n equipo de científicos de la Universidad Nacional de La Plata realiza una investigación para combatir sin insecticidas a una de las plagas más peligrosas que afecta a los cultivos de tomate del cinturón hortícola de La Plata.
Según difundió en un comunicado oficial, las investigaciones dejan en claro que una pequeña avispa que habita la región puede transformarse en “un gran aliado de los productores, ayudando a erradicar a la polilla del tomate, un agente parásito de enorme poder destructivo en este tipo de plantaciones”.
El proyecto se desarrolla en los laboratorios del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), dependiente de la UNLP y del CONICET, donde los investigadores trabajan para eliminar a la Tuta absoluta a través de mecanismos de control biológico, es decir, utilizando organismos -insectos, hongos, o bacterias- que comen o enferman a especies que se convierten en plaga.
“La gran ventaja de este tipo de métodos de control radica en la posibilidad de prescindir totalmente del uso de productos químicos que pueden, a corto, mediano o largo plazo, afectar la salud humana y el ambiente. Actualmente, a esta plaga del tomate se la combate, casi exclusivamente, utilizando plaguicidas neurotóxicos y reguladores del crecimiento”, explicó la UNLP.
En ese sentido, la investigadora María Gabriela Luna explicó que se encuentran estudiando a pequeñas avispas o chinches que parasitan o se comen los huevos o larvas de la polilla del tomate. “Esta plaga es difícil de controlar con medios convencionales por su hábito minador, ya que se alimenta dentro de las hojas, los frutos y los tallos“, dijo.
La Universidad recordó que la Tuta absoluta “es un lepidóptero cuya larva ataca las hojas, tallos y frutos, donde cava galerías” y sostuvo que “su poder destructivo puede ser letal y de consecuencias económicas dramáticas, llegando a producir hasta un 90% de pérdida de la producción anual de tomate en la Argentina”. Asimismo, indicó que “es de origen sudamericano, y en la última década invadió Europa, África y se encuentra en expansión hacia el continente asiático”.
El trabajo se realiza con un experimento a escala de invernáculo, en colaboración con personal de la Estación Experimental Integrada Gorina, dependiente del Ministerio de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires y del INTA: allí prueban la efectividad de una pequeña avispa parásita de larvas de Tuta absoluta. Con el nombre científico de Pseudapanteles dignus, su poder como como agente de control biológico aparece como una alternativa eficaz para aplicar en el cinturón hortícola de la región.
“Las hembras depositan sus huevos en las larvas de la polilla del tomate que, inmediatamente, se transforma en un organismo hospedador de la larva de la avispa. Esta última, como huésped parásito, se alimentará de la larva de la polilla produciendo inevitablemente su muerte y evitando, consecuentemente, el nacimiento del individuo adulto”, describió el estudio.
Y aseguró que las avispas pueden ser criadas masivamente y “soltadas o liberadas” en invernáculos para que puedan controlar las poblaciones de la plaga. En ensayos de laboratorio, se registró una alta eficiencia de la avispa para atacar larvas de la plaga naturalmente en los cultivos.
El experimento consiste en criar avispas en bioterios del CEPAVE y luego “liberarlas” en jaulas que contienen unas 18 plantas cada una, infestadas con la plaga. Luego se monitorea a lo largo de 2 generaciones de la polilla, lo que equivale a unos dos meses, y se mide la reducción poblacional del daño al cultivo.
Los resultados que se esperan obtener indicarían la factibilidad de manipular a este agente de control biológico y en etapas posteriores del proyecto se prevé el desarrollo de protocolos de cría de la avispa a escala masiva y la transferencia de esta biotecnología al sector productivo.
El objetivo último del proyecto es “aprovechar los propios recursos naturales que ofrecen los agroecosistemas hortícolas argentinos, en este caso insectos entomófagos, para controlar las plagas y producir alimentos saludables, libres de agroquímicos”, dijo la Universidad.
Y concluyó que en el caso del cinturón hortícola platense, la implementación de este control biológico “impactará fuertemente en los agricultores ya que evita el uso de químicos y su consecuente impacto ambiental, disminuye el costo económico y el peligro de intoxicación por parte de los quinteros“.
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