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irculó en Twitter un paper sobre los Young "Stars" in Economics (las jóvenes estrellas en Economía) escrito por el estadounidense Kevin Bryan, doctor en Economía y Estrategia y profesor en la Universidad de Toronto. En su trabajo, analizaba los perfiles de los economistas más requeridos para los programas considerados los mejores del mundo.
"El mercado laboral para economistas tiene tres niveles: la entrevista, que significa una reunión internacional; el flyout, que implica visitar una universidad y dar una conferencia, y la oferta final (trabajo permanente). Con los flyouts que tomamos en cuenta y analizamos, es seguro que alguien obtendrá ofertas laborales del nivel más alto de la academia, de entidades gubernamentales y multilaterales (bancos centrales, FMI, por ejemplo) y del sector privado", explicó, Kevin Bryan.
En su evaluación, hizo un ranking sobre las nacionalidades de estas jóvenes estrellas, graduados de los 44 departamentos de economía más importantes del mundo, entre las primaveras del hemisferio norte de 2013 y 2018.
"Nuestra definición de estrella es cualquier economista dentro de los ocho años posteriores al comienzo de su doctorado, que nunca ha tenido un trabajo permanente después de graduarse y que ha recibido un número suficientemente grande de flyouts de alta calidad", explica en su paper. Del universo de estudiantes, calificaban aquellos que hubieran hecho al menos un flyout (150 estudiantes por año) y se seleccionaban a los 40 que hubieran visitado los lugares más prestigiosos. La muestra final incluyó a 226 estudiantes; del total, nueve son argentinos.
La Argentina figura sexta en el ranking de los países con más "jóvenes estrellas en economía", detrás de Estados Unidos (80), Alemania (20), Italia (15), Francia (13) y China (10); y por delante de India (7), Rusia (5), Gran Bretaña (5), Chile (5), Irán (5), Australia (4), México (4), Canadá (4), España (4), Japón (3), Dinamarca (3), Suecia (3), Brasil (2), Rumania (2), Hungría (2), Uruguay (2) e Israel (2). Además, había un economista de otros 17 países: Albania, Austria, Bélgica, Colombia, Hong Kong, Irlanda, Corea del Sur, Marruecos, Nueva Zelanda, Filipinas, Polonia, Portugal, Senegal, Singapur, Eslovaquia, Turquía y Tailandia.
Si bien la Argentina está dentro de los 11 países que produjeron al menos cinco estrellas, cuando se compara en relación con las poblaciones, el país tiene una ratio bajo, de 0,205 por millón de ciudadanos, apenas superior al de Francia (0,194). Esto es mucho menor a la ratio de Estados Unidos (0,245), Alemania (0,243), Italia (0,248), los países nórdicos (0,227) y Chile (0,279).
Ana Reynoso
Estudió Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y realizó el máster en la Universidad de San Andrés; en 2011 viajó a Estados Unidos para cursar el doctorado en Yale University; desde 2018 es profesora en University of Michigan. Su área de investigación es la economía de la familia y el estudio de cuestiones de género y de niñez.
"En el segundo año del doctorado tomé una materia con el economista Costas Meghir sobre economía laboral y uno de los subtópicos era economía de la familia. Me enamoré del tema. Es un tema fundado por Gary Becker, Premio Nobel de Economía de 1992, que era un sociólogo que introdujo en las ciencias económicas los movimientos sociales desde un punto de vista económico", dijo en una entrevista.
Julián Kozlowski
Julián Kozlowski estudió economía en la Universidad Di Tella, donde también hizo la maestría, y en 2012 emigró a Estados Unidos para realizar el doctorado en la Universidad de Nueva York. La mayor parte de su investigación se centra en macroeconomía y finanzas.
Desde 2018 trabaja en la Reserva Federal (Fed) de St Louis, donde es Economista Senior. Kozlowski publicó además artículos académicos en el Journal of Political Economy, American Economic Journal: Macroeconomics, Journal of Economic Theory y Review of Economic Dynamics, entre otras revistas.
