El consumo de cerveza artesanal en la Argentina ha crecido considerablemente en los últimos cinco años. Según la Cámara Argentina de Productores de Cerveza Artesanal, el rubro creció alrededor del 40%, con más de 1.500 productores en todo el país.
El primer emprendimiento microcervecero de la Argentina tuvo lugar en el sur del país, cuando Juan Bahlaj fundó El Bolsón, en 1984. Ocho años después, Blast abrió su planta en Bariloche. En 1998, apareció la cadena que revolucionaría el rubro, instalando la cerveza artesanal en todo el país: Antares.
Pablo Rodríguez, uno de los fundadores de Antares, sostuvo que “la explosión se dio en los últimos cinco años, aunque se hizo más visible en los últimos dos, porque afectó a la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba. Rosario se sumó en este último año”. En otras ciudades, como Bariloche, Mar del Plata y La Plata, la cerveza artesanal se encuentra mucho más desarrollada.
Actualmente, el sector constituye alrededor del 2,5% del mercado cervecero, un porcentaje bastante bajo si se lo compara con el nivel de participación de la cerveza artesanal en EE.UU, donde el rubro representa entre el 15% y el 17% del consumo. No obstante, cabe aclarar que en Mar del Plata el consumo promedio alcanza el 12%.
Aníbal Loggia, presidente de la Cámara Argentina de Productores de Cerveza Artesanal, explicó que el pasado verano fue el peor de los últimos catorce años, ya que surgieron muchos productores de cerveza que hacen una bebida de mala calidad y la comercializan a precios demasiado económicos. Hernán Buccino, dueño de la cervecería Funes Birrería, expresó que “hubo una demanda de cerveza que se convirtió en sobreoferta de bares. Al haber mucha gente haciendo lo mismo, hay mucha muy mala”.
Con la expansión de la cerveza artesanal, también aparecieron las dudas sobre las condiciones de salubridad en que la misma es fabricada. Los productores sostienen que el alcohol y el lúpulo son antisépticos, por lo que es casi imposible que una bacteria pueda desarrollarse en esas condiciones. Debido a que el producto es hervido, una levadura mal elaborada hará que la cerveza tenga un sabor desagradable, pero no representará un riesgo de intoxicación.
Los productores de cerveza artesanal están de acuerdo en mejorar la calidad del producto y respaldar el emprendedurismo. Sin embargo, hace falta el apoyo de las autoridades para establecer normativas que fomenten la actividad. En Mar del Plata, por ejemplo, se ha logrado formalizar y regular la producción gracias al apoyo del gobierno.
Por último, el presidente de la Cámara manifestó que el incremento de los servicios públicos y los impuestos internos son una gran traba para el rubro. “Una planta consume agua. Los aumentos te dejan más ajustado y con menos posibilidades de invertir”, concluyó.