Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) la implementación del silo bolsa permitió a los productores argentinos almacenar 45 millones de toneladas al año y generar exportaciones por US$50 millones de dólares. Esta tecnología de almacenamiento en bolsas plásticas fue introducida en nuestro país hace más de dos décadas y fue fundamental para hacerle frente a la problemática de acumulamiento de granos.
El silo bolsa clásico es un cilindro de unos 75 metros de largo y 2,70 de diámetro, donde se pueden almacenar granos secos de maíz, soja, trigo, girasol y arroz a bajo costo, en el propio establecimiento del productor. En los últimos veinte años, creció la capacidad de almacenamiento de una producción que se duplicó, disminuyendo así el importe de este servicio a la mitad, debido a la mayor oferta y competencia entre sistema.
La industria argentina exporta silos bolsas, embolsadoras, extractoras y carros tolva a más de 50 países, entre los que se destacan Brasil, Uruguay y Sudáfrica. Su implementación no solo fue útil para el productor local, sino también para el país, debido a que comenzó a proveer bolsas, maquinarias y equipos. Creció en cantidad y en valor a una tasa de 49% y 42% promedio anual.
Las bolsas son fabricadas a partir de polietileno de baja densidad de aproximadamente 250 micrones de espesor. Están constituidas por tres capas: exterior, intermedia e interior, respectivamente. La primera es de color blanco, contiene dióxido de titanio y se encarga de reflejar parte de la radiación; mientras que la última es negra y evita los rayos ultravioletas. Según la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) y el Comité Argentino de Plásticos para la Producción Agropecuaria (CAPPA), cerca de 65 mil toneladas anuales de consumo de plástico está destinado a crear productos para la agricultura que se consumen en Argentina.
La implementación del silo bolsa permite maximizar la utilización del equipo de cosecha, posibilita extender los tiempos de venta de la producción para lograr mejores precios y propicia el ahorro en fletes. Asimismo, en caso de falta de piso por exceso de lluvias, la producción puede ser almacenada en el campo a la espera de condiciones deseables para transportarla. La parte desfavorable de su utilización es que su cuidado demanda más atención que otros ensilados, especialmente en lo relacionado al llenado, vaciado, control de roedores y seguridad por robo.
Con este panorama, la Argentina se ubica como proveedor de soluciones en relación a los problemas de seguridad alimentaria mundial a través de esta tecnología. El país tiene posibilidades de seguir creciendo en la producción de silos bolsas y equipamiento, con un incremento en sus exportaciones.