a campaña agrícola 2020/21 se enfrenta a un escenario complejo. Se prevé una caída del 6% en la producción con una merma del 1,2% en el área a sembrar y, tal como opina Juan Brihet, coordinador Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), podría pensarse que muchos productores volverán a planteos defensivos y de menor nivel como hace cinco años atrás.
Sin embargo, esa estrategia de bajar el nivel de inversión pareciera no ser la salida. “La clave estará en ajustar los procesos y en la eficiencia productiva para no perder competitividad. A esto se agregan precios de cultivos que se han recuperado después de niveles mínimos este año, y una relación insumo/producto más favorable para los fertilizantes”, afirmó Brihet.
De acuerdo con el especialista, en la Argentina el piso de nivel tecnológico se ha elevado en los últimos cinco años. El manejo técnico que se viene aplicando, el tipo de insumos y las estrategias productivas así lo demuestran. “Al mismo tiempo, aún existe un 65% del área sembrada con niveles medios y bajos de tecnología aplicada: visto en el escenario actual, es un margen importante de mejora potencial para explorar”, resaltó.
Según Brihet, está establecido el uso de siembra directa en el 90% del área sembrada, y de biotecnología en prácticamente el 100% del área con soja y maíz. A su vez, la rotación de cultivos con cereales se mantiene en torno al 40% y esta contribución es significativa en relación a años anteriores.
“Bajo el concepto de mejora continua, se ven crecer también nuevas tecnologías. Prácticas como la siembra de cultivos de cobertura, que alcanza al 13% de los productores, y la aplicación variable de insumos en alrededor del 9% del área agrícola”, comentó el coordinador Investigación y Prospectiva de la BCBA.
En lo que respecta al uso variable de insumos, Brihet asegura que los datos muestran una adopción de entre el 7% y el 9% del área, aunque la variabilidad aparece entre regiones según se mire la dosificación de semillas, fertilizantes o herbicidas. “Estos últimos se aplican en forma variable principalmente en el norte, mientras que los fertilizantes en la región central; la dosificación de semilla se muestra polarizada en los extremos del NEA y del sudeste de Buenos Aires”, agregó.
En cuanto a los fertilizantes, Brihet señala que su uso es sostenido durante los últimos cinco años y que aumentan las dosis, principalmente en gramíneas como trigo y maíz, con un iuncremento mayor al 60%.
“El aumento en producción está siendo más que proporcional al del consumo de fertilizantes, lo que genera un balance de nutrientes deficitario. Y esto, analizado sobre rendimientos actuales, si pensáramos en que la Argentina puede explorar rendimientos potenciales aún mayores, debería más que duplicarse el consumo actual de fertilizantes para alcanzarlos en forma sostenible”, advierte.
Para seguir mejorando en el contexto actual, Brihet asegura que se deben repensar algunos aspectos del sistema productivo, para establecer un objetivo claro de cierre de brechas tecnológicas, con un manejo de cultivos aún más eficiente y bajo un correcto marco económico, social y ambiental.