Tapones sustentables: un avance amigable que gana terreno en las bodegas argentinas

Ante un mundo que cada vez tiene más conciencia ambiental y demanda productos amigables, la industria vitivinícola avanza con tapones de origen de caña de azúcar

Tapones sustentables: un avance amigable que gana terreno en las bodegas argentinas
miércoles 08 de abril de 2020
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os consumidores cada vez tienen mayor conciencia sobre el medioambiente, algo que atraviesa a prácticamente todas las industrias, incluyendo a la vitivinícola.

El hecho de que cada vez sean más los productos elaborados a partir de prácticas agroecológicas, pone de manifiesto que hay más consumidores que están pendientes de un concepto clave que ha cambiado el paradigma: la sustentabilidad. Y en el rubro vitivinícola dicho concepto no solo se refiere al vino, sino que también está vinculado con los insumos fundamentales, como las botellas o los tapones.

En este sentido, empresas con presencia mundial como Vinventions vienen pisando fuerte a la hora de ofrecer alternativas que sean amigables con el medioambiente y que, al mismo tiempo, garanticen todas las variables que hacen a la conservación y guarda de un vino.

Según Andrés Belinsky, CEO de Vinventions Sudamérica, la empresa viene en crecimiento y este año apuntan a alcanzar los 290 millones de tapones comercializados en nuestro país, convirtiéndose en uno de los líderes del sector.

Actualmente, la compañía abastece a más de 200 bodegas en la Argentina, aproximadamente 20 en Chile y otras tantas en Uruguay, Bolivia y Perú. Trabajan con bodegas de todos los tamaños, desde las más grandes hasta bodegas boutique, que hacen vinos de alta gama y pequeñas partidas.

Lo interesante es que, dentro de su portfolio, cada vez viene ganando más peso la línea Green Line, de Nomacorc, la marca con mayor trayectoria dentro de Vinventions. Se trata de tapones derivados de la caña de azúcar, lo que los convierte en una alternativa sustentable y amigable con el medioambiente. Con ellos, la compañía ya cierra vinos orgánicos de más de diez bodegas en la Argentina.

“Los consumidores del futuro son aquellos preocupados por toda la cadena de creación de un producto: ¿cómo se hace?, ¿de dónde viene?, ¿quién lo crea?, ¿qué materia prima utiliza?, ¿utiliza materiales reciclables? El consumo a nivel masivo imposibilita estas variables, pero los nuevos consumidores tienden a querer conocer la trazabilidad del producto y su impacto en el medio ambiente. En este sentido, estamos convencidos de que Nomacorc Green Line tiene mucho terreno por delante para seguir creciendo y ser valorada tanto por bodegas como por consumidores de vino”, explica Belinsky.

 

El rol de los consumidores

Belinsky asegura que “sobre todo en Europa, le dan gran importancia al desafío de la sustentabilidad. Cada vez más cadenas comerciales de vino fijan imposiciones estrictas para controlar los insumos, el packaging, etc. Esto se debe a que los consumidores del futuro son los jóvenes que hoy están realizando huelgas por el cambio climático”.

Asimismo, señala que “el panorama de los consumidores millennials y centennials pone el tema de la sustentabilidad en la agenda de crecimiento de cualquier empresa moderna. Europa, al tener mayor desarrollo en políticas gubernamentales con relación al cuidado del medio ambiente, marca el camino para el resto de los mercados”. En la Argentina, según Belinsky, la sustentabilidad también tiene un valor creciente, aunque a pasos más lentos que en países que lo tienen como prioridad en la agenda política y económica.

 

Productos innovadores

Respecto de cómo funcionan los tapones de polietileno coextruidos –un sistema patentado por Nomacorc– en comparación con los inyectados, Belinsky señala que hay grandes diferencias. “Los coextruidos, que producimos nosotros, se componen del alma del tapón que sale por la extrusora principal y la piel que se adhiere al cuerpo proveniente de la extrusora secundaria. El alma es una espuma con cierta densidad que no se modifica en el tiempo y la piel es flexible para adecuarse al cuello de la botella. Son básicamente dos materiales que juntos trabajan adecuadamente para conservar correctamente el vino, logran una transferencia de oxígeno constante y conocida, es de fácil extracción y reinserción”, detalla. Los inyectados, en cambio, se fabrican en una rueda con moldes y constan de un solo material.

“El creador de Nomacorc, Marc Noël, es un empresario que venía de otro rubro y, siendo amante del vino, buscó diseñar un tapón que eliminara las fallas como primer objetivo. Una vez que se logró ese objetivo, se persiguió el fin de cuidar y conocer los impactos del ingreso de oxígeno en el vino. Nuestro equipo de Investigación y Desarrollo, ubicado en Nimes (Francia), está compuesto por enólogos y doctorados en Química que estudian de modo riguroso el oxígeno y su comportamiento con el vino. Finalmente, el objetivo de la sustentabilidad se fijó para agregar mayor valor a nuestros clientes y, además, ser responsables con el medio ambiente”, relata Belinsky.

El portfolio de Nomacorc Green Line presenta cuatro productos: Smart, Classic, Select y Reserva. Smart es ideal para vinos jóvenes y frescos, que se van a consumir dentro de los tres años; Classic, en tanto, garantiza una micro-oxigenación idónea para vinos que se van a consumir dentro de los cinco años; Select, a su vez, tapa vinos de media y alta gama, los cuales pueden ser guardados hasta 15 años; y, finalmente, Reserva cierra vinos de gama premium y garantiza una crianza de hasta 25 años.

Por otra parte, sobre qué tipo de vinos se están tapando hoy a nivel global, Belinsky comenta que en mercados de Europa y Estados Unidos “la transición a tapones alternativos ya llegó para quedarse”.

“Tapamos vinos de pequeños productores, de chateaux reconocidos, así como de productores de gran volumen. Los vinos cerrados por Nomacorc Green Line alcanzan las gamas de 60 a 90 euros, por ejemplo. En la Argentina, la transición es lenta pero segura. Actualmente, tapamos vinos de hasta US$40”, afirma.

 

Huella de carbono

Belinsky señala que el mayor cambio en la compañía fue la provisión de materia prima vegetal. “Fue clave para realizar un viraje exponencial en cuanto al impacto del medio ambiente y el valor agregado que tiene para nuestros consumidores del producto”, indica.

“Todas las plantas del mundo se abastecen de nuestro proveedor Braskem, líder en la producción de biopolímeros. Al abastecernos de materia prima vegetal, en lugar de fósil, la medición de huella de carbono está cada vez más cercana a ser neutral. Actualmente, dos de los cuatro productos del porftolio de cierres tiene cero huella de carbono y, a nivel global, ya estamos trabajando para que todo el portfolio tenga esta misma característica. Estamos convencidos de que la sustentabilidad es el camino y estamos yendo en esa dirección”, explica.

“Si bien el foco del negocio es producir cierres de vino de alta calidad que garanticen el cuidado del producto a través de un diseño cuidado y una consistencia que permita que todos los vinos evolucionen de manera estable, estos dos pilares se apoyan en la sustentabilidad como principio rector de todos los desarrollos de productos”, finaliza.

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