En el mapa del turismo interno argentino, Alicia, una localidad del interior de Córdoba, comenzó a captar la atención de visitantes por una propuesta tan singular como inesperada: una réplica artesanal de la Torre Eiffel que se convirtió en su principal atractivo y en un nuevo símbolo del pueblo. El fenómeno se consolida en la antesala de la temporada alta, cuando crece la búsqueda de escapadas cortas, tranquilas y fuera de los circuitos tradicionales.
Ubicada en el departamento San Justo, en el centro-este cordobés, Alicia es un pueblo de perfil rural, rodeado de campos y con una vida cotidiana marcada por la calma, la cercanía entre vecinos y el ritmo pausado del interior. En los últimos años, sin embargo, su nombre comenzó a circular con más fuerza entre viajeros que buscan destinos distintos, impulsado por una obra que desentona —a propósito— con el paisaje pampeano.
Según informó Ámbito Financiero, la réplica metálica de la Torre Eiffel fue construida de manera artesanal y se transformó rápidamente en el punto más fotografiado del pueblo, despertando la curiosidad de turistas de distintas provincias y sumando a Alicia al circuito de escapadas alternativas de Córdoba.

La estructura, levantada sin pretensiones monumentales pero con fuerte identidad simbólica, rompió la postal clásica del interior agrícola y funcionó como disparador de un interés turístico creciente. Lejos de competir con grandes destinos, el pueblo apuesta a la sorpresa, la originalidad y la experiencia simple, valores cada vez más buscados por quienes buscan desconectarse del ritmo urbano.
Más allá de la réplica, Alicia ofrece lo que muchos viajeros priorizan en escapadas de uno o dos días: calles tranquilas, caminatas sin apuro, contacto con la vida local y un entorno rural auténtico. La visita suele completarse con recorridos por el pueblo, charlas con vecinos y paradas en comercios y espacios gastronómicos de perfil casero.

El turismo que llega a Alicia no es masivo ni busca grandes infraestructuras. Por el contrario, se trata de visitantes que valoran lo pequeño, lo distinto y lo genuino, y que encuentran en este tipo de destinos una alternativa a las ciudades saturadas o a los centros turísticos más concurridos.
El acceso a la localidad es sencillo. Desde la ciudad de Córdoba, se llega por la Ruta Nacional 19 hasta la zona de Arroyito y luego por caminos secundarios señalizados. También existen servicios de transporte público que conectan Alicia con ciudades cercanas, lo que permite integrarla a recorridos más amplios por el interior provincial.
El caso de Alicia refleja una tendencia más amplia dentro del turismo argentino: pueblos pequeños que, con iniciativas puntuales y sin grandes inversiones, logran ganar visibilidad y atraer visitantes. En un contexto donde el turismo de cercanía y las escapadas cortas ganan terreno, este tipo de propuestas cobra cada vez mayor relevancia.

Sin buscar convertirse en un polo turístico masivo, Alicia se posiciona como una opción distinta dentro del mapa cordobés, demostrando que, a veces, una idea simple y bien ejecutada alcanza para poner a un pueblo en el radar de los viajeros.