Diego Daruich
Diego Daruich vive en Estados Unidos desde septiembre de 2012, cuando viajó a realizar el doctorado en la Universidad de Nueva York. Previamente estudió economía en la Universidad Di Tella y realizó la maestría en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (Cemfi). Trabaja como profesor asistente en Marshall School of Business, de la University of Southern California.
"Soy macroeconomista, pero no me dedico a temas de finanzas (como la gente suele pensar cuando digo macroeconomía), sino a la interacción entre macroeconomía y desigualdad, movilidad intergeneracional y políticas educativas", cuenta.
"Me interesaron estos temas porque hay mucha evidencia de que los primeros años de vida de una persona son muy importantes para su éxito en temas educativos y laborales como adultos (y muchas otras cosas más). También hay evidencia de que algunas políticas educativas (como programas de alta calidad para chicos en sus primeros cinco años de vida) pueden tener grandes impactos. Esto me hizo pensar qué pasaría si hiciéramos estas políticas a gran escala. Pero el problema es que la evidencia que tenemos suele estar basada en un número limitado de chicos, y particularmente entre chicos de familias con pocos recursos, mientras que una política a gran escala afectaría a muchos más chicos y, potencialmente, chicos con más recursos. Así que esa evidencia no puede evaluar los efectos macroeconómicos de hacer estas políticas educativas a gran escala, y ese es básicamente el tema que empecé a estudiar en mi job market paper [el paper principal que se utiliza como presentación para buscar trabajo, en el cual se muestren los méritos y conocimientos del graduado]", agregó.
Micaela Sviatschi
Micaela Sviatschi vive en Estados Unidos desde 2009, donde primero trabajó en temas de desarrollo social en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington D.C. Luego se mudó a Nueva York para realizar un PhD en Economía en la Universidad de Columbia. Desde 2018, trabaja como profesora en el Departamento de Economía en la Universidad de Princeton. En la Argentina, estudió Economía en la Universidad de San Andrés.
"Mi campo de estudio es economía de desarrollo y política económica con un foco en capital humano y crimen. Una parte de mi investigación estudia cómo chicos empiezan a temprana edad una carrera laboral en el narcotráfico y pandillas, así como también las consecuencias del crimen organizado en el desarrollo económico de América Latina. En particular, he estudiado cómo las deportaciones de Estados Unidos a Centro América ayudaron en el origen del crimen organizado y cómo el crimen organizado compite con el Estado por territorio en las ciudades. Trabajo con gobiernos para el diseño de políticas públicas para reducir el control territorial de pandillas y presencia del narcotráfico", cuenta.
"Otra rama de mi investigación estudia el rol del Estado para prevenir y reducir violencia de género. En particular, he colaborado con los gobiernos de Perú e India para entender el rol de policías mujeres y entrenamiento policial especializado en temas de género. Asimismo, estoy trabajando con el gobierno de Mozambique en un programa de educación temprana en escuelas primaria en temas de violencia de genero para reducir la deserción de adolescentes mujeres", agregó.
Sviatschi se especializó temas de violencia de género y crimen organizado porque "son relevantes en los países en desarrollo y en particular en América Latina, que han sido poco estudiados desde la economía".
"Latinoamérica contiene alrededor de 40 de las 50 ciudades con más homicidios en el mundo y mucho de esa violencia se ha atribuido al crimen organizado. La violencia de género es súper alta en la región. Sin embargo, existe poca evidencia en estos temas y sobre qué tipos de políticas públicas pueden reducir la alta prevalencia de crimen organizado y violencia de genero", concluye.
Laura Doval
Laura Doval estudió Economía en la Universidad Di Tella y en 2010 viajó a Estados Unidos para hacer el PhD en la Universidad de Northwestern (Evanston, Illinois). Es profesora asistente de Economía en el Economics División de Columbia Business School. Previamente, estuvo en el cuerpo de profesores del California Institute of Technology y en el postdoctorado del Cowles Foundation for Research in Economics en Yale.
