El Gobierno nacional anunció la eliminación total de las retenciones para la exportación de aceites lubricantes y líquidos para motores, una medida que regirá desde la publicación del Decreto 811/2025 en el Boletín Oficial. La decisión, adoptada por el Poder Ejecutivo, entró en vigencia esta semana y establece una alícuota del 0% para un conjunto clave de derivados del petróleo que forman parte del circuito industrial y automotriz. El objetivo oficial es claro: bajar costos, mejorar la competitividad externa y potenciar las ventas internacionales de un segmento que ya tiene presencia consolidada en mercados de alto volumen y calidad regulatoria.
La disposición representa un cambio significativo en el esquema tributario que regía hasta el momento. Hasta esta modificación, los lubricantes estaban alcanzados por una alícuota del 8% en derechos de exportación. Con la firma del nuevo decreto, ese tributo queda sin efecto para productos derivados de aceites de petróleo o de mineral bituminoso, incluidos aquellos con un contenido igual o superior al 70% de estos componentes y preparaciones cuya base principal sean dichos aceites. La norma contempla excepciones: aceites con biodiesel y aceites residuales conservarán el esquema impositivo vigente, sin modificaciones.
Según cifras oficiales correspondientes al período enero-septiembre de 2025, 51 empresas argentinas exportaron más de U$S 64 millones, equivalentes a 54 millones de kilos en productos asociados a este segmento industrial. El destino principal continúa siendo el Mercosur, aunque el sector ha logrado expandirse a Estados Unidos, Europa y África, regiones con regulaciones estrictas y que suelen operar con altos estándares de calidad y trazabilidad. La baja impositiva busca reforzar ese posicionamiento y despejar obstáculos de costos que, hasta ahora, afectaban la capacidad de oferta y la rentabilidad exportadora.
El Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio Exterior plantean que la remoción de retenciones forma parte de una estrategia más amplia de estímulo a las exportaciones manufactureras, especialmente aquellas con valor agregado industrial. El Decreto 811/2025 se integra a una serie de decisiones previas, entre ellas el Decreto 305/2025 —que eliminó retenciones para casi el 90% de los bienes industriales— y que favoreció a sectores como agropartes, maquinaria, fundición, vidrio, autopartes, cosméticos y componentes de motores. Esa disposición alcanzó a más de 3.500 empresas, cerca del 40% del universo exportador industrial registrado en el país.
La continuidad del enfoque gubernamental apunta a un doble propósito económico: descomprimir la carga fiscal sobre la industria exportadora y mejorar la competitividad frente a mercados donde la Argentina compite con proveedores asiáticos, norteamericanos y europeos. Desde el Ejecutivo señalan que la reducción impositiva puede favorecer mayores márgenes operativos, propiciar un incremento del volumen exportado y alentar la reorientación de divisas hacia inversión productiva, ampliación de plantas y mejoras tecnológicas. El alivio directo en la estructura tributaria, explican fuentes oficiales, también busca reducir presiones de costos que, especialmente en cadenas petroleras y petroquímicas, tienen un impacto inmediato sobre el precio final y la capacidad de negociación con compradores externos.

En términos macroeconómicos, la apuesta gubernamental se encuadra en un año de especial presión para el sector industrial argentino, que intenta recuperar terreno después de ciclos de contracción y desaceleración exportadora. El petróleo y sus derivados, particularmente los lubricantes, forman parte de uno de los rubros donde la competitividad depende sensiblemente de la estructura tributaria y logística. Eliminar los derechos de exportación significa, en la práctica, un estímulo directo para que las empresas mejoren su oferta sin trasladar sobrecostos a los contratos internacionales. También representa un factor de previsibilidad en un contexto de volatilidad global y reacomodamiento de cadenas energéticas.
La medida fue recibida con expectativa en el sector, donde se prevé que la baja impositiva derive en mayor frecuencia de embarques y diversificación hacia mercados emergentes, especialmente africanos y del sudeste asiático. Consultoras comerciales señalan que el nuevo esquema puede favorecer el ingreso a países con regulaciones menos rígidas, permitiendo competir con productos de costo más bajo sin perder tracción en destinos tradicionales. Para el Gobierno, el desafío no solo será sostener la presencia argentina, sino también aumentar la escala exportadora sin deteriorar la capacidad interna de abastecimiento.
En lo inmediato, la modificación fiscal implica un compromiso con la agenda exportadora industrial, uno de los ejes que la administración nacional considera centrales para su estrategia de crecimiento económico. La eliminación de retenciones a lubricantes se inscribe en un marco mayor que incluye recuperación de sectores con valor agregado, incentivos a la producción manufacturera y búsqueda de superávit comercial mediante expansión de volúmenes exportados. El Ejecutivo sostiene que este enfoque busca generar un círculo virtuoso entre producción, empleo, inversión y disponibilidad de divisas.
Hacia adelante, el impacto se medirá no solo en términos de volumen exportado, sino también en la capacidad de la cadena de proveedores, laboratorios y plantas procesadoras para garantizar un flujo constante de producción. El segmento petrolero y petroquímico suele operar con ciclos largos de inversión, lo que requiere consistencia regulatoria y previsibilidad tributaria. El Gobierno apunta a sostener ese horizonte y a consolidar su discurso económico: menos presión fiscal, más incentivos externos y apertura de mercados. En una economía donde cada punto de competitividad cuenta, la eliminación de retenciones se presenta como una herramienta directa para ganar espacio en el comercio global.
La decisión, de confirmarse en sus proyecciones, podría repercutir también en la creación de empleo industrial vinculado a la cadena automotriz, logística, petroquímica y de envases. Aunque los efectos no serán inmediatos, actores del rubro señalan que la baja tributaria constituye un paso necesario para atraer nuevas inversiones y modernizar equipamiento. La Argentina enfrenta desafíos en materia de costos logísticos y capacidad portuaria, pero el alivio fiscal ofrece mejores condiciones para negociar contratos de mayor duración y volumen.
Con el Decreto 811/2025, el Ejecutivo busca enviar una señal hacia adentro y hacia afuera: la exportación es un eje estructural del crecimiento económico, y las cargas fiscales que la afectan directamente serán revisadas con prioridad. El segmento lubricante se suma así a un listado cada vez más amplio de manufacturas que operan sin retenciones, mientras el Gobierno profundiza su política de estímulos orientados a consolidar la competitividad externa. En un escenario internacional complejo y con crecientes exigencias ambientales y comerciales, la decisión —según indicó El Economista en un análisis reciente— se interpreta como una herramienta para fortalecer la inserción industrial argentina y ampliar el espectro de empresas con capacidad exportadora.