l tipo de animal en cuestión es resultado de una necesidad: ganaderos del condado inglés de Herefordshire se enfrentaron a la obligación de producir más carne para expandir el mercado. Tan bien hicieron lo suyo que la raza se globalizó en unas cuantas décadas y hoy en día es la preferida entre miles de ganaderos en el mundo.
En Colonia Las Delicias saben de historia y mucho más. Al interior del campo Las Vizcachas llevan cinco generaciones criando Hereford y nada indica que vayan a cambiar. El establecimiento está ubicado en el corazón de la Selva Montielera del Departamento Federal. Orosia Donovan de Altube dejó saber que su bisabuelo echó a andar la explotación que es referencia de cría en la provincia.
Trabajan sobre 1.100 hectáreas propias y otras 600 en arriendo. El manejo es el típico de cría y la ganadera lo especificó: “Destetamos a los entre 130 kilos y 140 kilos. Ahí empezamos a alimentar para recría dándole una ración a la mañana y otra a la tarde. El resto del tiempo los animales están en el monte”. La suplementación indicada es de un kilo y medio del kilo vivo.
Apreció su preferencia por Hereford al determinar: “Es la raza que nos gusta, desde que mi bisabuelo empezó a conocerla la elegimos y la volvemos a elegir; no creo que yo vaya a cambiar. Me parece que será cosa de los que sigan porque yo estoy contenta”.
La mujer dio algunos secretos que sirven para entender su elección. Por ejemplo, reveló que para progresar compra toros de cabaña Las Lilias y acerca de la cuestión sanitaria es muy celosa en cumplir con todos los requerimientos del bienestar animal. “Aplicamos todas las vacunas necesarias, desparasitamos y prestamos mucha atención al estado general de los animales” sentenció.
Al describir las tropas que comercializa aportó que “Las Vizcachas se distingue por lograr un animal bien requemado, de buena pigmentación, con bajo peso al nacer, de buen peso al destete”. El índice de reproducción está en el orden del 70%.
Explicó porque el contexto de sequía se sobrelleva mejor en su lugar de producción. “El manejo de la hacienda en monte no es fácil pero la pastura natural se defiende mucho mejor cuando falta agua”. No tiene pastura implantada sencillamente porque falta espacio para sembrar.
Al hablar de caminos Orosia evitó salidas elegantes y fue al hueso: “Son un desastre. Para llegar al pueblo tenemos que recorrer 19 kilómetros, cinco de tierra y el resto un antiguo ripio. Cuando llueve, de acá se sale a caballo y si hay una emergencia; si no es necesario hay que quedarse quietito. La contracara es el acceso a las comunicaciones que mejoran con el paso del tiempo. “Hay internet y con los celulares cambio mucho la calidad de vida” remató.
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