Su campo de estudio es el diseño de mecanismos y diseño de mercados. "Dado un objetivo, me pregunto cómo diseñar las reglas de una institución de manera de implementar ese objetivo teniendo en cuenta que los participantes van a adaptar su comportamiento a las reglas. Esto es relevante para pensar políticas de gobierno, pero también contratos laborales y el diseño de las organizaciones, entre otras. Mi trabajo se focaliza especialmente en situaciones dinámicas, donde los participantes y el diseñador de la institución tienen que tener en cuenta la evolución de la información en el sistema y cómo eso impacta el comportamiento de los participantes", cuenta.
"Siempre me gustó la teoría de juegos, que analiza, dado un set de reglas, cuál es el comportamiento óptimo de los participantes. Diseño de mecanismos toma la pregunta de teoría de juegos y la lleva un paso más allá: ahora podés elegir las reglas del juego. Es lo más cercano a hacer ingeniería en economía, en el sentido que te provee con herramientas para diseñar instituciones que permiten alcanzar ciertos objetivo", explicó.
Martín Beraja
Martín Beraja (35) estudió Economía en la Universidad Di Tella y en 2010 continuó su carrera en Estados Unidos, donde realizó el PhD en la Universidad de Chicago. Sus asesores académicos fueron Fernando Álvarez (otro economista argentino), Erik Hurst y Verónica Guerrieri. En 2016, lo contrataron como profesor en el Departamento de Economía del Massachusetts Institute of Technology (MIT), pero lo pospuso por un año y, entre 2016 y 2017, visitó la Universidad de Princeton.
"Mi campo de estudio es la Macroeconomía. He estudiado temas relacionados con los ciclos económicos y políticas de estabilización, los costos de la inflación y, más recientemente, cómo las nuevas tecnologías afectan la desigualdad, el empleo y el crecimiento económico. A veces hago cosas más teóricas, usando modelos matemáticos, y otras me enfoco más en los datos. Pero, en general, trato de combinar ambos. De ese modo, a partir de experiencias que hemos observado en diferentes lugares y tiempos, podemos también estudiar cuestiones que son nuevas -por ejemplo, la inteligencia artificial y el crecimiento económico- o hacer contrafácticos para entender mejor el pasado -la inflación en la Argentina en los 80-", contó.
"Siempre me gustaron la historia y la matemática. Pienso que el tipo de macroeconomía aplicada que hago es medio un híbrido de estas. Pero realmente me interesé por la macroeconomía ya en la secundaria, viendo el alto desempleo en los 90 y la crisis de 2001. Parafraseando a Bob Lucas, con el que tuve el placer de estudiar en Chicago, habiendo crecido en la Argentina, es muy difícil pensar sobre otros temas una vez que empezás a pensar sobre estos", dice.
"Más recientemente, viendo los grandes cambios tecnológicos que estamos atravesando, quise entender por qué las economías no siempre ajustan fácilmente a ellos, y cuál debería ser el rol del Estado en fomentar la innovación y, al mismo tiempo, ayudar a que el proceso de ajuste sea menos traumático para los trabajadores afectados. Sin embargo, estas son verdades un poco a medias, intentando racionalizar las cosas después de los hechos. La realidad es que me agarra curiosidad sobre algún problema, empiezo a leer y charlar con colegas, y luego me meto más en serio a pensarlo. Por eso quizás tengo papers en temas muy distintos. Así que creo que la respuesta más sincera sería: hago investigación porque me divierte pensar sobre temas que no entiendo", concluyó.
Andrés Blanco
Andrés Blanco vive en Estados Unidos desde 2008. En los primeros seis hizo el doctorado en la Universidad de Nueva York y en el último tiempo trabaja como profesor en la Universidad de Michigan. Previamente, estudió Economía en la Universidad de Buenos Aires y realizó la maestría en la Universidad Di Tella. Su campo de estudio es la macroeconomía y, en especial, la economía monetaria.
