n medio de la crisis por el coronavirus, Yanina Rodríguez sale de su casa a cumplir con una tarea esencial: el abastecimiento de alimentos. A pesar de la pandemia, la camionera traslada carga de cereales, oleaginosas y semillas a todo el país; un signo de los nuevos tiempos y ejemplo de superación.
Herencia familiar y amor por el campo. Oriunda de Villa del Rosario, Córdoba, a 90 kilómetros de la capital provincial, la vida de Yanina siempre giró en torno de los camiones. Con abuelo y padre camioneros, en sus fines de semana y en las vacaciones la cabina del camión y la ruta eran sus mejores programas. “Desde muy chica con mi mamá lo acompañábamos a papá en los viajes. A los cinco años fue mi primer viaje sola con él. Fuimos a Catamarca a buscar pimientos. Todavía me acuerdo que iba parada en la butaca al lado de él, conversando como una lora”, cuenta.
Cuando finalizó el colegio secundario decidió estudiar veterinaria y pagaba sus gastos repartiendo alimento balanceado en la zona. Cuando el negocio familiar comenzó a tener problemas y la enfermedad de su padre le impidió continuar trabajando, Yanina se hizo cargo y tomó el volante. “Le dije a mamá que cuide a Mailén, mi hija mayor, y me fui a cargar a Laborde a un molino harinero, a más de 200 kilómetros de mi pueblo”, recuerda.
A partir de ese día nunca más se bajó del camión. Con 21 años y el registro profesional en mano, esta mujer decidió que el camión sería su forma de vida para siempre. “Me di cuenta que nací con el oficio incorporado, es algo totalmente normal para mí”, expresa.
Luego de algunos años, la camionera entendió que era tiempo de crecer fuera del emprendimiento familiar y hace siete años tomó su propio camino. “En un principio, unos amigos me ayudaron y yo les hacía los viajes a ellos, pero después decidí estar en relación de dependencia, ya que me daba la estabilidad económica que necesitaba”, explica.
En la actualidad, Yanina se desempeña en Transporte Picca, una empresa de servicios agropecuarios industriales que le dio lugar a la única mujer entre los 27 choferes de la compañía. “Hay una buena relación con todos. Donde quiera que esté y me pasa algo, levantó el teléfono y tengo amigos en todos los rincones del país para darme una mano”, concluye.