La inteligencia artificial (IA) se consolidó como una de las principales herramientas para entender la evolución del consumo de carne en la Argentina y el mundo. Esto quedó claro durante el 4º Congreso Federal Ganadero del Rosgan, realizado en la Bolsa de Comercio de Rosario, donde productores, empresarios y referentes del sector analizaron cómo las nuevas tecnologías están cambiando los modos de investigar el mercado y comunicarse con los consumidores más jóvenes. En ese marco, el jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA, Adrián Bifaretti, explicó que la IA permite interpretar emociones, hábitos y tendencias con una precisión inédita, y brindó detalles sobre su aplicación en campañas y estudios de comportamiento.
Uno de los ejes más destacados de su presentación fue el contraste entre los métodos tradicionales del Instituto y las nuevas posibilidades que permite la digitalización. La organización lleva años trabajando con focus groups, monitores de consumo y relevamientos que superan los 15 mil precios por mes. Sin embargo, estas tareas ahora conviven con herramientas más dinámicas que permiten evaluar conversaciones digitales, interpretar emociones y anticipar movimientos del mercado. Según explicó Bifaretti a TN, estas tecnologías facilitan “pasar de estudios de mercado tradicionales a una comprensión mucho más profunda y dinámica del consumidor”.

En el panel dedicado al comportamiento del público, el referente del IPCVA señaló que uno de los cambios más significativos es la forma en que la IA ayuda a segmentar los mensajes. Según afirmó a TN, “podemos testear slogans, piezas gráficas o conceptos y obtener reportes más ricos que los que da un focus group tradicional”, un paso decisivo en un contexto donde la rapidez y la personalización se volvieron esenciales para llegar a los distintos grupos etarios.
Durante la exposición, Bifaretti sostuvo que los consumidores jóvenes —particularmente centennials y millennials— muestran patrones emocionales más intensos en torno a la alimentación, la cocina y la socialización digital. A diferencia de generaciones anteriores, sus decisiones están fuertemente influenciadas por plataformas audiovisuales, recomendaciones en redes e interacciones breves que refuerzan identidades y pertenencias.
Esto obliga a la carne argentina a repensar no solo su presencia mediática, sino también su narrativa: qué valores resalta, qué imágenes prioriza y cómo se posiciona frente a tendencias como las hamburgueserías premium, la cocina rápida o los rituales de encuentro alrededor del fuego. Para el especialista, perder de vista estos códigos implica resignar espacios frente a productos sustitutos o frente a otras propuestas gastronómicas que compiten por la atención de un público hiperconectado.
El uso de IA posibilita medir estas emociones en tiempo real y detectar contradicciones que muchas veces se ocultan en encuestas tradicionales. De acuerdo con lo que explicó Bifaretti a TN, estas herramientas permiten evaluar qué aspectos generan empatía, qué dudas persisten en la opinión pública y qué tipo de mensajes activan reacciones positivas. Este tipo de análisis contribuye a diseñar estrategias más afinadas y, a la vez, más eficientes en términos de inversión en comunicación.
Uno de los puntos que generó mayor interés en el auditorio fue la advertencia sobre el origen de los datos que alimentan los modelos de IA. Bifaretti remarcó que las respuestas no son universales: dependen del contexto cultural, los comportamientos locales y las referencias estéticas específicas de cada región.

Esto es especialmente relevante en el caso de la carne argentina, cuya identidad está asociada al asado, a la sociabilidad familiar y a tradiciones profundamente arraigadas en el país. Exportar o comunicar esos valores en otros mercados —como China, la Unión Europea o los países árabes— requiere calibrar la herramienta para que comprenda las sensibilidades y costumbres de cada público. De lo contrario, el resultado puede distorsionar el mensaje o perder eficacia.
La reflexión también se extiende a los desafíos actuales de la cadena bovina, que enfrenta una transición generacional en el consumo. Mientras los adultos mayores mantienen hábitos ligados a la nostalgia y a la cocina tradicional, los jóvenes reclaman productos más prácticos, recetas rápidas y contenido visual atractivo. En este escenario, la IA funciona como puente para detectar qué mantiene vigente a la carne en cada segmento y cómo reforzar esa conexión emocional sin perder autenticidad.
Aunque el foco del panel estuvo puesto en el marketing y el análisis de mercado, Bifaretti también destacó que la IA ya está comenzando a tener impacto en la producción. Señaló que diversos sistemas permiten anticipar variaciones sanitarias, sugerir dietas y mejorar la eficiencia en feedlots, siempre bajo la supervisión de profesionales veterinarios.
La tendencia apunta a una mayor integración de datos: desde el monitoreo nutricional hasta la evaluación del bienestar animal, pasando por herramientas que ayudarán a proyectar rendimientos o identificar anomalías en tiempo real. La incorporación de estas tecnologías podría acelerar la toma de decisiones y reducir costos operativos, aunque su implementación masiva aún depende de inversión y capacitación.
El contexto macroeconómico y los desafíos del país también forman parte del debate. La cadena ganadera busca ganar previsibilidad, mejorar la competitividad y capitalizar oportunidades de exportación. En este marco, conocer con precisión qué quiere el consumidor —argentino o internacional— y cómo se comporta frente a los cambios tecnológicos se vuelve clave para sostener el crecimiento del sector.
El 4º Congreso Federal Ganadero del Rosgan cerró con una sensación compartida: la transformación tecnológica en la cadena bovina ya no es un horizonte futuro, sino un proceso en curso que atraviesa todas las etapas, desde la genética hasta la góndola. La presencia de autoridades nacionales, referentes de la Bolsa de Comercio de Rosario y especialistas de distintos segmentos del negocio fortaleció la idea de que la competitividad del sector dependerá cada vez más de su capacidad para integrar innovación, datos y comunicación estratégica.
La carne argentina continúa siendo un símbolo cultural y un producto de alto valor económico. Sin embargo, en un mundo marcado por cambios acelerados y audiencias fragmentadas, su permanencia en la preferencia del consumidor exigirá estrategias más sofisticadas, narrativas renovadas y una lectura constante de los nuevos hábitos de consumo.
En ese camino, la inteligencia artificial aparece como una herramienta decisiva: no reemplaza la tradición, pero la complementa, la amplifica y facilita que la cadena ganadera dialogue con quienes definirán su futuro. Los productores, empresas y entidades del sector coinciden en que el desafío no es resistirse al cambio, sino capitalizarlo.