"Creo que estoy en la misma situación que la mayoría de los estudiantes argentinos que vienen a Estados Unidos: las crisis económicas recurrentes que tiene la Argentina hace que uno se interese en la economía como ciencia. En mi caso, la crisis de 2001, me afectó en la adolescencia (en el momento que uno elige la carrera) y me cambió el rumbo para estudiar economía; el test vocacional me había dado ingeniería y me gustaba la historia también. Me terminé decidiendo por esta carrera porque la crisis de 2001 afectó mucho a mi familia, y economía tiene parte de ingeniería y historia", cuenta.
Sobre su especialización en política monetaria, dice: "La pregunta principal que hago es, ¿cuál es el objetivo de inflación óptimo que debería tener un banco central? Después de la recesión de 2007, lo que sucedió en el mundo es que los bancos centrales no podían disminuir la tasa de interés debido al límite inferior cero en la tasa de interés nominal. Por lo tanto, no pudieron activar la demanda y eso causó una gran recesión. Debido a esto, varios economistas dijeron que deberíamos aumentar el objetivo de inflación. La idea principal es que una meta de inflación más alta aumenta la tasa de interés promedio y, por lo tanto, los bancos centrales tienen más espacio para reducirla".
Blanco considera que la tasa de inflación óptima es de alrededor del 4% en un modelo micro-fundado consistente con microdatos sobre el comportamiento de fijación de precios de la empresa. Según su modelo, afirma: "Si ve la historia, los bancos centrales eligen una tasa de inflación del 2% al azar en lugar de utilizar un argumento claro y coherente. Estoy tratando de usar la teoría económica y los datos para tratar de obtener una certificación de este número. La idea principal que tengo es que el ciclo económico es costoso porque genera desempleo y reduce el consumo. Sería mejor tener una inflación más alta en promedio para que la Fed tenga más poder para disminuir la tasa de interés durante una recesión y, por lo tanto, activar la economía ".
Ricardo Pérez Truglia
Ricardo Pérez-Truglia (36) vive en Estados Unidos desde hace casi 12 años. Viajó apenas recibido de la maestría de Economía -graduado de la Universidad de San Andrés- con su mujer y con la recién nacida Alma. Después llegarían Nicolás y Lucas. En Harvard University, donde hizo el doctorado, conoció a economistas como Rafael Di Tella, Stefano Della Vigna y Richard Thaler, que lo hicieron incursionar en la llamada "economía del comportamiento" o "psicología de la economía", una forma de analizar las conductas de las personas sin dar por hecho que todos los actores son racionales y actúan buscando su eficiencia.
El economista, nacido en Ciudadela, vive en Berkeley, ya que se tomó un año sabático de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde da clases. "Es muy común tomarse un tiempo sabático en Estados Unidos. Es algo muy lindo del sector académico, que sirve para probar y conocer gente y lugares nuevos", dijo en una entrevista.
Sebastián Di Tella
Sebastián Di Tella estudió economía en la Universidad de Buenos Aires y realizó su doctorado en el MIT. Es hijo de Torcuato y Tamara Di Tella, y primo del economista Rafael Di Tella. Es profesor asociado de economía en la Stanford Graduate School of Business, donde enseña Macroeconomía en el programa MBA. "Su investigación es sobre teoría macroeconómica que cubre una variedad de temas, incluidos los ciclos económicos, la política monetaria, las crisis financieras y la regulación financiera", según la biografía publicada en la universidad.
"Sebastián Di Tella es un macroeconomista que trabaja en ciclos económicos, teoría monetaria y regulación financiera. Su trabajo reciente explora cómo los picos en las primas de riesgo pueden explicar las recesiones y el papel del dinero durante las crisis persistentes. También ha estudiado el papel del sistema financiero en la propagación y amplificación de los shocks agregados, y las implicaciones para la regulación financiera", agrega.
La Nación