La asistencia técnica fortalece la producción agrícola en Los Helechos con foco en maíz, sandía, melón y maracuyá

El Ministerio de Agricultura Familiar llevó adelante esta semana un seguimiento técnico en la chacra de Eduardo Lesiw, ubicada en el paraje El Fedor, municipio de Los Helechos, con el objetivo de evaluar el estado de los cultivos y proponer mejoras orientadas a optimizar los resultados productivos. La recorrida incluyó observaciones en lotes de sandía, melón, maíz y plantines de maracuyá, y dejó como mensaje principal la importancia del monitoreo sanitario, el manejo nutricional y el uso de insumos biológicos para sostener la sanidad y el rendimiento de los cultivos.

El primer análisis del equipo técnico se concentró en los maizales, donde se detectaron daños por cogollero —una plaga común en períodos cálidos y húmedos— con presencia de larvas activas y lesiones visibles en el cogollo. Frente a este escenario, se recomendó a Lesiw observar el umbral de acción, es decir, el porcentaje de plantas afectadas que amerita intervenir, y aplicar bioinsumos en caso de superar el 20–30% de daño. Entre las alternativas sugeridas, los especialistas destacaron el uso de Bacillus thuringiensis y extractos vegetales como control biológico, además de incorporar refugios para avispitas parasitoides que actúan como agentes naturales para contener la plaga.

El relevamiento también alcanzó los sectores destinados a sandía y melón. Allí se constató un desarrollo adecuado, con una coloración verde uniforme y raíces de buen grosor, indicadores de una nutrición equilibrada. La utilización de Biofer —un insumo de base orgánica empleado por el productor— mostró resultados favorables en vigor y estructura radicular. Sin embargo, los técnicos remarcaron la importancia de sostener las aplicaciones cada 12–15 días y reforzar la fertilización con potasio al inicio de la floración, una etapa clave para asegurar buena fructificación. El objetivo es consolidar plantas fuertes, con mayor resistencia ante estrés climático y mejor capacidad de llenado de fruta.

En el área dedicada a maracuyá, el diagnóstico fue alentador: los plantines presentaron vigor, hojas verdaderas bien formadas y coloración acorde a su etapa de crecimiento. No obstante, algunos ejemplares evidenciaron estrés hídrico por exposición solar directa, lo que llevó a recomendar mayor cobertura y ajuste de riego. La sugerencia apunta a sostener la humedad del suelo sin generar encharcamiento, condición que podría favorecer enfermedades fúngicas.

La evaluación del equipo técnico valoró los avances en el manejo nutricional aplicado por Lesiw y destacó el impacto visual en el cultivo. Con los resultados observados, el Ministerio sugirió continuar con el plan de nutrición orgánica, sumando una aplicación adicional en maíz antes de la formación del tallo, entre los estadíos V6 y V8. Esta práctica permitiría potenciar el desarrollo vegetativo previo a la etapa reproductiva, lo que a futuro se traduce en mayor producción de granos y rendimiento por hectárea.

A lo largo de la visita, la conversación entre técnicos y productor giró en torno al desafío de sostener una agricultura eficiente sin comprometer el equilibrio del ecosistema. El uso de bioinsumos se consolidó como una de las herramientas centrales para avanzar en ese camino, en línea con las estrategias de desarrollo sostenible que impulsa el Ministerio. Para los técnicos, el fortalecimiento de la agricultura familiar requiere acompañamiento constante, capacitación de productores y acceso a herramientas que permitan mejorar la productividad sin incrementar el impacto ambiental.

La intervención técnica responde a una política pública que busca ampliar la adopción de métodos de producción sustentables, en particular en chacras diversificadas como la de Lesiw. La combinación de cultivos —cucurbitáceas, maíz y frutales— permite mayor estabilidad económica, pero también implica desafíos de manejo que varían según el ciclo vegetativo y las demandas de cada especie. El rol del acompañamiento institucional cobra relevancia cuando se trata de pequeños y medianos productores que desarrollan la actividad con recursos ajustados y dependen del rendimiento para sostener la economía doméstica.

En un contexto en el que gran parte de las chacras familiares conviven con variaciones climáticas, presión de plagas y costos crecientes de insumos, la incorporación de biofertilizantes aparece como una alternativa que permite mejorar suelos, fortalecer plantas y reducir el uso de químicos sintéticos. De acuerdo con las observaciones del equipo técnico, los cultivos evaluados en Los Helechos responden positivamente a esta estrategia. Las tonalidades verdes más uniformes, el mayor grosor de raíces y la estructura foliar del maíz son indicadores de que la nutrición aplicada está cumpliendo su función.

La experiencia en El Fedor se suma a otras intervenciones territoriales que el Ministerio viene realizando en distintas zonas productivas de la provincia, con el fin de generar información de referencia y promover mejoras sostenidas en el tiempo. Cada visita permite observar resultados, detectar problemas a tiempo y ajustar el manejo para asegurar una producción sana, rentable y compatible con el entorno. Para Lesiw, las recomendaciones representan una herramienta concreta para avanzar en la temporada y consolidar el rendimiento de su chacra. Para los técnicos, el seguimiento de campo es el paso necesario para que el acompañamiento público se traduzca en mejoras reales en cada establecimiento.

El trabajo conjunto entre el Estado y los productores familiares se proyecta así como una vía para sostener la producción alimentaria local, diversificada y con arraigo territorial. El desafío está en transformar el conocimiento técnico en prácticas cotidianas que permitan obtener mejores cosechas y, al mismo tiempo, garantizar su continuidad a largo plazo.