os bambúes son toda una subfamilia de las gramíneas cuyo nombre científico es Bambusoideae. Se trata de unas plantas de gran crecimiento, que pueden alcanzar hasta más de 20 metros en condiciones idóneas pero que pueden cultivarse también en espacios mucho más reducidos gracias a su gran capacidad de adaptación.
Si quieres aprender más acerca de los cuidados del bambú en maceta y los cuidados del bambú en exterior, verás una guía práctica sobre cómo cuidar un bambú, una de las plantas más emblemáticas de origen chino.
El bambú forma un rizoma a partir del cual crecen sus tallos, y es importante tener en cuenta que en la mayoría de especies, se trata de una planta muy invasiva. Sus raíces son muy fuertes y pueden llegar a atravesar incluso ladrillo y cerámica. Por ello, antes de plantar en suelo es importante buscarle una ubicación adecuada para el bambú y, de ser necesario, preparar barreras anti raíces de polipropileno, resistentes y de bajo coste.
En cuanto a la luz, esta planta agradece la luz directa cuando el entorno es lo bastante húmedo, pero muchas de sus especies pueden tolerar muy bien la sombra, por lo que la decoración con plantas de bambú en interiores es bastante popular.
Estas plantas requieren de mucha humedad, por lo que es muy importante que reciban un riego abundante y regular, aunque siempre sin encharcar sus raíces. Con tu bambú en exterior o maceta, riega siempre humedeciendo sin dejar que el suelo se seque pero sin llegar a encharcar.
El bambú necesita de suelos sueltos, que ofrezcan un buen drenaje y sean ricos en materia orgánica. El bambú en tierra o suelo debe ser ubicado en una zona que cumpla estas características, aportando si se hace necesario una mezcla adecuada de tierras antes de plantar. En maceta, una mezcla de turba, fibra de coco y humus de lombriz dará excelentes resultados.
Debido a su rápido crecimiento, el bambú necesita de un aporte regular de materia orgánica. Puedes utilizar fertilizantes orgánicos, como el humus de lombriz u otros elaborados en casa, especialmente en primavera y verano.
Todos los bambús florecen, pero su floración tarda entre 35 y 120 años en darse según la especie, por lo que es muy común pensar que no dan flores. Esta floración, además, consume a la planta tanta energía que lo habitual es que esta no consiga recuperarse tras ella y se acabe secando.
Un dato muy curioso acerca de la floración del bambú, es que todas las plantas de una misma especie florecen de forma simultánea en todo el mundo, sin importar el clima o lugar en que estén, un fenómeno para el que todavía no hay una explicación firme.
El bambú no resulta particularmente vulnerable a ninguna plaga o enfermedad específica, afectándole así las más comunes, como son el pulgón, la araña roja, la roya y el oídio. Están pueden tratarse en el bambú de la forma habitual, siendo preferibles los remedios ecológicos y la prevención.
El bambú es una planta de hoja perenne que, como las demás de este tipo, renueva sus hojas constantemente. Cuando esto ocurre, algunas de sus hojas antiguas se van dejando secar para que los nuevos brotes reciban los nutrientes, por lo que es normal ver ocasionalmente hojas que van amarilleando de forma gradual en la planta. En primavera, durante su época de mayor crecimiento, es común ver más hojas amarillas debido al crecimiento de las nuevas.
Sin embargo, si son muchas las hojas amarillas o que caen, puede ser debido a clorosis férrica por culpa de un suelo demasiado ácido, o a la falta de nitrógeno en el sustrato, siendo necesario aplicar un fertilizante ecológico, como el humus.
El bambú de la suerte recibe este nombre por el aspecto de sus tallos, que parecen cañas de bambú, aunque se trata realmente de la Dracaena senderiana, una planta de la familia Agavaceae, como el tronco de Brasil. Es habitual cultivar este bambú en agua con algo de sustrato en interiores. Estos son los cuidados básicos del bambú de la suerte:
Ecologia Verde