as charlas estuvieron a cargo de los profesionales de INTA Cristian Alvarez (de la Agencia de Extensión de Pico y equipo de suelos del INTA Anguil) y Laura Fontana (del grupo de Producción y utilización de pasturas de INTA Anguil), generando intercambio continuo con cada uno de los participantes.
En la visita a los potreros, en donde uno de ellos había una calicata (técnica de prospección empleada para facilitar el reconocimiento de nutrientes) se realizó un análisis de la situación encontrada en este caso en particular, brindando conocimientos para que puedan transferirlos a otras situaciones. En la jornada, se mencionaron aspectos principales a tener en cuenta ante una siembra de pastura y se detallaron problemáticas que se visualizan en muchos lotes de la zona.
José Berreta, socio Aapresid y dueño de los campos donde se realizó la jornada, destacó que, si bien la siembra directa es clave, no alcanza porque históricamente tenemos suelos que están mal trabajados y cuesta reconstruir ese perfil. Por este motivo, destaca la importancia de complementar con un análisis diagnóstico del suelo para ver los perfiles un año antes de implantar una postura. “En mi caso, yo veía que una alfalfa de un año no reaccionaba de la misma manera que otras sembradas al mismo tiempo. Entonces el problema estaba en la estructura del suelo donde había una capa de 15 cm muy buena, pero a partir de ahí había una capa muy dura que impedía a la pastura perforar” comentó el productor. Entonces se trata de un análisis de suelo, no solo de nitrógeno, fósforo, sino además un análisis estructural, ocular, físico.
En diálogo con Laura Fontana, explicó; “Como primer tema abordado fue la densificación de los suelos, que hacen que haya una discontinuidad importante entre lo que ganó ese suelo y cómo estaba originalmente. Esto genera problemas en la movilización no solo de agua en suelo sino también de nutrientes, impidiendo el normal desarrollo radicular de la alfalfa, es importante recordar que los primeros 80 cm de suelo tiene la mayor captación de nutrientes”.
Problemas de saturación de bases, baja saturación, con muchos problemas de Ca agravado por el problema de bajo pH, y además la baja disponibilidad de P. Todas estas limitantes hacen la pérdida de potencial productiva de las pasturas. No logrando alcanzar los 15 a 17 kg de MS por Ha por mm de agua captado en el sistema.
“Por otro lado, el momento de óptimo aprovechamiento de la alfalfa, para lograr el mejor equilibrio entre cantidad y calidad forrajera sería cuando el rebrote alcanza la altura del puño, también se lo asocia al 10 % de floración”, continuó Fontana.
También se hablaron de diferentes aspectos a tener en cuenta para la siembra de la alfalfa. Abordando las condiciones óptimas para el mejor desarrollo y producción. “Es importante realizar un análisis de suelo para conocer las condiciones del mismo. Los óptimos son de pH: 6,2 a 7,5. P: entre 20 a 25 ppm”.
El período de siembra aconsejado es entre el 15 de marzo y 15 de abril para la zona, siendo limitante la fecha probable de primera helada (15 de abril, en este caso). Las siembras en otoño se aconsejan por sobre las de primavera, debido a que la competencia con malezas y el desarrollo de plantas son menos favorables en primavera.
La densidad de siembra debería rondar los 8-10 kilogramos por hectárea. Es decir, sembrar mayores densidades sólo significaría aumentar el gasto en semilla, reducir el tamaño de las plantas por competencia entre ellas y luego de un año llegarían en todos los casos a esa cantidad de plantas por metro cuadrado. La profundidad de siembra si es muy profunda puede resultar en un fracaso en suelos franco-arcillosos de la zona húmeda, en ellos la profundidad no debe pasar de 1, 5 cm. En los franco-arenosos de la zona semiárida se puede incrementar hasta los 2,5 cm. El cultivo que precede a la siembra de la alfalfa debe finalizar su ciclo en época oportuna para permitir almacenar agua en el perfil del suelo y, además, dejar un rastrojo relativamente limpio de malezas y residuos.
El indicador más generalizado para determinar el momento de uso es el inicio de floración, el cual tiene un balance entre la cantidad y calidad del forraje ofrecido, relacionado con la máxima acumulación de reservas en raíz. Si bien hay algunos momentos del año que las plantas no florecen, por esta razón, se recomienda considerar además la aparición de rebrotes de la corona, especialmente durante fines de otoño, invierno y principios de primavera. “Concluimos entonces que el comienzo del pastoreo podría definirse como el momento en que se produce el 10% de floración o cuando los rebrotes basales (desde la corona) alcanzan 3 a 5 cm de altura (aproximadamente altura de puño)”.
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