i el COVID-19 pudo con Rabieta. La firma argentina de cerveza artesanal pudo exportar las primeras 150.000 latas a China en plena pandemia. Gracias a una inversión de US$10 millones para expandir su capacidad de producción, la empresa concretó el envío del primer contenedor de los tres programados al país asiático y programa los próximos destinos para sus productos. El crecimiento acelerado de una compañía de apenas cuatro años de existencia.
Rabieta nació en 2017 de la mano de un grupo de ex Quilmes y CCU –a cargo de las marcas Heineken y Schneider, entre otras–. De la emblemática confitería La París, en el Hipódromo de Palermo, a una cervecería-fábrica en Pilar, la expansión de la marca fue inevitable.
Con una capacidad para producir más de 200.000 litros por mes y la posibilidad de enlatar 33.000 latas por día, Rabieta pudo ampliar su presencia en los supermercados y producir cerveza artesanal para otras firmas del interior del país. En la planta elaboran once estilos diferentes de cerveza: siete de la marca premium Rabieta y tres de Pampa, la nueva apuesta para competir en un segmento más económico.
A futuro, los socios esperan que la planta de Pilar funcione como un bar donde además se pueda ir a conocer el proceso de producción y de enlatado.
La incursión en el mercado externo de Rabieta comenzó con el envío de latas de cerveza Golden, Red Honey, Red Irish y Red IPA a las ciudades de Shanghái y Hong Kong, con proyecciones de expansión a Henan y Cantón. “Somos emprendedores y la cuarentena nos obligó a redoblar esfuerzos para pensar nuevas ideas y seguir creciendo. Estamos contentos con el éxito que logramos en este contexto muy difícil y queremos aportar nuestro granito de arena para que las cervecerías artesanales y el país podamos salir adelante”, expresó Miguel De Achával, uno de los dueños y gerente de Comercial y Marketing de la empresa.