Por Agroempresario.com
Durante el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, el consultor político Federico Zapata, de Consultora Escenarios, ofreció una intervención de alto contenido político-estratégico. Con un enfoque profundo, abordó la actual crisis argentina, trazó paralelismos con el 2001, y planteó la oportunidad histórica que se abre para el paradigma de la bioeconomía, frente a la caída del orden que gobernó la Argentina durante las últimas dos décadas.
Zapata comenzó su exposición con una pregunta provocadora: ¿Qué diferencia tiene esta crisis —que él definió como “un 2001 en cuotas”— de la que estalló a comienzos de siglo? Según su análisis, la crisis actual no estalla de manera repentina, sino que se arrastra desde 2008 a nivel global (con la irrupción de la economía digital) y desde 2008-2011 a nivel nacional, con hitos como el conflicto con el campo y el inicio de una etapa de estancamiento económico e inflación sostenida.
“Esta no es solo una crisis política como la del 2001; es también geopolítica, económica, territorial y cultural”, explicó el consultor.
Zapata fue categórico al señalar que el liderazgo político que emerge desde 2023 no se plantea como una solución a la crisis, sino que se alimenta de ella para gobernar. A diferencia de otros momentos históricos donde el poder buscaba recomponer un nuevo orden, el liderazgo actual no cierra la crisis, sino que la prolonga como fuente de legitimidad.
“Es un momento jacobino, que derrumba el viejo orden, pero aún sin claridad sobre cómo se construirá el nuevo”, expresó.
Una de las tesis centrales de Zapata es que la verdadera ruptura estructural que representa esta crisis es la caída del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) como centro de gravedad del sistema político, económico y social argentino.
Durante las últimas décadas, el AMBA funcionó como el epicentro geográfico y simbólico de dos grandes coaliciones hegemónicas:
El partido de la ciudad de Buenos Aires, representado por el PRO, surgido con fuerza desde 2008 y consolidado en el poder con Mauricio Macri.
Ambos espacios, según Zapata, están en proceso de disolución o decadencia acelerada.
Sobre el kirchnerismo, Zapata señaló que su proceso de achicamiento es estructural y que su núcleo de poder hoy se reduce prácticamente a la tercera sección electoral del conurbano bonaerense. Su principal figura, Cristina Fernández de Kirchner, enfrenta serias dificultades judiciales y su espacio político, Fuerza Patria, no logró consolidarse a nivel nacional en las últimas elecciones.
“Fuerza Patria cerró frentes en solo 14 distritos y hoy gobierna apenas tres provincias: Buenos Aires, Catamarca y Tierra del Fuego”, detalló Zapata.
Además, históricas provincias justicialistas como Formosa, Tucumán y La Pampa decidieron competir con sellos propios, reflejando un proceso de fragmentación del peronismo tradicional.
En cuanto al PRO, Zapata fue más allá: afirmó que no enfrenta solo una decadencia, sino una disolución activa. Prueba de ello es la pérdida de peso político del jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, quien no proyecta liderazgo nacional, algo impensado en los últimos 15 años.
“La figura del jefe de gobierno, que era presidenciable por defecto, hoy está relegada. El PRO dejó de ser un proyecto nacional viable”, sostuvo.
Zapata también se refirió al presidente Javier Milei, marcando una diferencia crucial: aunque es oriundo del AMBA, su triunfo electoral se explica por el voto masivo del interior, no por un apoyo sólido en Buenos Aires.
“Milei es más un fenómeno digital que analógico. Ganó a pesar del AMBA, no gracias a él. Su epicentro real está en el interior del país”, analizó.
Este hecho, lejos de ser anecdótico, abre una oportunidad histórica: si el AMBA implosionó como centro hegemónico, entonces el interior puede plantear un nuevo modelo de país.
En este contexto de reconfiguración del poder territorial, el paradigma de la bioeconomía tiene la chance de convertirse en un proyecto político, económico y cultural alternativo.
“Es un momento inigualable para construir un bloque histórico contrahegemónico desde el interior productivo”, destacó.
Zapata llamó a pensar la bioeconomía no solo como una estrategia sectorial, sino como un nuevo proyecto de acumulación nacional, con capacidad de disputar el orden político y de ofrecer soluciones concretas al país.
Zapata propuso varias dimensiones clave para que la bioeconomía deje de ser una agenda periférica y se convierta en un centro de poder real:
Federico Zapata concluyó su intervención subrayando la necesidad de pensar estratégicamente y con ambición. La caída del viejo orden es una oportunidad única que no se debe desperdiciar.
“Tenemos que construir un liderazgo político desde el paradigma de la bioeconomía. No se trata solo de un CFI ni de gobernadores; se trata de disputar el alma del país”.