n los países de América Latina, el método más utilizado para diferenciar un área rural del espacio urbano se basa en analizar el número de habitantes que residen en una determinada zona, considerando como “rural” a todas las localidades que posean una población menor a los 2.000 habitantes. En estos casos, la baja densidad y la dispersión de las construcciones suelen definir un predomino del paisaje natural por sobre la arquitectura construida.
Según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de la Argentina -información del año 2010-, se estima que la población rural del país se encuentra constituida por 3.599.764 personas -sobre un total de 44.27 millones de habitantes-, lo cual equivale al 9% de la población total del país. Aunque el número de personas que aún viven en estas áreas es una cifra considerable, la realidad es que, si se realiza un seguimiento de los valores a través de los últimos 50 años, se puede detectar una tendencia notable al descenso de la población que vive de manera permanente en zonas rurales.
Cada vez más gente elije vivir en zonas urbanas y las construcciones rurales, que anteriormente se utilizaban con fines productivos como es el caso de los establos, los caseríos, las caballerizas, y las viviendas permanentes para los habitantes de la zona, han comenzado a transformarse. La actualización y refuncionalización de estas construcciones utilitarias ha aparecido como un área de oportunidad. Ahora que las zonas rurales y los barrios suburbanos han comenzado a ganar terreno como "zonas de ocio, retiro y descanso", la reforma de sus antiguas instalaciones permite adecuar la arquitectura a los nuevos usos y requerimientos.
Si bien la extensión y variedad propia del territorio argentino genera que la arquitectura de las zonas rurales sea muy heterogénea y dependa de cuestiones tales como la geografía, el clima, los recursos materiales disponibles y las técnicas propias de cada región, es posible rastrear algunas constantes. El sentido paisajístico, la cualidad contemplativa, el uso de materiales tradicionales, -sea mampostería, madera o piedra- aparecen como denominador común, beneficiando el desarrollo de una estética austera, rústica y simple.
A continuación, presentamos una serie de proyectos ubicados en zonas rurales y suburbanas de Argentina donde antiguas construcciones se actualizan, dando lugar a nuevos usos pero sin perder la esencia original de su arquitectura:
Las Caballerizas es una casa de fin de semana ubicada en Río Lesser, Salta y construida a partir del reciclaje de unas antiguas caballerizas . El proceso de diseño y refuncionalización fue un trabajo artesanal donde se buscó restaurar la construcción original de piedra para conservar la esencia y el espíritu del lugar -a pesar del mal estado en el que se encontraba-. Se respetaron todos los materiales originales y la disposición de la planta baja, conservando incluso los bebederos de los caballos. Un nuevo volumen construido con estructura metálica y vidrio se apoya sobre la construcción original, evidenciando las dos etapas de la construcción.
Las Caballerizas es una casa de fin de semana ubicada en Río Lesser, Salta y construida a partir del reciclaje de unas antiguas caballerizas . El proceso de diseño y refuncionalización fue un trabajo artesanal donde se buscó restaurar la construcción original de piedra para conservar la esencia y el espíritu del lugar -a pesar del mal estado en el que se encontraba-. Se respetaron todos los materiales originales y la disposición de la planta baja, conservando incluso los bebederos de los caballos. Un nuevo volumen construido con estructura metálica y vidrio se apoya sobre la construcción original, evidenciando las dos etapas de la construcción.
A partir de la encomienda de un proyecto sobre un terreno donde funcionaba un antiguo vivero de orquídeas, se realizó un relevamiento de las construcciones existentes a fin de evaluar el estado y capacidad de adecuación de los edificios al programa de necesidades establecido. El edificio existente era un antiguo invernáculo de 2 plantas y la refuncionalización del edificio debía contemplar un espacio multiuso para alojar inicialmente la oficina comercial del desarrollo, para luego, con el emprendimiento consolidado mutar a un espacio común de Co-working.
Emplazada en una estancia de 5 hectáreas construida en los años 40 en las Sierras de Córdoba, la Vivienda Alta Vista formaba parte de un complejo turístico de carácter Mission Style Californiano, compuesto por la antigua hostería, la pulpería, una serie de talleres y tanques australianos, y la administración del complejo. Esta última es intervenida por sus nuevos dueños en la búsqueda de una casa de fin de semana hoy y una vivienda permanente de retiro para el mañana.
Plataforma Arquitectura