El Presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, celebró este miércoles el repunte del precio internacional de la soja registrado en el mercado de Chicago, que alcanzó su nivel más alto en 15 meses. Sin embargo, advirtió que los valores actuales, superiores a los 410 dólares por tonelada, todavía están lejos del máximo histórico de 650 dólares alcanzado en 2012, y remarcó que las retenciones del 26% continúan siendo una traba para el crecimiento del sector en la Argentina.
“El mercado venía de una fuerte caída, con precios muy bajos. La soja se movía en torno a los 350 dólares por tonelada, y hoy vemos valores superiores a los 410 dólares, con posiciones futuras en torno a los 420 dólares. Es una señal de estímulo para el productor, que puede animarse a sembrar más, invertir en tecnología y buscar mayores rendimientos”, explicó Idígoras en diálogo con Infobae.
De acuerdo con el dirigente empresario, la mejora de los precios beneficia no solo a los productores agrícolas sino también al complejo exportador argentino. “A diferencia de Estados Unidos, nuestro país industrializa más la soja y exporta principalmente harina y aceite, productos cuyo valor también subió. La harina es, de hecho, la principal fuente de ingreso del complejo sojero argentino, por lo que esta mejora es una noticia positiva”, indicó.
Según Idígoras, la recuperación de los precios en el mercado de Chicago responde en gran medida a factores geopolíticos. En particular, destacó el impacto del acuerdo preliminar entre los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Donald Trump, que contempla una reanudación de las compras chinas de poroto de soja estadounidense.
“Esto genera un impulso para todos, incluso para el productor argentino, que sigue afrontando una retención del 26% en los derechos de exportación”, señaló el titular de Ciara-CEC.
El dirigente, sin embargo, puso en perspectiva el alcance de esta mejora. “Estamos lejos de los valores récord de 650 dólares por tonelada que vimos en 2012. En ese entonces, Brasil aún no era un gran exportador. Hoy es el principal productor mundial, con 200 millones de toneladas frente a un consumo global de 120 millones. Es un actor que tiende a planchar los precios”, explicó.
Aun así, sostuvo que la tendencia actual es favorable: “Esperamos que se mantenga en los próximos meses, porque sabemos lo importante que es para la economía argentina”.

Idígoras volvió a insistir en la necesidad de revisar las retenciones a las exportaciones agrícolas, que —según su análisis— no solo limitan la competitividad del país, sino que tampoco cumplen la función fiscal que se les atribuye.
“Junto con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario realizamos numerosos estudios y los presentamos a distintos gobiernos. En ellos demostramos que el argumento del déficit fiscal es engañoso. La recuperación del sector agrícola es tan rápida y tan fuerte que no implica pérdida fiscal, sino un cambio en la composición de los ingresos: se reemplaza un impuesto distorsivo como las retenciones por otros tributos, como Ganancias”, argumentó.
En esa línea, estimó que la eliminación de las retenciones podría impulsar un crecimiento significativo en la producción de soja, que lleva más de 15 años estancada. “Si se eliminaran las retenciones, la producción de soja podría crecer de las actuales 50 millones de toneladas a 75 millones. Eso significaría inyectar unos 10.000 millones de dólares adicionales en la economía. Si sumamos el impacto en maíz, trigo y girasol, el incremento total podría alcanzar 15.000 millones de dólares anuales, generando más empleo y desarrollo para todo el país”, afirmó Idígoras.
No todos los analistas comparten el optimismo de Idígoras respecto del impacto inmediato de la suba de precios internacionales en el mercado argentino. Desde la consultora Wise Capital, explicaron que el efecto local podría ser “limitado o incluso neutral”, ya que el repunte de los precios está más relacionado con la dinámica comercial entre China y Estados Unidos que con una reactivación global del comercio agrícola.
“El impacto sería limitado o incluso favorable, dado que una reactivación del comercio agrícola global podría sostener los precios internacionales. El anuncio se conoció tras la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping, donde el presidente norteamericano celebró en redes sociales que China volverá a comprar soja, sorgo y otros productos agrícolas a su país”, indicaron desde la consultora.
Por su parte, el consultor agropecuario Javier Preciado Patiño analizó que la suba en Chicago no necesariamente se replica en el mercado local. “Si tomo el último mes, la soja en Chicago pasó de 376 a 411 dólares la tonelada, pero en nuestro mercado de futuros, A3, pasó de 343 a 335 dólares. Es decir, Chicago no necesariamente va a ser copiado por el mercado local, ya que puede estar reflejando una situación más vinculada al mercado estadounidense, que al mercado global”, explicó.
A pesar de ello, Preciado Patiño consideró que el aumento en los precios estadounidenses podría mejorar la competitividad de la industria argentina. “El hecho de que la soja estadounidense suba puede mejorarnos la competitividad en el mercado de los subproductos, porque se les encarece a ellos. Además, con China volviendo al mercado estadounidense a proveerse, libera materia prima para la industria local, que, si puede captar el aumento de la harina de soja, va a darle dinamismo al mercado”, agregó.
En un contexto económico desafiante, el repunte del precio de la soja representa una buena noticia para el ingreso de divisas y para la balanza comercial argentina, dado que el complejo oleaginoso sigue siendo el principal generador de exportaciones del país. Sin embargo, los especialistas advierten que la presión impositiva, la volatilidad del tipo de cambio y la competencia internacional siguen condicionando las perspectivas de crecimiento.
Idígoras insistió en que la Argentina tiene la capacidad de volver a crecer si se generan las condiciones adecuadas. “El potencial del agro argentino está intacto. Con reglas claras y previsibilidad, podríamos no solo aumentar la producción sino también agregar más valor a nuestras exportaciones. El país necesita ese impulso para recuperar la competitividad y las divisas que tanto hacen falta”, concluyó.