Por Agroempresario.com
Pablo Mac Clay, docente investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, ofreció un panorama detallado sobre la bioeconomía y el desafío de la adopción tecnológica en el sector agropecuario argentino, durante su exposición en III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Mac Clay explicó que su objetivo principal es conectar el concepto de bioeconomía con la actividad cotidiana de los productores rurales y definir qué rol les corresponde en la transición hacia un sistema productivo más sustentable.
Según el investigador, la bioeconomía no se limita únicamente a la producción primaria de alimentos o fibras, sino que “tiene que ver con la producción, uso y conservación de recursos naturales, utilizando ciencia y tecnología para generar nuevas aplicaciones para generar un sistema productivo sostenible”. En este sentido, destacó objetivos centrales como la reducción de emisiones, la optimización del uso del suelo, la generación de empleo local y la valorización de la biomasa. Mac Clay precisó que el desarrollo de estas prácticas puede fomentar un crecimiento regional equilibrado y fortalecer la economía local, al tiempo que permite aprovechar la materia prima de manera más eficiente y responsable.
El especialista identificó tres grandes trayectorias de transformación tecnológica en la bioeconomía. La primera incluye innovaciones con bajo requerimiento de biomasa, centradas en biotecnología avanzada, microbiología, bioinsumos, edición génica y producción más eficiente de biomasa. La segunda se basa en aplicaciones que requieren biomasa y cambios organizativos, como la valorización de residuos mediante biogás o la transformación de subproductos agropecuarios, lo que fomenta asociaciones horizontales entre productores para optimizar procesos y aumentar el valor agregado. Finalmente, la tercera trayectoria combina disponibilidad de biomasa y desarrollo tecnológico, e incluye biocombustibles de segunda generación, bioplásticos y otras aplicaciones que demandan tanto innovación como escalabilidad de recursos naturales.
Mac Clay enfatizó que el éxito de estas trayectorias depende en gran medida de la adopción tecnológica por parte de los productores y de su capacidad de adaptación. Citó datos del estudio de Encuesta de Necesidades del Productor Agropecuario, realizado por el Centro de Agronegocios y Alimentos, que relevó a más de 800 productores de la Pampa Húmeda, y representó más del 70% del área sojera del país. Los resultados muestran que los productores argentinos son, en promedio, más jóvenes y con mayor disposición al riesgo que sus pares internacionales, y que la adopción de tecnologías digitales y de precisión está en constante crecimiento. “Ya en el 2021, el 84% de los productores planteaba que la tecnología digital iba a cambiar su negocio o que estaba cambiando su modelo de negocio”, recordó Mac Clay, y resaltó la importancia de la innovación como motor de transformación en el sector.
El investigador explicó que la adopción tecnológica no es uniforme. Identificó un grupo minoritario de productores, denominados Early Adopters, que invierten simultáneamente en múltiples verticales tecnológicos, mientras que un segmento más amplio elige algunas tecnologías específicas, y otro 25% muestra resistencia o reticencia. En términos de áreas de inversión, Mac Clay destacó la importancia de la digitalización, agricultura de precisión, monitoreo satelital, uso de drones, riego por ambientes y manejo de biomasa, además de iniciativas de valor agregado mediante biocombustibles, biodigestores y transformación de subproductos de cosecha y desechos animales. La experiencia regional indica que, por ejemplo, Córdoba presenta una mayor tendencia a invertir en agregación de valor y transformación de biomasa, dado que refleja diferencias de enfoque según la zona productiva.
Asimismo, señaló que la adopción tecnológica es una respuesta tanto a la oferta de herramientas innovadoras como a las exigencias de sustentabilidad ambiental y eficiencia productiva. Mac Clay subrayó la necesidad de que los productores comprendan y se apropien de las nuevas tecnologías, con conocimiento técnico, gestión de recursos y planificación estratégica. En este contexto, la educación y la capacitación son fundamentales para asegurar que la bioeconomía no sea solo un concepto teórico, sino una práctica cotidiana que transforme la manera de producir en Argentina.
Finalmente, el especialista reflexionó sobre el rol central de los productores en la construcción de un agro sostenible. Destacó que la bioeconomía requiere de decisiones responsables y del compromiso de quienes trabajan la tierra para generar un impacto positivo en la economía y el ambiente. Mac Clay afirmó que producir de manera sustentable es un desafío que debemos asumir todos los días, como síntesis de la filosofía que guía su investigación y su labor docente.
El Centro de Agronegocios y Alimentos explora estas tendencias mediante nuevas olas de estudio, con el objetivo de comprender cómo la adopción tecnológica se integra en las estrategias productivas y cómo las innovaciones en bioeconomía pueden consolidar un crecimiento más equitativo y sostenible en Argentina. Mac Clay explicó: “Hay una tendencia claramente a la digitalización, el uso de datos, la incorporación de herramientas tecnológicas y herramientas digitales”. El desafío, concluyó, es lograr que la tecnología, la ciencia y la gestión se conviertan en herramientas accesibles y eficientes para todos los productores, para promover un modelo de desarrollo que combine eficiencia económica, sostenibilidad ambiental y valor agregado a la cadena agroindustrial.