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Los precios del maíz y la soja, estancados por el coronavirus

Se registran los picos más bajos en los precios de los granos en el mercado, sumado a la crisis del etanol, la menor demanda forrajera y la previsión de cosechas abundantes

Los precios del maíz y la soja, estancados por el coronavirus
martes 12 de mayo de 2020
A

pesar de haberse firmado recientemente la fase uno del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, que se esperaba fuese un despegue en el valor de los granos, la pandemia de coronavirus eclipsó el horizonte esperado para el mercado del maíz y la soja.

El hecho de que EE.UU. se haya convertido en el epicentro de la crisis sanitaria, con más de 75.000 muertos, amplifica el impacto de la pandemia sobre el mercado de granos, dado su posicionamiento como referente global para las cotizaciones. El maíz y la soja son los productos que más están padeciendo el golpe derivado de las medidas tomadas para intentar contener al COVID-19.

En efecto, las restricciones comerciales y sociales provocaron el derrumbe del consumo de combustibles, que no solo se reflejó sobre los precios del petróleo, sino que agravó el mal presente que traía la industria de los biocombustibles, particularmente la del etanol derivado del maíz, que anualmente consume cerca del 38% de la producción estadounidense del cereal.

Pero el virus también golpea a la cadena de ganados y carnes, y con ella, a la oferta forrajera, ya que la demanda de cortes bovinos, porcinos y aviares disminuyó por el cierre de restaurantes y cadenas hoteleras, a la vez que se redujeron los puntos de entrega de animales listos para faena por la paralización de frigoríficos y de plantas de empaque que registraron casos positivos entre su personal.

“El uso de etanol se redujo en un 40% y eso afecta la demanda de maíz, como también lo hace la menor demanda de alimento para el ganado por los cierres de plantas de empaque. Ambos factores son preocupantes para la evolución de los precios de los granos”, puntualizó Charlie Sernatinger, jefe global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets.

Con una baja del 20% en lo que va de 2020, el maíz mantiene actualmente sus valores entre los peores desde septiembre de 2016, tras haber rondado pocas jornadas atrás el nivel más bajo en casi diez años, al bordear los 118 dólares por tonelada. Para la soja, la historia no es muy diferente, ya que el descenso de su precio en lo que va del año es del 13% y no logra remontar vuelo desde un rango que en las últimas semanas osciló entre 305 y 315 dólares por tonelada.

El cuadro es peor para el maíz debido a que el ajuste en la demanda llegará en una campaña con potencial para ser récord. Las estimaciones privadas llegan a augurar una cosecha estadounidense 2020/2021 en torno a las 400 millones de toneladas, dado el incremento de la intención de siembra (de 36,30 a 39,25 millones de hectáreas); el rápido avance de la implantación (al lunes pasado era del 51%, contra el 39% de las cuatro campañas anteriores), y la vigencia de un clima hasta el momento amigable con los cultivos.

Sin la estridencia del crecimiento del maíz, para la producción de soja estadounidense las perspectivas también son favorables, por la previsión de un crecimiento de la siembra desde los 30,70 millones de hectáreas del ciclo anterior a 33,80 millones de hectáreas, de los cuales al lunes pasado se había cubierto el 23%, contra el 11% promedio de las anteriores cuatro campañas.

Por otra parte, en plena campaña por su reelección, las críticas por como enfrentó la pandemia acorralan al presidente Donald Trump. Quizá ahí esté la mejor explicación al porqué de su arremetida contra China, país al que él y el resto de su equipo acusan de ser responsable de los padecimientos actuales.

En simultáneo, Steven Mnuchin, secretario del Tesoro estadounidense, advirtió a China sobre las consecuencias si no respeta los términos del acuerdo comercial firmado el 15 enero.

“Trump tiene una historia de arremeter contra terceros cuando lo critican en casa, y hoy está siendo criticado por su lenta reacción a la pandemia, por lo que está buscando culpar a otros. Eso no es bueno para los precios de los granos ni para el agricultor estadounidense, que presumiblemente votará por él en cantidades abrumadoras”, advirtió frente a lo que podría ser el inicio de una guerra sanitaria entre las dos principales potencias globales.

 

Perspectivas favorables para las ventas de Brasil

En un abierto contraste con las imágenes de dolor que la pandemia está generando en Brasil, donde ya suman cerca de 10.000 muertos, para el sector del agronegocio la crisis sanitaria mundial está brindando mejores perspectivas para las exportaciones de granos.

“Hasta el momento hubo pocos efectos de la pandemia sobre el mercado. La devaluación del real frente al dólar aumentó la competitividad de la soja brasileña y estimuló las ventas no solo a China, sino también a otros países. Sí, existe la posibilidad de una menor demanda de harina de soja para la producción de alimento animal en el mercado local y en el exterior, pero este efecto aún no se sintió y no hay certeza de que se sienta”, comentó Adriano Lo Turco, analista de Agroconsult.

Tal como ocurre en Estados Unidos, el especialista reconoció que el mayor impacto negativo de la crisis sanitaria sobre el agro de Brasil lo padece el maíz, por una caída en la demanda para la producción de etanol –la industria demanda unos 4,5 millones de toneladas del cereal para ese fin– y por una reducción en el potencial de exportación, debido a la menor demanda de forraje y al aumento de la oferta mundial.

 

Situación en la Argentina

En tanto, en la Argentina, los problemas de logística surgidos tras el inicio de la cuarentena se fueron superando, pero el impacto de la caída de los precios, que golpeó de manera notoria al maíz, se mantiene vigente. Aunque con menor fuerza, el movimiento bajista también alcanzó a la soja, que ya venía con valores deprimidos tras el incremento de los derechos de exportación.

“Recientemente, en la Bolsa analizamos el impacto de la caída de precios en las decisiones de siembra 2020/2021. A esta altura del año, el productor se plantea si va a hacer trigo y si puede, a continuación, implantar una soja de ciclo corto (doble cultivo en el lote) u optar por un maíz temprano o de ciclo largo. La caída del 12% en el precio del maíz, que se concentró entre fines de marzo y el cierre de abril –en igual segmento la soja retrocedió poco más del 3–, impacta con una caída del 30% en el margen bruto para un productor en la zona núcleo, en torno del Gran Rosario, y del 70% en campo alquilado. De este modo, si bien los márgenes aún resultan positivos, quedan muy ajustados para la alta inversión inicial que requiere un cultivo como el maíz y el alto riesgo climático y comercial. Además, en zonas más alejadas de los puertos la situación se hace más difícil por el impacto en los fletes”, indicó Emilce Terré, jefa del área de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

La especialista agregó que un mes atrás el maíz de primera ofrecía un mejor horizonte de rentabilidad que la rotación trigo/soja; hoy, el escenario es el opuesto, planteando un interrogante sobre lo que puede suceder con las siembras de cara al nuevo ciclo. “Hoy, en rentabilidad gana la opción trigo/soja de segunda, porque, además, le permite al productor un doble ingreso por año y, en estas épocas de incertidumbre, ese flujo financiero pesa”, aseguró.



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