n un corral bien diseñado y utilizando buenas prácticas de manejo, las vacas deberían ingresar solas a la sala de ordeño.
En un corral bien diseñado, se puede instalar un portón arreador automático, que permite ir reduciendo el tamaño del corral a medida que los animales se van ordeñando, lo cual facilita la entrada de las vacas a la sala de ordeño sin que el operario tenga que salir de su lugar de trabajo para arrearlas. Esto agiliza el ordeño y mejora la seguridad de los operarios, debido a que evita posibles caídas por salidas y entradas reiteradas de los mismos en la fosa. Además, libera una persona para actividades más importantes o para reemplazar las demás que se toman franco.
El portón arreador sirve para reducir espacios en el corral, no para “empujar” las vacas hacia la sala.
Nunca se debe electrificar el portón.
Accionar el portón frecuentemente y por períodos de tiempo cortos (5 segundos) es más eficiente para el buen flujo de las vacas.
El control para accionar el portón debe estar ubicado en un lugar accesible para el ordeñador.
Es ideal que el operario tenga visión del corral de espera al momento de accionar al portón. Si no se puede ver en forma directa, los espejos que permitan ver el corral desde la sala de ordeño son de mucha utilidad.
Se debe colocar un timbre al portón para que suene cuando éste es accionado, de esta manera las personas que trabajan en el tambo y las vacas sepan que se accionó el portón.
Se pueden adicionar ciertos elementos al portón para mojar o raspar el piso del corral y arrastrar la materia fecal y orina a medida que avanza o retrocede, de modo que facilite la posterior limpieza del mismo.
Factor Humano Tambo Argentino