Caputo suma dólares del agro: repuntan las exportaciones de trigo y maíz, pero la soja sigue sin reaccionar

La reducción de los derechos de exportación reactivó en los últimos días las ventas externas de granos y subproductos, con un impacto directo en la oferta de dólares para la economía argentina, en un contexto de alta demanda estacional de divisas. El movimiento, que beneficia al Gobierno y en particular al ministro de Economía Luis Caputo, se apoya principalmente en el repunte de las exportaciones de trigo y maíz, mientras que la soja continúa sin mostrar una recuperación significativa. La información fue publicada por Infobae.

La medida oficial, que llevó la presión impositiva del sector agroexportador a su nivel más bajo de los últimos siete años, comenzó a reflejarse en un aumento de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) una vez que la normativa entró en vigencia formal. Luego de un parate de casi tres días entre el anuncio y su publicación en el Boletín Oficial, las operaciones se aceleraron y marcaron un fuerte contraste con las semanas previas.

De acuerdo con datos del mercado de granos citados por Infobae, el 15 de diciembre se registró el mayor volumen de declaraciones, con más de 181.000 toneladas de harina de soja y casi 24.000 toneladas de aceite, además de un elevado ingreso de camiones a los puertos. “Con más de 4.500 camiones colocados para iniciar el día, se puede mencionar que es una excelente cantidad de ingreso”, explicó la operadora Mariela Brandolin, quien destacó que el nivel superó ampliamente al del mismo período de 2024.

El nuevo esquema de retenciones redujo las alícuotas para los principales cultivos: la soja pasó del 26 % al 24 %, los subproductos de soja del 24,5 % al 22,5 %, el trigo y la cebada del 9,5 % al 7,5 %, el maíz y el sorgo del 9,5 % al 8,5 %, y el girasol del 5,5 % al 4,5 %. En términos de volumen y reacción inmediata, el mayor impulso provino del trigo y el maíz, dos cultivos que comenzaron a liquidarse con mayor fluidez tras la baja impositiva.

En el caso del trigo, las DJVE promediaron 200.000 toneladas diarias durante la última semana relevada, mientras que el maíz alcanzó un total de 638.000 toneladas, con un promedio diario cercano a las 128.000. Según reportes del mercado, las declaraciones de trigo sumaron 1,02 millones de toneladas en pocos días, todas con fecha de embarque en diciembre, lo que llevó el total mensual a 3,4 millones de toneladas, un volumen considerado elevado en términos históricos.

Este flujo de exportaciones representa un alivio para el frente cambiario en un mes tradicionalmente complejo, marcado por el aumento de la demanda de dólares para gastos vinculados al turismo y al cierre del año. En ese sentido, el aporte del complejo cerealero aparece como una de las principales fuentes de ingreso de divisas de corto plazo.

Distinta es la situación de la soja. Según el último informe de RIA Consultores, las ventas primarias mostraron una tendencia declinante durante la primera semana posterior a la baja de retenciones. Con precios por debajo de los $500.000 por tonelada, las operaciones iniciales rondaron las 120.000 toneladas diarias y luego cayeron a un rango de entre 70.000 y 80.000 toneladas hacia el final de la semana.

“Viene atrasado en la soja. Hubo poca declaración de harina de soja, incluso menos que en el caso de la cebada, algo lógico por el momento del año”, señaló a Infobae el director de RIA Consultores, Javier Preciado Patiño. El especialista planteó dos posibles explicaciones: que el precio aún no resulta atractivo para los productores o que buena parte del stock disponible ya fue comercializado. En ese marco, consideró que una mejora en los valores podría generar una reacción adicional.

El desempeño dispar entre cultivos se da, además, en un escenario internacional desafiante. A nivel global, se proyecta una cosecha récord de trigo para la campaña 2025/2026, con una producción estimada en 825 millones de toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y del Consejo Internacional de Cereales. Esta abundancia presiona los precios internacionales y limita el margen de maniobra de los exportadores argentinos.

“El panorama general muestra que casi todos los grandes exportadores de trigo tuvieron muy buenas condiciones productivas”, explicó Julio Calzada, director de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario. A esto se suma una menor demanda de China, que redujo sus compras externas tras aumentar su propia producción, lo que impacta en la dinámica del comercio global.

Más allá del efecto positivo en la liquidación de divisas, la baja de retenciones también implica un costo fiscal relevante. Según estimaciones de la consultora LCG, la medida tendría un impacto de USD 700 millones en 2026, equivalente a 0,1 % del PBI. Ese número contrasta con las proyecciones oficiales incluidas en el proyecto de Presupuesto 2026, donde se prevé un aumento de la recaudación por Derechos de Exportación del 0,95 % al 0,98 % del producto entre 2025 y 2026.

El análisis histórico refuerza las dudas sobre la magnitud de la reacción del sector. Las declaraciones de exportaciones de maíz para los meses de diciembre, enero y febrero apenas alcanzan un millón de toneladas, cuando el promedio habitual ronda los 4,2 millones. Un comportamiento similar se observa en la soja, donde los volúmenes declarados para los primeros meses del año resultan bajos en comparación con otros ciclos.

En ese contexto, la baja de retenciones aparece como una herramienta de alivio parcial, pero no como una solución definitiva. Mientras el trigo y el maíz aportan un flujo inmediato de dólares, la soja —principal complejo exportador del país— sigue condicionada por precios, expectativas y disponibilidad de stock.

El desempeño de las próximas semanas será clave para evaluar si la medida logra sostener el ritmo de liquidación y reforzar las reservas, o si el efecto se diluye una vez absorbido el impacto inicial. Por ahora, el campo vuelve a aportar divisas y le da oxígeno al Gobierno, aunque con señales mixtas que reflejan las tensiones estructurales del sector agroexportador argentino.