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Por Agroempresario.com
Entre bardas rojizas, estepas infinitas y un arroyo que atraviesa su valle, se encuentra Comallo, un pequeño pueblo de Río Negro que conserva la esencia más auténtica de la Patagonia. Situado a 120 kilómetros al este de San Carlos de Bariloche, sobre la Ruta Nacional 23, Comallo es estación del Tren Patagónico y un lugar donde el paisaje y la calidez de sus habitantes se combinan para ofrecer una experiencia única.
El pueblo nació a orillas del arroyo Comallo, que abastece tanto a la localidad como a los campos circundantes. Al atravesar el pueblo, el arroyo forma un valle encajonado rodeado de bardas altas y rojizas que brindan postales inolvidables. A solo 500 metros de la zona urbana, se encuentran seis espacios acondicionados para disfrutar de un picnic o un asado en familia, con fogones y mesas protegidas del viento, accesibles caminando, en bicicleta o en vehículo. Estos rincones naturales son especialmente valorados por los vecinos y visitantes que buscan tranquilidad en medio de la estepa.
Entre los atractivos naturales más destacados de Comallo se encuentra el Cerro de la Cruz, una elevación rojiza que enmarca el valle y refleja los efectos de procesos erosivos milenarios. Este entorno invita a los visitantes a caminar, detenerse y escuchar el agua correr, sumergiéndose en la serenidad de la estepa rionegrina. Las tonalidades rojizas de las bardas al atardecer y el sonido constante del arroyo crean un escenario que combina belleza y calma, ideal para los amantes de la naturaleza y la fotografía.
Comallo no solo destaca por su naturaleza; su identidad también se refleja en la cordialidad de sus habitantes. Desde su fundación, el pueblo se caracterizó por la convivencia tranquila y el trato amigable hacia los visitantes, valores que se celebran anualmente en la Fiesta Provincial de la Cordialidad. Esta festividad rescata tradiciones populares como la destreza criolla, la música y la danza, consolidando la identidad cultural de la localidad.
En los últimos años, Comallo se ha convertido en un destino ideal para quienes recorren la Ruta 23, ya sea de paso hacia la cordillera o como destino principal. Los pobladores, orgullosos de su tierra, mantienen vivas costumbres que se reflejan en cada encuentro, desde compartir un mate hasta recibir a los visitantes con hospitalidad genuina.
En medio de la inmensidad de la estepa, Comallo emerge como un oasis de tranquilidad y cordialidad. Sus paisajes naturales, su historia y la calidez de su gente convierten a este pueblo de Río Negro en un destino que sorprende y enamora, ofreciendo experiencias que permanecen en la memoria de quienes lo visitan.
