a permacultura, desde sus inicios a finales de los años 70, se ha definido como una respuesta positiva a la crisis ambiental y social que se acrecienta y consiste en trabajar con, y no en contra de la naturaleza. Se trata de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes. Teniendo este concepto como filosofía de vida, varias familias asentadas en la zona rural de las 2000 hectáreas en Iguazú, han optado por construir sus viviendas de barro, aprovechando que este material abunda en la zona, abaratando en gran parte el costo de los materiales, a sabiendas que el barro ofrece muchos beneficios. Dichas construcciones son térmicas y aportan condiciones óptimas sanitarias para habitar.
El impulsor del proyecto en Iguazú, es Simón Martínez padre de Familia oriundo de la provincia de Buenos Aires, casado con una mujer de nacionalidad española con la que ha formado una familia con dos niños. Simón es de profesión artesano, ha viajado por muchos lugares del mundo, recorrió al menos quince países en bicicleta y después de mucho andar optó por echar raíces en la ciudad de las Cataratas. El hombre, amante de la permacultura, optó por edificar su vivienda con este sistema, proyectado en forma sostenible un espacio que se integra en forma armónicamente con el paisaje, ahorrando materiales, produciendo menos desechos, y a su vez conservando los recursos naturales.
Teniendo en cuenta las construcciones con barro que pudo contemplar a los largo de sus viajes, se puso a investigar y descubrió que las técnicas de la construcción con barro habían avanzado sobre todo en las terminaciones y sin haber construido nunca, empezó a hacer su casa con sus propias manos “Antiguamente las casas de barro eran consideradas como símbolo de pobreza pero hoy en el mundo con todos los avances de las técnicas de construcción ya no es así, en el mundo hasta se encuentran hoteles hechos de barro y en Córdoba hay un Eco Barrio llamado Villa Sol que recibe miles de turistas porque la gente busca experiencias, busca la sustentabilidad y lo que es amigable con el medio ambiente, busca alejarse del estrés de las grandes ciudades” indico Simón Martínez.
“Yo empecé con la iniciativa, pero tengo unos vecinos también artesanos que están construyendo una casa, con una mayor inversión ya que tiene piso de madera elevado pero con la misma técnica” comentó. En la zona de las 2000 hectáreas existe una fuerte tendencia para la construcción de más viviendas de barro, inclusive el nuevo asentamiento guaraní Marangatu Poty analiza la posibilidad de hacer varias casas con la misma técnica para poder ofrecer al turista una opción más a visitar.
Martínez no se conformó con el hecho de tener una vivienda en perfectas condiciones, sino que también ha llevado adelante una serie de talleres en la Escuela EPET N°51 ubicada en la zona Rural, donde los alumnos y los vecinos pudieron contemplar cómo trabajar el barro para la construcción de viviendas. “El objetivo es que más personas puedan aprovechar el bajo costo y los beneficios de esta construcción para mejorar su calidad de vida” resaltó.
Respecto a los costos de la construcción de la casa que mide 6x8 construida a principio del año pasado, Simón Martínez explicó que gastó 20 mil pesos aproximadamente en las bases de la casa, 15 mil pesos aproximadamente en la estructura del techo y 1800 pesos en el cerramiento que está realizado con pallets, que aportan firmeza a la estructura, para luego rellenar con la mezcla de barrio y paja “es una casa muy económica, gasté muy poco dinero ya que los pallets –algunos- me nos regalaron y otros pocos los compré, pero realmente me gustaría replicar estos conocimientos a mis vecinos que viven en condiciones muy precarias, sobre todo porque son casas térmicas y económicas” resaltó.
Tiempo después, en el barrio se edificó una casa con mayores comodidades, y con una mayor inversión. Dicha construcción fue llevada adelante por un grupo de carpinteros pertenecientes a una cooperativa de Buenos Aires que arribaron a Iguazú a edificar la vivienda que aún no está terminada. Según los constructores, le faltaría una mano de revoque para culminar con las terminaciones.
El proyecto de Martínez es muy ambicioso: lograr la construcción de un barrio de casas de barro que puedan ser posicionadas como atractivo turístico y así aportar su granito de arena en la conservación del medio ambiente.
Es necesario contar con estos materiales: tierra roja o barro ñaú, pallets de madera o listones convencionales, botellas de vidrio, maderas para cabreada de estructura de techo y chapas, aberturas que pueden ser convencionales o construidas en el lugar con madera de la zona, artefactos sanitarios y todo lo necesario para la instalación eléctrica y sanitaria.
Antiguamente los guaraníes construían sus viviendas de adobe, pero las mismas son de aspecto precario, ya que el barro no está trabajado de manera tal que se pueda presentar una superficie lisa. El secreto está en el trabajo de amasado del barro, en Iguazú los permacultores los amasan la materia prima con los pies, preparan un pozo, espacio donde colocan la tierra con paja y agua, para luego amasarlo con los pies tal como lo hacían los antepasados, a mayor tiempo de amasado mejor es el resultado final.
Las bases de estas construcciones son las similares a las de una casa de material convencional, el ahorro de materiales se da en la edificación de las paredes, primero se construyen las estructuras que sostendrán el barro, que pueden ser construidas con listones convencionales de madera, o con estructuras de pallets que abaratan aún más el costo final.
Una vez fijadas las estructuras se incorpora el barro rellenando los espacios y cubriendo por completo la estructura de madera, allí también se aprovecha para incorporar botellas de vidrio en las paredes, que permiten el ingreso de la luz natural admitiendo el ahorro de energía eléctrica, este detalle admite que la edificación sea amigable con el medio ambiente. Cabe destacar que la clave de este tipo de construcción está en el amasado de la materia prima y está en el secado del material, dicho trabajo lleva su tiempo y se deben cuidar los detalles.
Una vez finalizado el cerramiento de la vivienda, se construye la estructura del techo, para luego comenzar con la instalación eléctrica y sanitaria, el próximo paso es el revoque de las paredes, ya sea interior o exterior, para posterior pintura de las paredes si el propietario así lo desea.
Respecto a los costos, dicha construcción es un 80 por ciento más económica que las construcciones tradicionales y ofrecen muchos beneficios, además del factor económico, dichas construcciones son térmicas, es decir que se elimina el uso del aire acondicionado y son sanitariamente aptas para habitarlas.
El Territorio