Por Carlos Becco | Denise Sol Mazzitello | Agroempresario.com
En el marco de la Segunda Temporada de “De Villanos a Héroes”, recibimos a Ignacio Iturriaga, CEO de Digirodeo, en una entrevista exclusiva con Carlos Becco, donde analizó el avance de la sanidad animal, los riesgos crecientes asociados a la resistencia antimicrobiana y el papel decisivo de la digitalización para asegurar alimentos más seguros y procesos productivos más eficientes.
Desde el comienzo de la conversación, Iturriaga fue contundente: “La principal causa de muerte en el mundo va a ser la resistencia a los antibióticos antimicrobianos”. El empresario explicó que esta problemática se vuelve evidente en patologías que antes se resolvían con tratamientos básicos, como una neumonía que, por la pérdida de eficacia de los medicamentos, puede transformarse en una enfermedad mortal. Señaló además un dato crítico para comprender la magnitud del desafío: de los 27 antibióticos utilizados en ganadería, 20 también se emplean en medicina humana, lo que vuelve indispensable hacer un uso responsable y ajustado a los períodos de carencia establecidos.

Iturriaga remarcó que el problema no es usar antibióticos, sino usarlos mal, y que la clave está en garantizar el tiempo necesario entre la aplicación del producto y la depuración total del organismo. Explicó que, en promedio, un animal necesita alrededor de treinta días desde la aplicación hasta quedar libre de residuos. En lechería, la sensibilidad es aún mayor, porque “una sola vaca con antibióticos arruina un camión entero de leche”, lo cual implica pérdidas económicas y una responsabilidad sanitaria que no admite descuidos.
La conversación permitió comprender que el desafío global de la resistencia antimicrobiana está directamente conectado con la forma en que se registran, controlan y auditan los tratamientos realizados en la producción animal. Y en este punto, la tecnología aparece como un aliado fundamental para reducir errores, evitar contaminaciones y ofrecer productos confiables al consumidor.
Durante la entrevista, Ignacio Iturriaga explicó la evolución de Digirodeo desde sus inicios hasta la actualidad. La empresa nació hace ocho años con una jeringa inteligente diseñada para mejorar la precisión sanitaria en el campo. Con el tiempo, ese primer desarrollo abrió la puerta a un ecosistema más amplio que hoy incluye identificación electrónica, chips RFID, aplicativos digitales, portales automáticos, software de registro y herramientas de trazabilidad que permiten asociar cada dato al animal de forma simple y confiable.
Entre los dispositivos presentados, Iturriaga mostró el binomio oficial compuesto por un botón electrónico de baja frecuencia y una caravana tipo tarjeta que funciona como soporte. Este sistema será obligatorio para todos los terneros desde su primer movimiento, lo que garantiza que cada animal cuente con una identificación única y estandarizada. “El número del animal es como su patente, su DNI”, señaló.
La lectura electrónica, explicó, elimina las confusiones típicas de los sistemas manuales donde podían mezclarse códigos, números o registros incompletos. Con esta tecnología, la posibilidad de error cae drásticamente. Iturriaga agregó que los chips de baja frecuencia llevan más de cuarenta años en el mercado sin grandes innovaciones, mientras que los chips de alta frecuencia se volvieron masivos en productos comerciales, sistemas antirrobo o incluso vehículos.

Eso llevó a Digirodeo a incorporar un chip adicional dentro de la caravana, invisible a simple vista pero capaz de habilitar funciones avanzadas y mejorar la gestión del campo. Según detalló, esta incorporación permite que herramientas como la jeringa inteligente lean la identificación del animal a pocos centímetros de distancia, validen el registro y almacenen automáticamente la información sobre el tratamiento aplicado. “Tenés una trazabilidad mucho más perfecta”, señaló.
La tecnología ofrece beneficios operativos concretos. Por ejemplo, si un animal está dentro del período de carencia, la jeringa puede alertarlo en el momento, evitando que ese ejemplar sea enviado a faena de manera anticipada. Iturriaga también comentó que Digirodeo trabaja con laboratorios para incluir chips RFID en los frascos de medicamentos, lo que permitiría registrar automáticamente número de serie, fecha de vencimiento y período de carencia con solo acercar un lector.
Para él, la digitalización garantiza que cada dato quede asociado al animal sin riesgo de errores humanos, algo especialmente importante cuando la información sanitaria de la producción se transforma en un valor estratégico ante consumidores cada vez más exigentes.
Iturriaga reconoció que existe una brecha generacional en la adopción tecnológica. “El ganadero más grande es más reticente, pero cuando ve que le simplifica el trabajo, se convence”, comentó. En cambio, los productores jóvenes incorporan rápidamente estas herramientas porque buscan control, datos precisos y sistemas que reduzcan el tiempo frente al escritorio. “Con el sistema, sincronizo y se carga todo solo”, explicó, destacando que la innovación no solo mejora la precisión sanitaria, sino que también libera horas de trabajo y evita errores posteriores.
El CEO de Digirodeo explicó que su empresa no vende un paquete rígido, sino un ecosistema modular. El productor puede comenzar por la identificación electrónica y luego incorporar jeringas inteligentes, software de registro, portales autónomos, sistemas de control de stock o balanzas automáticas, según su necesidad o capacidad de inversión. Subrayó que los costos no son una barrera real y que la diferencia de precio respecto a los sistemas tradicionales equivale “a un litro de leche o cien gramos de carne”. Con esa perspectiva, la digitalización no solo se vuelve accesible, sino también estratégica para la competitividad.
Uno de los hitos de la empresa es su portafolio de propiedad intelectual. “Tenemos siete patentes en el mundo”, comentó con orgullo. Destacó especialmente la patente en China, un logro complejo debido a la rigurosidad del mercado y al hábito de copiar tecnologías no protegidas localmente. También resaltó la patente en Estados Unidos, un reconocimiento clave en un mercado de alta competencia. Para Iturriaga, cada patente representa el respaldo al trabajo de años en el desarrollo de jeringas inteligentes y soluciones integradas para la trazabilidad.

El origen de Digirodeo se remonta a 2011, cuando una idea surgió en un asado entre amigos. “Quería una jeringa con un sistema que tuviera un contador y midiera la dosis. Era una idea simple, pero necesaria”, recordó. Junto a un amigo diseñador industrial crearon los primeros prototipos que sirvieron para validar el concepto. Años después, otro emprendedor lo motivó a retomar aquel proyecto y transformarlo en una empresa que hoy marca tendencia en el sector.
Durante la conversación, Iturriaga compartió una experiencia que lo marcó profundamente. “Estuvimos en Perú, a 4.800 metros de altura, digitalizando datos. Nunca había estado en un lugar así”, relató. Más allá del desafío geográfico, destacó el impacto social que la trazabilidad generó en comunidades dedicadas a la producción de fibra. “Pueden vender mejor su fibra gracias a la trazabilidad”, expresó.
En el cierre de la entrevista, Iturriaga señaló que la ganadería de precisión ya no es solo una tendencia tecnológica, sino una exigencia social. Los consumidores quieren saber qué comen, cómo se produjo y bajo qué condiciones sanitarias. La trazabilidad permite dar respuestas claras, verificables y transparentes. Para él, la tecnología no solo transforma el trabajo cotidiano del productor, sino que también garantiza una producción más segura, responsable y alineada con las demandas globales.