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Por Fernando Vilella | Denise Sol Mazzitello | Agroempresario.com
En el marco del Ciclo de Seminarios In-House “Argentina Agrega Valor en Origen”, Agroempresario.com organizó su Segunda Edición sobre “Bioenergías: ¿Estamos aprovechando el momento global?”, realizada el pasado 2 de diciembre y coordinada por Fernando Vilella, Director de Desarrollo de Agroempresario.com. Víctor Castro, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina de Biodiesel (CARBIO), expuso sobre el recorrido de la industria del biodiesel en Argentina, el impulso que tuvo para desarrollarse, cómo el país alcanzó el liderazgo global, las principales inversiones y que enfrenta el sector al perder relevancia estratégica, en un contexto marcado por cambios regulatorios, transición energética y nuevas exigencias ambientales.
Castro recordó el origen del sector con una mirada histórica y técnica. “La Cámara Argentina de Biocombustibles, se inició en el 2007", afirmó, para luego hacer referencia a que su desarrollo estuvo directamente vinculado con la bioeconomía y la necesidad de agregar valor a la cadena agroindustrial. Explicó que la Argentina contaba con una base sólida: “la industria de molienda de aceite en Argentina ya estaba desarrollada y era de las más competitivas del mundo”, lo que permitió una rápida integración del biodiesel a la cadena de valor de la soja.
Uno de los puntos clave fue el aprovechamiento de subproductos. Castro destacó que “derivados que al principio eran considerados un descarte hoy tienen nuevos usos y hoy en día se usan hasta para la fabricación de pasta de dientes”, en referencia al aprovechamiento de la glicerina.
En su intervención, Castro explicó la diferencia estructural entre la matriz fósil y la renovable. “Antes la glicerina venía de los fósiles de petróleo, ahora viene de aprovechar la fotosíntesis, el agua de lluvia y la luz del sol”, sostuvo, para graficar la transformación productiva. Somos líderes en glicerol calidad farmacopea en el mundo.
Remarcó que la Argentina no solo exporta biodiesel crudo, sino que también desarrolló capacidad de refinado: “se hicieron plantas de refinado, se exporta en crudo, pero también se exporta refinado”. A partir de ese proceso, surgieron industrias proveedoras de insumos que se instalaron en el país, profundizando el agregado de valor local.
Uno de los ejes más relevantes fue el rol del biodiesel como activo ambiental. Castro explicó que hoy las exportaciones a Europa no se definen solo por el precio o la calidad técnica, sino por el impacto climático.
Según sus palabras, “si no está por arriba de un umbral de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto al gasoil, no entra al mercado”. Y sintetizó: “lo que estamos vendiendo es un activo ambiental”.
Este concepto es central para entender la nueva competitividad: la eficiencia ambiental se convierte en una ventaja comercial. Castro indicó que cada vez más rubros productivos incorporan estos estándares y que “la matriz de eficiencia ambiental se está transformando en un valor cada vez más requerido por el mundo”.
En el plano internacional, el crecimiento ha sido sostenido. Castro afirmó: “en el mundo, el consumo de biodiesel en los últimos 10 o 12 años ha crecido al doble”.
Sin embargo, contrastó ese avance con la realidad local: “lamentablemente, por problemas de política, hemos bajado”. Señaló que este retroceso no solo afecta al sector energético, sino a toda la cadena agroindustrial, ya que el biodiesel tracciona el valor de la soja, del aceite y de sus derivados.
Recordó que cada tonelada de soja no es solo combustible: “cuando vendés un biodiesel, en realidad estás vendiendo grasa, pero de ese grano también sacás harina para alimentación animal, aceite para consumo humano y hasta insumos para lavarte los dientes”.
Castro comparó el camino de Argentina con otros líderes. Señaló que Brasil cambió su estrategia y hoy aplica una política de largo plazo: “Brasil cambió su política y tiene una ley de combustibles del futuro, no de biocombustibles, sino de combustibles del futuro”.
En Estados Unidos, explicó que se avanzó hacia nuevas generaciones de combustibles: “están reconvirtiendo plantas de petróleo y avanzando hacia biodiesel de nuevas generaciones, que también sirven para combustible de aviación sostenible”. En este punto, destacó la oportunidad estratégica del combustible sostenible de aviación (SAF), un mercado que tendrá una demanda creciente en los próximos años.
Por otro lado, Castro fue crítico con el marco local: “Argentina se quedó con un marco regulatorio que no fomenta la integración de nuevas tecnologías ni el desarrollo de la cadena”.
“Hoy el que importa biodiesel no puede tener cuota en el mercado interno, y el que tiene cuota interna no puede exportar”, detalló, lo que, según su análisis, frena la innovación y la competencia.
Además, puso el foco en el gasoil para explicar que Argentina sigue importando gasoil, hecho con mano de obra extranjera, y amortiza inversiones en el extranjero en lugar de desarrollar la capacidad local.
Castro introdujo una distinción técnica entre el mercado regulado y el mercado intervenido y sostuvo que cierta regulación es necesaria, por tratarse de un tema de interés nacional y ambiental. Pero advirtió: “cuando el mercado está excesivamente intervenido, se hace muy difícil para los funcionarios y para las empresas interpretar toda la realidad”, y ejemplificó que el esquema actual indica quién puede vender, a quién y a qué precio, lo que limita el desarrollo.
Según explicó, en el mundo “hay mandatos directos de cortes obligatorios y mandatos indirectos de cumplimiento de metas ambientales”, mientras que en Argentina esas señales son débiles o contradictorias. En el plano externo, Castro subrayó que los requisitos ambientales no deben transformarse en barreras paraarancelarias, y explicó que, aunque los estándares son legítimos, en algunos casos exceden lo técnico y se convierten en trabas comerciales.
Por otra parte, tomó un momento para destacar el rol de la Cancillería: “los funcionarios argentinos tienen un profesionalismo muy fuerte y hemos dado muchas batallas en Europa y en la Organización Mundial de Comercio”. Sin embargo, advirtió que la disputa central sigue vigente: “nosotros queremos exportar con trabajo en origen, y otros quieren importar y darle trabajo en destino”.
Uno de los argumentos a favor del biodiesel es su facilidad de adopción. El director ejecutivo remarcó: “no hay que cambiar los motores, no hay que cambiar las estaciones de servicio, toda la logística ya existe”.
Esta característica posiciona al biodiesel como una de las herramientas más eficientes para la transición energética, con inversiones relativamente menores frente a otras tecnologías. El dirigente explicó que el biodiesel no solo es una política energética, sino un motor de desarrollo federal. La actividad genera empleo directo e indirecto desde “la primera siembra hasta la última gota”, que dinamiza el transporte, la logística y la mano de obra local.
En el cierre, Castro planteó una visión de futuro. Argentina tiene condiciones productivas, industriales y ambientales para recuperar su liderazgo. Pero advirtió que sin cambios regulatorios, financiamiento e integración tecnológica, seguirá perdiendo oportunidades.
Concluyó que el país debe promover los biocombustibles tanto para el mercado interno como para la exportación, y aprovechar “una matriz productiva muy eficiente ambientalmente y un enorme potencial para agregar valor y generar trabajo argentino”.
