ara muchas personas el café es sinónimo de insomnio, acidez, hipertensión, nerviosismo, taquicardia y dolores estomacales entre otras cosas, por eso, se ven obligados a dejarlo o disminuir su consumo y salir en busca de otras alternativas.
Una buena opción que se asemeja al café tradicional es el “café de higo”, una infusión que se elabora con higos libres de agroquímicos, secados al sol, torrados a leña y luego molidos, sin agregados ni conservantes. Tiene un dejo de sabor frutal pero también se perciben las notas tostadas, características del café. Es una bebida sabrosa y delicada, ideal para paladares exigentes.
Su gran ventaja es que al no poseer cafeína no altera el sueño, además es antioxidante, y una buena fuente de proteínas y fibras alimenticias.
Da energía, es ideal para combatir la anemia y el cansancio por su gran contenido de hierro. Al ser altamente alcalino, no produce acidez, también aporta sodio, potasio, calcio, magnesio y zinc.
Este “café” es perfecto para quienes no toleran la cafeína y se puede disfrutar tanto frío como caliente.
Prepararlo es muy simple, solo se necesita agua a punto de hervir, y dos cucharaditas de café por taza, se endulza a gusto y se deja reposar unos minutos antes de consumir. Lo mejor es prepararlo en cafetera o usando un filtro, o un colador pequeño.
Licuar la avena con el agua durante unos segundos, filtrar y guardar el bagazo de la leche en la heladera. Colocar la leche de avena en una cacerola junto a la canela, la piel de un limón, los dátiles y los higos picados. Partir al medio la chaucha de vainilla e incorporar las semillas en la cacerola. Cocinar la crema hasta alcanzar el punto de ebullición, revolver constantemente con una cuchara de madera para que no se pegue. Una vez que hierva apagar el fuego y colocar la crema en compoteras. Reservar en la heladera hasta consumir. Para decorar usar higos secos picados y las frutillas.
Rio Negro