os diferentes tipos de coníferas suelen ser bastante fáciles de cuidar, aunque siempre hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones para que crezcan fuertes y sanas y se mantengan frondosas durante todo el año.
En primer lugar, hay que saber que este tipo de plantas soporta muy bien el frío y, además, tampoco se ven afectadas por las altas temperaturas del verano, aunque se recomienda pulverizar las plantas con agua durante los meses de máximo calor.
Respecto a sus cuidados, sin duda, el riego es uno de los grandes problemas de las coníferas ya que, si no se hace adecuadamente y pensando en el tipo de conífera que se tiene, las plantas pueden verse afectadas.
En primer lugar, la cantidad de agua que requiere la conífera va a depender mucho de su especie, tal y como indican desde Verdecora. No es lo mismo una conífera enana que una de gran envergadura. Del mismo modo, las coníferas de crecimiento rápido necesitan una dosis de agua diferente a las de crecimiento lento.
Así, es fundamental conocer bien la especie de conífera que se desea poner el el jardín para darle los cuidados de riego oportunos. A grandes rasgos y de forma general, las coníferas suelen necesitar un riego regular, el cual se debe hacer en profundidad desde el inicio de la primavera y hasta mediados de otoño.
Cuando las coníferas son jóvenes, requieren una mayor cantidad de agua para afianzar correctamente sus raíces. Sin embargo, hay que tener cuidado con el exceso de agua, ya que el estancamiento puede provocar que nuestras coníferas comiencen a adquirir una tonalidad marrón. Así, es importante un buen drenaje para evitar encharcamientos.
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