragilidad de los sistemas polares y el vínculo estrecho entre el deshielo antártico y el clima global. El derretimiento de grandes masas de hielo no solo altera el paisaje marino, sino que también modifica las corrientes oceánicas y pone en riesgo la biodiversidad a escala planetaria.

Mientras las autoridades científicas continúan monitoreando la evolución del A-23A, el destino de este gigante helado se convierte en un llamado de atención urgente sobre las consecuencias del cambio climático. La fragmentación del iceberg más grande del mundo no es un evento aislado, sino parte de una tendencia creciente que afecta al equilibrio ecológico global y demanda respuestas coordinadas desde la ciencia, la política y la sociedad.

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