Taiwán intensificó su agenda climática global al presentar su nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC 3.0), con metas claras de reducción de emisiones y una estrategia integral de transición energética. La iniciativa, anunciada en 2025, refuerza la voluntad del país de alinearse con los objetivos del Acuerdo de París, pese a no ser miembro oficial de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En este contexto, el gobierno instó a la comunidad internacional a permitir su participación en la COP30, que se realizará en noviembre en Belém, Brasil, bajo el lema del “Mutirão Global”, una convocatoria a la acción colectiva frente a la crisis climática.
El anuncio llega tras un año marcado por fenómenos climáticos extremos: en el verano de 2025, el sur y el este de Taiwán fueron azotados por tifones y lluvias torrenciales que provocaron severas inundaciones y afectaron la infraestructura y la producción regional. Estos eventos aceleraron las políticas internas para mitigar el impacto del cambio climático y consolidar una transición justa hacia una economía baja en carbono.
El presidente Lai Ching-te, que asumió el cargo en 2024, lanzó el Proyecto Nacional de Esperanza, un programa marco que define la visión política del país hacia el crecimiento verde y la neutralidad de carbono en 2050. En línea con esa meta, se establecieron cinco estrategias clave:
Desarrollar una estrategia de energía verde inteligente.
Impulsar una transformación dual de industria digital y sostenible.
Promover estilos de vida con cero emisiones netas.
Reforzar el liderazgo gubernamental en la transición energética.
Garantizar una transición justa que no deje a nadie atrás.
En junio de 2024, se creó el Comité Nacional sobre el Cambio Climático, bajo la órbita de la Oficina Presidencial, con el objetivo de coordinar esfuerzos entre gobierno, academia e industria. Como resultado, se fijaron nuevos objetivos de reducción de emisiones: entre un 26% y 30% para 2030, y entre 36% y 40% para 2035, en comparación con los niveles de referencia.

La Ley de Respuesta al Cambio Climático, aprobada en 2023, formaliza el compromiso de alcanzar cero emisiones netas para 2050. Este marco jurídico impulsa la transparencia y la rendición de cuentas a través de informes periódicos de inventario de gases de efecto invernadero y reportes de transparencia bienales.
La NDC 3.0, presentada este año, fue elaborada con una amplia participación ciudadana. En el proceso se realizaron consultas con organizaciones no gubernamentales, comunidades indígenas, estudiantes universitarios y expertos en derechos humanos, igualdad de género y tecnología. Según el Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible, este enfoque colaborativo asegura que la estrategia refleje las diversas perspectivas de la sociedad taiwanesa y consolide un modelo inclusivo de acción climática.
Las diez dimensiones estructurales de la NDC 3.0 incluyen: energía verde, transformación industrial, financiamiento sostenible, fijación de precios del carbono, justicia climática, cooperación internacional, adaptación al cambio climático y protección de derechos humanos. Cada eje cuenta con acciones concretas y medibles, respaldadas por un sistema de seguimiento público.
Taiwán avanza con su Plan de Acción Integral para la Reducción de Carbono, que articula 20 medidas emblemáticas. Entre ellas se destacan el desarrollo de energía solar y eólica marina, la exploración de fuentes geotérmicas, la expansión del almacenamiento energético, el impulso a los combustibles de hidrógeno y la promoción de edificios de emisiones casi nulas.
El país también trabaja en la descarbonización del transporte mediante la electrificación de vehículos comerciales y el uso de combustible de aviación sostenible, mientras fomenta una agricultura resiliente y baja en carbono. Para complementar estas medidas, se promueven mecanismos de innovación institucional basados en seis pilares: innovación tecnológica, apoyo financiero, fijación de precios del carbono, adaptación normativa, capacitación de fuerza laboral verde y participación comunitaria.
En 2025, Taiwán implementó oficialmente su sistema nacional de tarificación del carbono, con un precio inicial de aproximadamente 10 dólares estadounidenses por tonelada métrica de CO2 equivalente. Este esquema combina incentivos económicos y regulaciones que buscan reducir las emisiones industriales en 37 millones de toneladas métricas para 2030.
El nuevo modelo incluye fondos específicos y tarifas preferenciales para los sectores más vulnerables a la fuga de carbono, con el fin de mantener la competitividad y la equidad en la transición. A mediano plazo, el gobierno planea establecer un sistema de comercio de emisiones, inspirado en las mejores prácticas internacionales, que permita la integración gradual con los mercados globales de carbono.
De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente, el doble esquema de tarificación y comercio permitirá a Taiwán consolidar su rol como actor clave en las cadenas de suministro regionales y contribuir de manera sustantiva a la reducción global de emisiones.
En paralelo, Taiwán desarrolla políticas activas de adaptación al cambio climático. El Plan Nacional de Adaptación tiene un ciclo de revisión de cuatro años y aborda siete áreas prioritarias: infraestructura crítica, recursos hídricos, uso del suelo, costas y océanos, energía e industria, agricultura y biodiversidad, y salud pública.
En 2025, los gobiernos locales y organizaciones sociales formaron la Alianza para la Estrategia de Adaptación a Altas Temperaturas, que trabaja para enfrentar los impactos del calor extremo mediante medidas preventivas y redes de asistencia. Estas iniciativas refuerzan la capacidad de respuesta de las comunidades y la cooperación entre los sectores público y privado.
Con la mirada puesta en la COP30, que se celebrará este noviembre en Belém, Brasil, Taiwán aspira a participar activamente del “Mutirão Global”, el esfuerzo colectivo convocado por la ONU para acelerar la acción climática. Pese a su exclusión formal del sistema de la CMNUCC, el país mantiene una posición alineada con los estándares internacionales y busca contribuir a la plena implementación del Acuerdo de París.
“El cambio climático no conoce fronteras. Taiwán está listo para colaborar con todos los países en la construcción de un futuro sostenible y de cero emisiones netas”, señalaron fuentes oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado reciente.
La presentación de la NDC 3.0 y del primer Informe Bienal de Transparencia consolida a Taiwán como un actor proactivo en la gobernanza ambiental global. En un contexto donde los fenómenos extremos y las crisis de suministro energético desafían la estabilidad mundial, el país insular busca posicionarse como referente de innovación, resiliencia y cooperación internacional en la nueva era de acción climática, según destacó Infobae en un reciente análisis sobre la estrategia climática taiwanesa.