Para tener éxito en este cultivo es necesario utilizar semillas de buena calidad. Si el productor usa semilla de su parcela debe seleccionar plantas sanas, vigorosas, con frutos bien desarrollados y de color uniforme.
Este cultivo es de ciclo corto iniciando cosecha a los 45 días después de la siembra y finalizando a los 90 días después de la siembra.
La siembra puede ser de forma directa y de trasplante.
En siembra directa se necesitan 20,000 semillas para una hectarea, depositando 2 semillas por golpe a una distancia de 1.5 metros entre calles y 0.5 metros entre planta. Este método se utiliza en pequeñas áreas.
Para la siembra de trasplante se hace uso de bandejas utilizando 10,000 semillas. A los 8-10 días después realizar el trasplante obteniendo una población de 9368 plantas por hectarea.
Es importante realizar una prueba de germinación antes de la siembra, si de cien semillas nacen 85, esto indica que es óptima para la siembra.
El control de malezas dependerá de la época en la que se establezca el cultivo.
En época seca el manejo de malezas se ve reducido a dos o tres controles manuales con el uso de azadón y machete.
Es importante mantener el cultivo limpio sobre todo por la afectación de plagas que dañan el fruto.
Es importante que los productores conozcan la fertilidad de sus suelos para realizar un buen plan de fertilización en sus cultivos.
Este cultivo requiere buenas cantidades de nitrógeno y potasio, por lo que se recomienda la aplicación de la siguiente manera:
Al momento de la siembra aplicar 2 quintales de completo 12-30-10 por hectarea.
De 15 a 20 días después de la siembra 2 quintales de Urea.
Al momento de la floración 2 a 3 quintales de potasio
(0-0-60) para obtener frutos de buena calidad.
La fertilización se puede complementar utilizando bioles a razón de 3 litros por hectarea cada 8 días como energizante para promover el desarrollo foliar del cultivo.
Instituto Nicaragua