n la ciudad de Fukuroi, concretamente en la prefectura de Shizuoka (Japón), se cultiva uno de los melones más exclusivos del mundo: el Crown Melon. Esta variedad se ha convertido en un manjar al que pocas personas suelen tener acceso, ya que únicamente se cultivan en este lugar al reunir todas las condiciones para su óptimo crecimiento.
Actualmente, hay 240 agricultores con cerca de 2.000 invernaderos en esta región de Japón que se encargan de producir este sofisticado melón, "de los cuales 141 agricultores y 1.176 invernaderos se encuentran en Fukuroi.
El Crown Melon ha llegado recientemente a Madrid de la mano de Chiho Murata e Ignasi Elias, creadores del sumibiyaki Pilar Akaneya de Madrid, el primer establecimiento de España y de Europa que sirve a sus comensales este exquisito producto.
"Proceden directamente de unas granjas cerca de mi casa”, explica Chiho Murata en la web oficial del restaurante, y es que nació y creció en Fukuroi. Este melón puede llegar a costar más de 200 euros, aunque se han vendido ejemplares en subastas por los que se ha llegado a pagar 25.000 dólares.
La peculiaridad de este producto, y por lo que se vende a ese precio y resulta tan sabroso, es que por cada árbol únicamente se deja crecer una fruta. Así, durante la cosecha, el agricultor elige un melón para cada planta para que absorba todos sus nutrientes.
En este sentido, uno de los factores principales para cultivar estos melones es la luz solar. "La región de Enshu, la parte occidental de la prefectura de Shizuoka, es conocida como uno de los lugares con más horas de luz solar en Japón y, por tanto, es un lugar perfectamente adecuado", destacan en la web oficial de la cooperativa agraria japonesa Shizuoka Crown Melon.
Por otro lado, el Crown Melon se cultiva en invernaderos de vidrio compuestos por ventanas automáticas que mantienen la temperatura y la humedad de la forma más adecuada. La técnica de cultivo empleada por los agricultores es artesanal, ya que se siembran en "un lecho de tierra separado que permite que los melones crezcan con una cierta cantidad de tierra separada del suelo", añaden.
Desde el momento de la siembra de las semillas hasta la cosecha pasan un total de 100 días. Los productores riegan una o dos veces diarias, ya que su sabor depende en gran medida "de la cantidad de agua que reciba y del momento del riego". Así, con este método los agricultores pueden controlar con precisión la cantidad de fertilizante y agua que reciben las plantas.
También reciben cada día un cuidado especial con curiosos masajes. "Se les dan a diario con unos guantes con el gin de garantizar que alcancen su máximo potencial de dulzura, ayudando a que el azúcar de la fruta se distribuya uniformemente", añaden.
No todos los melones cosechados pueden recibir la categoría de Crown Melon. Tras la recogida de los frutos, se examinan los niveles de frescura, contenido de azúcar, sabor y madurez, y únicamente se envían los ejemplares que cumplen con todos los estándares requeridos.
El Crown Melon se consume en pocos países fuera de Japón debido al coste del transporte, a los controles sanitarios y al escaso margen de tiempo para su consumo. Un auténtico lujo que ahora se puede consumir en Madrid.
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