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El empresario Francisco de Narváez dio un paso decisivo en su desembarco en Carrefour Argentina, una operación que se encuentra en su tramo final y cuyo anuncio oficial sería inminente. El acuerdo para quedarse con la filial local del grupo francés ya está cerrado y, en las últimas horas, se resolvió uno de los puntos clave que aún faltaban: la designación del CEO que encabezará la nueva etapa de la compañía en el país. La información fue difundida por iProfesional.
La operación se estructura a través de una sociedad independiente de la que gestiona Changomás, la cadena de supermercados que De Narváez ya controla en Argentina. En el nuevo esquema societario, el empresario tendrá el 60% del capital, mientras que el fondo francés L. Catterton conservará el 40% restante, replicando una alianza que ambos socios ya mantienen en otros negocios del sector de indumentaria.
Para conducir la nueva sociedad que tendrá bajo su órbita a Carrefour Argentina, De Narváez eligió a Juan Pazo, quien hasta hace pocos días se desempeñaba como titular de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), organismo que reemplazó a la AFIP. Pazo presentó su renuncia al cargo público para regresar al sector privado y asumir un rol estratégico en el proyecto supermercadista.
Según pudo reconstruir iProfesional, la salida de Pazo del Estado había sido anticipada semanas atrás y respondía a motivos personales y profesionales. El ahora exfuncionario mantiene una relación cercana tanto con De Narváez como con Luis Caputo, y su nombre ya había sido mencionado como una pieza clave en caso de concretarse la compra de Carrefour Argentina.
La designación de Pazo no resulta ajena al entramado empresario que rodea a De Narváez. Antes de su paso por ARCA, el futuro CEO de Carrefour Argentina tuvo una extensa trayectoria en el sector público durante los gobiernos de Mauricio Macri y de Javier Milei. Fue director de Comunicación Institucional de la Unidad de Información Financiera, y luego ocupó el máximo cargo en la Superintendencia de Seguros de la Nación, donde llegó de la mano de Caputo cuando este era ministro de Finanzas.
En el ámbito privado, Pazo fue CEO del Grupo Alas, holding de indumentaria que nuclea marcas como Rapsodia, Caro Cuore y Baby Cottons. En ese grupo, De Narváez y L. Catterton también comparten participación accionaria, junto a otros socios, lo que refuerza el conocimiento previo entre las partes.
El vínculo entre De Narváez y Pazo volvió a quedar en evidencia semanas atrás, cuando ambos coincidieron en la inauguración del primer local de Decathlon en Argentina, ubicado en el Complejo Al Río, en Vicente López, un evento que marcó el regreso de la marca al país.
De concretarse el traspaso, De Narváez pasará a controlar una de las redes más extensas del retail argentino. Carrefour Argentina opera alrededor de 700 sucursales en distintos formatos —híper, market, mayorista y Express—, emplea a 17.000 personas y tiene presencia en 110 municipios, con una cuota de mercado cercana al 21%.
La propuesta económica que el empresario presentó al grupo francés ronda los USD 1.000 millones, aunque el acuerdo podría ampliarse si se extiende el uso de la marca Carrefour bajo un contrato de licencia y un estricto esquema de compliance con el board europeo. En paralelo, el grupo francés evaluó otras alternativas, incluida una contraoferta liderada por Alfredo Coto, junto al fondo estadounidense Klaff Realty.
La eventual compra por parte de De Narváez no solo tendría impacto en el consumo masivo, sino también en el negocio inmobiliario, dado el valor estratégico de muchos activos de Carrefour en el Área Metropolitana de Buenos Aires. De hecho, trascendió el interés de Eduardo Elsztain, dueño del grupo IRSA, en algunos de esos activos.
Con Changomás, De Narváez ya opera 92 tiendas en 21 provincias y en la Ciudad de Buenos Aires, con fuerte presencia en el interior del país. Carrefour, en cambio, tiene su mayor peso en CABA y el Gran Buenos Aires, lo que reduce la superposición geográfica y amplía el alcance del grupo. En conjunto, el empresario podría llegar a controlar cerca del 29% del mercado, con unas 800 sucursales y casi 40.000 empleados.
La magnitud de la operación anticipa una reconfiguración profunda del supermercadismo argentino, la más relevante de las últimas décadas. No obstante, cualquiera de las alternativas en análisis —ya sea la propuesta de De Narváez o la impulsada por Coto— deberá atravesar la evaluación de los organismos de defensa de la competencia, atentos a una eventual concentración excesiva, especialmente en el AMBA.
Mientras el directorio del grupo francés define su decisión final, el armado del equipo directivo y la elección del CEO marcan que De Narváez ya se prepara para asumir el control operativo de Carrefour Argentina. De confirmarse el acuerdo antes de fin de año, el sector del consumo masivo ingresará en una nueva etapa, con un actor que busca consolidarse como uno de los principales jugadores del mercado local.
