as últimas heladas del 5 y 6 de octubre pasado se quedaron con entre el 20 y el 60 % de las producciones de uvas, según las zonas del Este mendocino y Valle de Uco, entre otros oasis. En San Juan el melón fue el más afectado.
A pocos días de iniciado el mes de octubre muchos productores vitícolas, frutícolas y hortícolas de las provincias de Mendoza y de San Juan, fueron testigos de un paisaje digno de una película de suspenso que mantendría en vilo sus microeconomías por un largo tiempo: irrumpió con toda la fuerza, un fenómeno meteorológico, conocido como “helada negra”. Esto se produce cuando la temperatura desciende por debajo de los 0°C. Sucede porque el aire está tan seco que la temperatura no iguala a la de rocío y por lo tanto no se produce condensación ni formación de escarcha.
La "helada negra” se produce cuando la temperatura desciende por debajo de los 0ºC.
En estas condiciones, los tejidos de los cultivos sufren quemaduras más o menos graves que confieren a las plantas una apariencia negruzca. De este hecho, de ahí se deriva el término helada negra, muy temida por los productores.
En estas últimas heladas, se registraron temperaturas inferiores a los -4 ºC en algunas zonas de Valle de Uco y de -2 ºC en el Este mendocino y algunas fincas de Cochagual, Media Agua, Tres Esquinas y las Lagunas; así como en fincas puntuales de 25 de Mayo, 9 de Julio, Caucete y San Martín.
En la provincia de San Juan, las producciones que más daño recibieron fueron las uvas de variedades destinadas a pasa y a la poca producción de mesa.
Este episodio causó grandes pérdidas en Mendoza, de acuerdo al relevamiento realizado por los propios productores, las estimaciones van desde un 20 y hasta un 60% de daño en racimos según las fincas y las zonas, aunque recién el próximo mes tendrían los datos certeros. Los agrónomos ya hablan de un 30% de pérdida de uva de vinificar, en promedio, pero todavía están a la espera de la finalización de recepción de denuncias de daños y los peritajes correspondientes.
En cuanto a la provincia de San Juan, las producciones que más daño recibieron fueron las uvas de variedades destinadas a pasa y a la poca producción de mesa, aunque todavía no se conocen los porcentajes.
En el caso del Melón de Media Agua, San Juan tienen cifras concretas en lo que respecta al daño. Serían alrededor de unos 26 productores pequeños afectados que tienen alrededor de con 100 hectáreas, entre inscriptos en el Registro Único de Productores Agropecuarios (RUPA), Agricultura familiar y los no registrados.
Las heladas tardías o primaverales son las de mayor importancia para las actividades agrícolas.
Los ingenieros agrónomos, Adriana Inés Caretta y Cristian Mariano Albors, de la Cátedra de Climatología Agrícola del Departamento de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ingeniería UNSJ; señalaron que “meteorológicamente hablando, la helada se produce cuando la temperatura del aire desciende por debajo de los 0 ºC en la casilla meteorológica, a 1,5 m de altura. Desde el punto de vista agrícola se considera que se ha producido una helada cuando la temperatura alcanzada, por debajo de 0 ºC, causa daños al cultivo. Las heladas tardías o primaverales son las de mayor importancia para las actividades agrícolas"
Tanto Caretta como Albors, coincidieron en señalar que “en cultivos de vid las yemas y las hojas están expuestas a mayor frecuencia de heladas, pero son más resistentes que las fases siguientes. Es decir, desde la brotación hasta los frutos pequeños, es esta última fase la más susceptible al daño y coincide, justamente, con las heladas tardías".
Estas heladas no se pueden prever con demasiada antelación, por lo que prepararse ante ello es muy complicado.
Como en todo cultivo, el daño depende de la especie, la variedad, del estado fenológico, entre otros factores. "Es importante señalar, a modo de muy breve conclusión, que la helada es una adversidad agrometeorológica sumamente ligada a las características particulares de la especie, de su estado general y de su contexto", explicaron.
Por lo general, estas heladas negras vienen acompañadas de un cielo totalmente cubierto o algunas turbulencias en las capas bajas de la atmósfera. Estas heladas no se pueden prever con demasiada antelación, por lo que prepararse ante ello es muy complicado. Lo único que se puede es intentar proteger a los cultivos de las consecuencias inminentes.
El Agrario