Productores de cereza advierten un “escenario de competencia imposible” por el ingreso anticipado de fruta chilena

El sector denuncia que la llegada récord de cereza chilena en noviembre desplaza la producción local y profundiza brechas de costos que afectan su competitividad

Productores de cereza advierten un “escenario de competencia imposible” por el ingreso anticipado de fruta chilena
viernes 21 de noviembre de 2025

El ingreso anticipado y masivo de cereza chilena al mercado argentino generó preocupación entre los productores locales, que afirman quedar “fuera de competencia” debido a la brecha creciente entre sus costos internos y los del país vecino. El diagnóstico fue planteado por Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI), en declaraciones reproducidas por Más Producción, donde advirtió que la llegada de fruta trasandina en noviembre, y a granel, presiona los precios a la baja y altera la dinámica habitual del mercado.

Según el directivo, la magnitud de la oferta chilena este año no tiene precedentes. “Está entrando a granel y eso empuja los precios a la baja. Con esas condiciones, y al mermar los precios, nos va dejando fuera de competencia”, señaló Caminiti a Más Producción. La novedad no solo afecta al mercado local: Chile también adelantó envíos hacia Estados Unidos y Europa, donde concentra buena parte de su demanda internacional y despliega una estructura logística y productiva ampliamente más competitiva.

La comparación entre ambos países evidencia la diferencia estructural. Argentina produce alrededor de 14.000 toneladas de cerezas al año, de las cuales el 50% se destina al mercado interno. Chile, en contraste, opera con un volumen cercano a las 625.000 toneladas, lo que le otorga una escala difícil de equiparar y una capacidad de colocar fruta en distintos mercados sin presión sobre su precio de referencia. Este desfase agrava la vulnerabilidad argentina, cuyo abastecimiento local compite directamente con fruta importada que ingresa de manera anticipada.

Productores de cereza advierten un “escenario de competencia imposible” por el ingreso anticipado de fruta chilena

Costos internos y tarifas: el núcleo del problema

Para el sector argentino, el principal obstáculo no es la competencia internacional sino los costos internos, especialmente los energéticos. En la entrevista citada por Mas Producción, Caminiti remarcó que los productores elevaron una nota al ministro de Economía, Producción e Industria de Neuquén, Juan Luis Koenig, donde detallaron que entre abril de 2024 y abril de 2025 el costo de la energía aumentó más del 300%. La suba impacta de lleno en los frigoríficos, esenciales para la poscosecha y la conservación del producto.

“Tenemos las hidroeléctricas acá y la empresa de energía es del Estado, pero tenemos las tarifas más caras del país para el usuario industrial”, sostuvo Caminiti. La crítica también se extendió al Gobierno nacional, a quien el sector pidió reducir el IVA del 21% al 10,5% sobre las tarifas eléctricas destinadas a la industria. Según el ejecutivo, la medida podría implementarse por decisión administrativa, sin necesidad de pasar por el Congreso.

El reclamo incorpora además la devolución del IVA exportador, un mecanismo que según el sector demora hasta un año, afectando la liquidez y la posibilidad de invertir en mejoras de competitividad. “No puede ser que sea un trámite burocrático que se tarde un año o más en poder percibir la devolución”, expresó el dirigente a Más Producción.

Mercado interno en tensión y riesgo para la producción nacional

El ingreso de cereza chilena en noviembre implica un cambio profundo en el mercado argentino. Históricamente, la fruta trasandina comenzaba a llegar recién en diciembre, cuando ya había oferta doméstica en góndolas. Este año, sin embargo, el adelantamiento desplaza la producción local incluso antes del inicio formal de la cosecha argentina.

Los antecedentes recientes preocupan al sector. Según datos citados por Caminiti, en enero y febrero de este año se triplicó la importación de cerezas respecto al promedio de los últimos cinco años. Esa tendencia debilitó la capacidad de colocación de la fruta local, forzó a bajar precios y dejó a productores con dificultades para comercializar parte de su cosecha. “No solo se cayeron los precios, sino que directamente costó ubicar la fruta”, dijo el directivo a Más Producción.

Productores de cereza advierten un “escenario de competencia imposible” por el ingreso anticipado de fruta chilena

El fenómeno también condiciona el comportamiento del consumidor. Si bien la caída del precio de la cereza importada amplía el acceso a un producto históricamente caro para el público argentino, los productores advierten que ese beneficio se sostiene sobre la pérdida de competitividad local. “Seguramente se incorporarán más consumidores, pero del lado del productor el ingreso de cereza chilena implica que no podemos competir por los costos argentinos”, afirmó Caminiti.

El ejecutivo también señaló que la estructura laboral y la carga impositiva son elementos que profundizan la desventaja. “No digo que el trabajador tenga que ganar menos; estoy diciendo que el costo que significa el sistema laboral actual es alto. El tema impositivo es alto. El costo de la energía es alto”, planteó.

Exportaciones en caída: 17 años de retrocesos

El deterioro del sector no se limita al mercado interno. Datos del Comité de Frutas de Argentina indican que las exportaciones de fruta fresca pasaron de 960 millones de dólares anuales en 2008 a 560 millones en 2024. Aunque el complejo frutícola total incrementó su valor exportado, la participación de la fruta en fresco cayó del 80% al 24% en 17 años, una contracción de 400 millones de dólares.

Esa pérdida se tradujo en cierre de establecimientos y reducción del empleo. Aun así, el sector frutícola sostiene aproximadamente 150.000 puestos de trabajo, cifra similar a la de la industria automotriz, aunque concentrada en economías regionales y con alta proporción de empleo temporario. Aun con ese peso social, Caminiti reconoció a Mas Producción que el complejo frutícola “es casi invisible” para la agenda oficial, con políticas insuficientes para sostener o expandir la actividad.

La falta de renovación también es un síntoma del estancamiento. En el caso específico de la cereza, hace 15 años que no aumenta la superficie plantada en Argentina, un indicador de que las condiciones actuales no incentivan la inversión en un cultivo que requiere varios años para entrar en plena producción.

Un mapa productivo bajo presión

Mientras el mercado chileno profundiza una estrategia exportadora agresiva y eficiente, la producción local enfrenta un conjunto de desafíos que el sector considera urgentes. Las brechas de costos, la falta de infraestructura competitiva, las demoras fiscales y el retraso en la toma de decisiones gubernamentales conforman un cuadro complejo para la cereza argentina.

Los productores sostienen que, con políticas adecuadas, el impacto económico y social del sector podría multiplicarse. “Si tuviésemos políticas que acompañen al sector, el impacto sería sobremanera positivo”, resumió Caminiti.

Por ahora, la incertidumbre domina el inicio de la temporada, con una presión creciente sobre los precios y con la fruta chilena ocupando un espacio cada vez mayor en el mercado local.



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