Pablo Nardone: "El biochar permite capturar carbono y generar desarrollo sostenible en Argentina"

Por Agroempresario.com

Pablo Nardone, bioquímico y coordinador de la iniciativa Biochar Argentina, describió en detalle el potencial del biochar como herramienta de mitigación del cambio climático y de desarrollo de cadenas de valor sostenibles en Argentina. Durante su exposición, Nardone explicó que el biochar es un producto obtenido mediante la carbonización por pirólisis de biomasa, un proceso termoquímico que transforma la materia orgánica en carbono estable en ausencia de oxígeno. Esta propiedad permite que el carbono fijado permanezca en el suelo por décadas o incluso siglos, y contribuye de manera efectiva a la captura de dióxido de carbono y a la reducción de la huella de carbono de distintos sectores productivos.

Según Nardone, los primeros indicios del uso de biochar se encontraron en la región amazónica, donde los pueblos originarios habrían aprovechado sus propiedades para enriquecer los suelos. Sin embargo, explicó que, frente al cambio climático y la necesidad de estrategias sostenibles, en las últimas décadas la tecnología ha cobrado relevancia global, posicionándose como una alternativa clave para la bioeconomía y la agricultura sostenible.

La pirólisis genera tres productos: un sólido (biochar o bio carbón), un líquido (aceite de pirólisis) y un gas (gas de síntesis). Nardone destacó que el gas de síntesis puede mantener la combustión del proceso de manera autosuficiente, lo que hace que la producción de biochar sea energéticamente sustentable y eficiente. Esto representa un aspecto clave de la innovación, ya que permite que el proceso sea viable tanto para aplicaciones agrícolas como industriales sin necesidad de un aporte energético adicional constante.

El especialista destacó que una de las propiedades más importantes del biochar es su capacidad para actuar como una esponja con poros diminutos, lo que ofrece una gran superficie de contacto y permite retener agua, nutrientes y microorganismos. Esta característica es especialmente útil en suelos muy permeables, como los próximos a zonas cordilleranas, donde la retención hídrica es crítica. La incorporación de biochar mejora la fertilidad y productividad de suelos que de otra manera serían poco fértiles, lo que permite un uso más eficiente de los recursos hídricos y de los fertilizantes.

“Se emplea también para agregar nutrientes. Es una forma de hacerlos disponibles de manera más regulada a la planta. Los distintos nutrientes que le pongamos, ya sean sintéticos o no, se liberan de forma eficiente y controlada”, explicó Nardone. Según el experto, esta característica contribuye a reducir el impacto ambiental de los fertilizantes y a mejorar la eficiencia de los sistemas de producción agrícola.

Además, Nardone enfatizó que la utilización de carbono biogénico a través del biochar permite a industrias como la del cemento, acero o petroquímica reducir sus emisiones de CO₂ y mejorar la sostenibilidad de sus procesos. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también genera oportunidades de innovación tecnológica, empleo calificado y desarrollo de cadenas de valor integradas, esenciales para el fortalecimiento de la bioeconomía en Argentina. 

Potencial Argentino

Argentina posee un gran potencial para la producción de biochar, según Nardone, debido a la disponibilidad de biomasa residual, estimada entre 40 y 45 millones de toneladas anuales. Esta biomasa incluye restos agrícolas, forestales y agroindustriales, que pueden transformarse en biochar o emplearse energéticamente, y posiciona al país como un candidato ideal para el desarrollo de esta tecnología a nivel industrial y agroproductivo.

La Iniciativa Biochar Argentina, coordinada por Nardone, busca construir un ecosistema de innovación que articule productores, emprendedores, investigadores y organismos públicos, lo que ayuda a acelerar la adopción de tecnologías sostenibles. Actualmente, la red está conformada por 15 profesionales que lideran distintas áreas de la cadena de valor y cuenta con 450 interesados registrados, quienes participan en eventos virtuales, capacitaciones y espacios de intercambio de experiencias. “Queremos facilitar la cooperación, generar redes de contacto y promover la innovación en todo el país”, señaló Nardone.

Uno de los objetivos centrales de la iniciativa es fomentar la integración de sectores productivos que históricamente han trabajado de manera independiente. “La bioeconomía se desarrolla en la intersección de sectores como agroindustria, siderurgia y energía. Allí se concentran la tecnología, el conocimiento y los empleos de mayor calidad”, explicó. Esta convergencia permite crear valor agregado en todas las etapas de la cadena de producción y posicionar a Argentina en mercados internacionales con soluciones sostenibles.

