a colza permanece relegada como alternativa en las rotaciones de cultivos por desconocerse el momento óptimo para su cosecha en la Argentina. Sin embargo, una reciente investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) estableció una forma objetiva para saber cuándo es el momento oportuno.
“Actualmente, una sola empresa comercializa aceite de colza en la Argentina (llamado aceite de canola a nivel comercial) y se lo suele encontrar en las grandes cadenas de supermercados y en algunas dietéticas. Hubo un boom de producción en los noventa, pero después surgieron problemas en el manejo agronómico y en la comercialización, lo que desalentó a los productores para que lo adoptaran. Uno de esos problemas fue la pérdida de rendimiento durante la cosecha”, explicó Nora Gómez, docente de la cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA.
Asimismo, Nora señaló: “Cuando el fruto de la colza se seca en la planta, se abre muy fácilmente al contacto. Eso genera que muchos granos se caigan al suelo cuando avanza la cosechadora. Por eso, nos pareció importante determinar a campo cuándo es que el grano alcanza la madurez fisiológica, su máximo peso seco, para cosecharlo antes de que caiga al suelo por la apertura del fruto”.
El trabajo estableció que el momento de máximo peso seco de los granos ocurre cuando su humedad alcanza un valor de entre 45% y 46%. “Este resultado representa un gran avance, ya que hasta ahora el momento de cosecha se determina a ojo, es decir, se toman en cuenta aspectos visuales como el color de los frutos o de los granos, entre otros”.
Entre los cultivos oleaginosos, resalta como uno de los más saludables por su bajo porcentaje de ácidos grasos saturados, directamente relacionados con el colesterol malo en la sangre.
En cuanto a los aspectos agronómicos, la docente resaltó que la colza es un cultivo de invierno que se puede cosechar entre noviembre y diciembre (antes que el trigo), lo que permite sembrar posteriormente soja, girasol, sorgo o maíz tardío. Además, está disponible para ser procesado cuando la industria aceitera está ociosa, dado que el girasol recién llega entre febrero y marzo.
Gómez aclaró que la colza no se llegó a incorporar a las rotaciones agrícolas en la Argentina, entre otras razones, porque los productores se inclinan más por cultivos tradicionales de invierno como el trigo o la cebada. Por otra parte, en nuestro país no hay costumbre de consumir este aceite, lo que sí es habitual en Francia, Canadá, Alemania y el Reino Unido. “Desde la FAUBA seguimos generando conocimiento para revertir esas situaciones, ya que estamos convencidos de la potencialidad de esta oleaginosa”, concluyó Nora.