Fertilización en poscosecha de frutales de pepita y carozo: pensando en la cosecha que viene

La fertilización es una de las labores culturales más importantes en los cultivos perennes, como los frutales, para lograr rendimientos altos y sostenidos

Fertilización en poscosecha de frutales de pepita y carozo: pensando en la cosecha que viene
viernes 08 de mayo de 2020
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n programa de fertilización debe tener objetivos específicos y definidos para la realidad de cada monte. Es ampliamente reconocido que la fertilización de poscosecha, realizada generalmente en otoño, cuando el follaje se mantiene activo antes que las hojas inicien el proceso de senescencia. Es la primera que se realiza con vistas a la próxima temporada. El fundamento técnico de efectuar esta práctica con suficiente anticipación se basa en razones fisiológicas.

Es conocido el rol de las reservas minerales y orgánicas en las especies perennes durante las primeras etapas de crecimiento primaveral. Simplemente se debe recordar que desde el mismo momento en que las yemas comienzan a hincharse hasta dos y tal vez tres semanas después de plena floración, las reservas de la planta son las encargadas de abastecer el crecimiento y desarrollo, en primer lugar, de las raíces absorbentes, y luego de las jóvenes hojas, flores y frutos cuajados. Es importante recalcar que, en este período, si bien puede producirse algo de absorción mineral por parte de las raíces, el crecimiento inicial no depende de los minerales del suelo sino de las reservas de la planta. Por lo dicho, es importante realizar fertilización poscosecha, con el fin de adicionar aquellos minerales que puedan resultar deficientes. De todos los minerales esenciales, los que se pueden aplicar en en poscosecha son el nitrógeno, el fósforo y el potasio por suelo, y el Boro vía aplicación foliar.

En perales y manzanos es posible realizar la fertilización nitrogenada desde un par de semanas previas a la cosecha hasta mediados de abril. En tanto, para los frutales de carozo el momento ideal es inmediatamente después de la cosecha.

El requerimiento de cada especie, portainjerto y variedad, así como rendimiento esperado y el estado de cada monte determinan la dosis total del nitrógeno, pero en general conviene aplicar aproximadamente el 60% de la dosis total en este período, a excepción de las variedades de manzano Red Delicious y Gala tradicional –de bajo potencial para desarrollar coloración roja- y de la pera D´Anjou –susceptible a la manifestación de corcho-. En estos casos es aconsejable que la fertilización nitrogenada se realice en su totalidad en otoño.

La fertilización fosfórica debe realizarse incorporando el fertilizante al suelo en proximidad de las raíces ya que es un elemento no móvil. El nitrógeno, se aplica normalmente al nivel de la superficie del suelo, ya que al ser móvil puede ser transportado a la zona de absorción mediante el agua, sea producto de una lluvia oportuna o por el riego. Lo correcto es realizar el riego y luego la aplicación del fertilizante. De no ser posible, se debe tener precaución con la lámina de agua aplicada, para evitar el lavado del fertilizante y pérdida por lixiviación y contaminación de la freática. De todos modos, debe siempre incorporarse, ya sea con agua o con movimiento de suelo.

Todas las formas químicas de nitrógeno son de rápida disponibilidad, aun la forma amonio, que en nuestras condiciones pasa a la forma nitrato por acción de las bacterias del suelo en apenas unos pocos días. La Urea es una de las formas que mayor contenido de nitrógeno posee (grado 46-0-0), el Nitrato de Amonio calcáreo (grado 27-0-0) es un fertilizante que no tiene limitaciones de uso en los frutales, y además es una fuente económica de nitrógeno y de rápida disponibilidad; el Sulfato de Amonio (21-0-0) es la fuente de nitrógeno que más acidifica al suelo por unidad de nitrógeno, por lo que sería el más recomendable para suelos alcalinos. Por el contrario, los fertilizantes químico-orgánicos, sobre todo el estiércol o guano, son de más lenta disponibilidad. Si bien en esta época resulta ventajoso aplicar guanos se debe considerar su incorporación inmediata al suelo, especialmente acompañada por una aplicación baja de nitrógeno, con el propósito de acelerar la absorción de este último. También puede ir acompañado de la siembra de un verdeo de invierno como cebada o avena.

Los fertilizantes fosforados más comunes son el Superfosfato Simple (grado 0–21–0) que también aportan calcio y azufre, el Superfosfato Triple (0–46–0), que aporta calcio, el Fosfato Diamónico (18–46–0), que y Urea Fosfato (17-44-0), que presenta la ventaja de ser soluble en agua además de también contener nitrógeno. Lo aconsejable, dada la inmovilidad del fósforo y su bajo requerimiento, es realizar la aplicación en el momento de la implantación del monte como fertilización de base, y luego continuar con aportes de refuerzo cada tres años.

Respecto del potasio, los fertilizantes más utilizados son el Cloruro de Potasio (0-0-60), el Sulfato de Potasio (0-0-50) y el Nitrato de Potasio (13-0-45). El Cloruro de Potasio es el fertilizante potásico más utilizado pero su aplicación puede ser perjudicial en suelos salinos. El 15–15–15 es una formulación que adiciona al suelo los tres elementos mayores, es decir, nitrógeno, fósforo, y potasio.

Una forma práctica para aplicar fertilizantes de fácil disolución al suelo es utilizando la maquina pulverizadora, reduciendo la ocupación a una sola persona. La operatoria consiste en disolver el fertilizante en agua dentro del tanque de la pulverizadora, desconectar las mangueras que abastecen a los arcos de picos, apuntarlas al suelo, ajustando la bomba a una presión baja y desconectado la turbina. Se aplica sobre el suelo en forma de chorro de agua con el fertilizante disuelto dirigido bajo la copa de los árboles (ver Foto 1). Se recomienda realizar la aplicación sobre el suelo húmedo luego de un riego, ni bien se pueda transitar con la maquinaria.

Con una bolsa de 50 Kg de Urea disuelta en un tanque de 2.000 lt con agua, con una marcha del tractor que logre 3 a 5 Km/hs a bajas revoluciones del motor, se pueden cubrir de 10 a 12 filas o calles.

Otra alternativa es utilizar maquinaria específica para incorporar fertilizantes perlados al suelo, la cual permite ajustar la dosis a través de un sistema de regulaciones (ver Foto 2). Esta máquina presenta la ventaja de incorporar los fertilizantes dentro del suelo en la zona de las raíces y así permite una buena disponibilidad para la absorción del fósforo y el potasio, así como también el nitrógeno.

 

INTA



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