Sumar hierbas aromáticas al mate se consolidó como una práctica cada vez más extendida en hogares y huertas urbanas. Según información publicada por De Raíz, distintas especies pueden incorporarse a la cebada diaria para aportar frescura, mejorar la digestión y enriquecer el perfil sensorial de la infusión, sin necesidad de contar con grandes espacios de cultivo.
Además del sabor, estas plantas permiten una producción casera sencilla y de bajo mantenimiento, tanto en balcones como en patios y ventanas.
La menta se destaca por su rápido crecimiento y su capacidad de adaptarse a macetas. Mantiene follaje verde durante gran parte del año y es utilizada para mates más frescos. En consumos elevados puede generar molestias en personas con reflujo gástrico.
El cedrón es una de las hierbas más tradicionales para saborizar el mate. Necesita buena iluminación y climas templados. Sus hojas aportan un aroma cítrico característico y son elegidas para cebadas posteriores a las comidas.
Muy utilizado en la región del litoral, el burrito es reconocido por sus propiedades digestivas. Prefiere condiciones de semisombra y riegos moderados. Su sabor particular lo convierte en una alternativa menos habitual pero muy valorada en la infusión.
El poleo aporta un sabor más marcado y es elegido por quienes prefieren mates intensos. Requiere suelo suelto y buen espacio para desarrollarse. Su uso en dosis pequeñas es habitual, aunque no se recomienda para embarazadas ni personas con afecciones hepáticas.
La salvia ofrece un perfil de sabor fuerte, por lo que se recomienda utilizar pequeñas cantidades. Entre sus propiedades se mencionan efectos antibacterianos. Su consumo frecuente o en dosis elevadas no está aconsejado para personas con epilepsia ni durante el embarazo.
Conocida también como toronjil, la melisa se destaca por su efecto tranquilizante y su aroma que combina notas de limón y menta. Se adapta bien al cultivo en macetas y requiere semisombra.
El tomillo limón suma un perfil cítrico suave que aporta un toque distintivo al mate. Se desarrolla bien en macetas expuestas al sol directo y demanda cuidados mínimos.

El cultivo de hierbas aromáticas destinadas al mate requiere prácticas simples pero efectivas: utilizar macetas con buen drenaje, ubicar las plantas en sitios con buena luminosidad y cosechar hojas frescas según necesidad. Esta práctica favorece una producción más fresca y sostenible.