Sudáfrica acelera en el negocio de la cereza y se prepara para ganar peso en el mercado global

Sudáfrica avanza de manera sostenida en el negocio internacional de la cereza, un cultivo de alto valor que, aunque todavía tiene una participación marginal en el comercio mundial, muestra señales claras de expansión estructural. El crecimiento de la superficie plantada, la ventaja de una temporada temprana y las gestiones para acceder a nuevos mercados, entre ellos China, posicionan al país como un actor emergente dentro del mapa global de esta fruta. El proceso es relevante porque anticipa un aumento significativo de la oferta en los próximos años y una mayor competencia en las ventanas comerciales clave del hemisferio sur.

De acuerdo con datos de la industria frutícola sudafricana, en 2024 el país representó apenas el 0,1% de las exportaciones globales de cerezas, muy lejos del liderazgo de Chile, que concentra cerca del 49% del comercio internacional. Sin embargo, ese bajo punto de partida contrasta con la magnitud del crecimiento registrado en la última década. La superficie plantada pasó de 185 hectáreas en 2012 a 819 hectáreas en 2024, lo que implica que el área dedicada a este cultivo se cuadruplicó en poco más de diez años.

Este avance responde a una estrategia de diversificación productiva, orientada a capturar mercados de alto valor, aprovechar ventanas comerciales tempranas y responder a una demanda internacional cada vez más exigente en calidad, condición y regularidad de suministro. La cereza comenzó a consolidarse así como un cultivo estratégico dentro del sector frutícola sudafricano, tradicionalmente dominado por cítricos, manzanas y uvas.

La producción se concentra principalmente en el Cabo Occidental, que reúne el 61% de las plantaciones del país. A esta región se suman el Estado Libre y Mpumalanga, que cumplen un rol clave por su aporte temprano al calendario productivo. En conjunto, estas zonas permiten a Sudáfrica posicionarse como un proveedor incipiente pero competitivo dentro del hemisferio sur, con capacidad de ingresar a los mercados cuando la oferta global aún es limitada.

En términos varietales, el país cultiva alrededor de 80 variedades de cerezo, aunque existe una concentración clara en algunas de ellas. Royal Hazel, Royal Tioga y Lapins representan en conjunto cerca del 34% de la superficie plantada, debido a su buen desempeño agronómico y a su aceptación en los mercados de exportación. Al mismo tiempo, los productores continúan evaluando nuevas variedades para mejorar rendimientos, calidad y adaptación a distintas condiciones climáticas.

Uno de los datos más relevantes para el futuro del sector es que aproximadamente el 40% de los cerezos aún no alcanzó su plena producción. Esto implica que, incluso sin nuevas plantaciones, la oferta nacional podría crecer de manera significativa en los próximos años, a medida que los huertos jóvenes entren en su fase productiva plena. La maduración de estas plantaciones es uno de los principales motores del optimismo que hoy domina a la industria.

En cuanto al destino de la producción, una encuesta nacional realizada en 2025 mostró que el 58% de las cerezas sudafricanas se exporta, mientras que el 28% se destina al mercado interno. Menos del 1% se procesa, y el volumen restante se pierde o se descarta, lo que abre oportunidades para mejorar la eficiencia productiva y la logística poscosecha.

Durante la temporada 2024/25, el Reino Unido se consolidó como el principal destino de exportación, absorbiendo el 60% de los envíos. La Unión Europea recibió el 18% y Oriente Medio concentró el 12%. Estos mercados valoran especialmente la firmeza, la condición y la calidad visual de la fruta sudafricana, atributos que el país logró mejorar de forma sostenida.

Una de las principales ventajas competitivas de Sudáfrica es su calendario de exportación. Los envíos suelen comenzar alrededor de la semana 41, aproximadamente dos semanas antes que Chile, lo que permite al país ingresar a los mercados cuando la oferta internacional aún es reducida. El pico de exportaciones se registra entre las semanas 46 y 52, en coincidencia con una fuerte demanda asociada a las festividades de fin de año.

De cara al futuro, uno de los objetivos estratégicos más importantes del sector es la apertura del mercado chino, considerado clave por su tamaño y niveles de precios. Actualmente, la industria se encuentra desarrollando una segunda ronda de ensayos de tratamiento en frío para cumplir con los requisitos cuarentenarios exigidos por China. Los resultados preliminares fueron alentadores y se espera que las inspecciones remotas por video comiencen antes de fin de año, lo que podría habilitar las exportaciones a partir de la temporada 2026/27.

En paralelo al crecimiento, los productores enfrentan desafíos sanitarios. La drosófila de alas manchadas, una plaga relativamente nueva en Sudáfrica, representa una amenaza potencial para la cereza. El insecto ya provocó pérdidas significativas en arándanos durante la última campaña. Frente a este escenario, el sector trabaja junto al Ministerio de Agricultura y otros organismos estatales en estrategias de monitoreo y manejo integrado. La autorización de productos químicos de emergencia fue una medida clave, dada la rapidez con la que se reproduce la plaga en condiciones favorables.

La campaña actual muestra señales positivas. La cosecha ya concluyó en regiones del norte como Mpumalanga, con rendimientos superiores a los previstos inicialmente. En el Estado Libre y el Cabo Occidental, la recolección continúa con proyecciones igualmente favorables, impulsadas por condiciones climáticas estables. Todo indica que la producción total superará la de la temporada anterior, reforzando el optimismo de una industria joven, pero en plena fase de consolidación.

Según informó Más Producción LM Neuquén, el crecimiento silencioso de la cereza sudafricana anticipa un salto de escala que podría modificar, en el mediano plazo, el equilibrio del mercado internacional. Con más fruta disponible, una ventana temprana bien definida y nuevos destinos en negociación, Sudáfrica comienza a dejar atrás su rol marginal para posicionarse como un proveedor emergente en un negocio cada vez más competitivo.