El biochar no solo se utiliza en agricultura, sino que también tiene aplicaciones industriales y ambientales. Nardone mencionó que los hornos de pirólisis modernos, tanto batch como continuos, permiten tratar residuos complejos, como neumáticos usados, transformándolos en productos útiles que minimizan su impacto ambiental. Este enfoque convierte la pirólisis en una herramienta versátil para la sostenibilidad y la gestión de residuos en distintos sectores.

En términos agrícolas, el biochar mejora la retención de agua y nutrientes, favorece la colonización microbiana y aumenta la resiliencia de los suelos. Esto es particularmente relevante en suelos degradados o pobres, donde la incorporación de biochar puede transformar significativamente la productividad y la salud del suelo. Al mismo tiempo, su uso contribuye a cumplir con estándares de sostenibilidad y certificaciones ambientales, lo que facilita la comercialización de productos agrícolas con valor agregado.

Nardone subrayó que el perfil del productor argentino es altamente innovador, con una rápida adopción de tecnologías como la siembra directa, lo que facilita la incorporación de biochar en sistemas productivos. La disponibilidad de biomasa y la predisposición del sector agroindustrial hacen que Argentina tenga condiciones óptimas para consolidar una industria de biochar competitiva y escalable.

El especialista destacó casos de aplicación en Argentina, como la empresa Villa Charco en La Rioja, que produce biochar a partir de biomasa local e importada, y la colaboración con la Asociación Forestal Argentina y la Mesa Argentina de Carbono, enfocadas en consolidar proyectos piloto y desarrollar un marco regulatorio que promueva la bioeconomía. Estos proyectos buscan demostrar cómo el biochar puede contribuir a la mitigación del cambio climático y al desarrollo económico, y crea oportunidades de inversión y empleo.

En el ámbito internacional, Nardone mencionó que Argentina mantiene colaboraciones con Estados Unidos, Europa, India, China y América Latina, también incluye a Colombia, México y Costa Rica. Estas alianzas facilitan el intercambio de conocimiento y experiencias, permiten adaptar la tecnología a la realidad argentina y posicionar al país como un referente regional en bioeconomía y captura de carbono. “Aprendemos de los países más avanzados, pero adaptamos la tecnología a nuestra realidad, generando valor local y empleo de calidad”, señaló.

Durante su exposición, Nardone también abordó los desafíos tecnológicos, como la optimización de hornos piro líticos y el manejo de residuos complejos. La mejora de la eficiencia de los sistemas batch y continuos y la generación de productos complementarios, como el gas de síntesis y el aceite de pirólisis, permiten que el proceso sea energéticamente autosuficiente y económicamente viable, lo que fortalece la cadena de valor del biochar en Argentina.

Innovación y sostenibilidad: una oportunidad para la bioeconomía argentina

El biochar también ofrece beneficios ambientales adicionales. La retención de agua, nutrientes y microorganismos en suelos degradados contribuye a la recuperación de suelos y ecosistemas, mientras que el carbono almacenado de manera estable disminuye la concentración de CO₂ atmosférico. Estas propiedades hacen del biochar una herramienta integral que combina productividad agrícola, sostenibilidad industrial y mitigación del cambio climático.

Nardone destacó que la bioeconomía argentina se encuentra en una etapa de expansión y consolidación. La creación de redes de conocimiento, la capacitación de profesionales y la articulación público-privada son factores clave para acelerar la adopción de tecnologías como el biochar y posicionar al país en el mapa global de soluciones sostenibles. “Estamos construyendo un ecosistema que permita a Argentina recuperar terreno y desarrollarse de manera competitiva y sostenible”, aseguró.

El especialista concluyó con la importancia de la participación activa de productores, emprendedores y actores del sector agroindustrial. La Iniciativa Biochar Argentina ofrece oportunidades gratuitas de capacitación, intercambio de experiencias y participación en proyectos piloto, lo que fomenta la innovación y el desarrollo de cadenas de valor sostenibles en todo el país. Según Nardone, estas acciones son fundamentales para consolidar un modelo de desarrollo que combine mitigación del cambio climático, generación de empleo calificado y aprovechamiento eficiente de recursos naturales.

Finalmente, Pablo Nardone invitó a todos los interesados a sumarse a la iniciativa y destacó que la adopción de biochar en Argentina representa una oportunidad única para avanzar en sostenibilidad, productividad y desarrollo tecnológico. “El biochar nos permite capturar carbono, mejorar suelos, integrar cadenas de valor y posicionar a Argentina como un referente en bioeconomía. Tenemos los recursos y el talento para hacerlo posible”, concluyó.