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Los camélidos tienen su capital en Turco

Turco, declarada como la capital de los camélidos sudamericanos de Bolivia, es el municipio que evoca 50 años de intenso trabajo y pionera en crianza de llamas y en proporción de alpacas

Los camélidos tienen su capital en Turco
martes 03 de noviembre de 2020
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o que por miles de años, la llama, era solo considerada como animal de carga o de subsistencia del hombre andino, hoy se constituye en un potencial productivo no solo de la región sino del país que sustenta la seguridad alimentaria de los bolivianos.

Los ganaderos de Turco, declarada por Ley Nº 3157 del 25 de agosto de 2005 como la "capital de los camélidos sudamericanos de Bolivia" (departamento de Oruro), a fuerza de llevar adelante diversos programas como el repoblamiento, mejoramiento genético, producción ganadera, con el paso de las últimas cinco décadas, han logrado posicionar la comercialización y la industrialización de la carne de llama y en particular del popular charque".

Todo eso fue posible, informa Adolfo Callejas, Presidente del Concejo Municipal de Turco, gracias a la instalación de la primera planta de faenado de ganado hace más de 20 años atrás y la instalación de otro para procesar charque de llama, únicos en Bolivia.

Angel Mollo, presidente de la Asociación de Ganaderos en Camélidos Turco (AGCT), señala que la carne de llama hoy se comercializa en los principales mercados de ciudades como Oruro, La Paz, Cochabamba, Potosí, entre otros. "Fueron años de trabajo e incesante labor por convertir la ganadería camélida en un medio socioeconómico de miles de familias que desde sus ancestros se dedican a la crianza camélida", asegura.

Una pionera labor en retrospectiva. Las cinco décadas de pionera labor de transformación de la ganadería camélida, arranca allá al finalizar los años 60 del siglo XX. Según Paulino Luna, un ganadero de la comunidad Uyarani, del ayllu Jilanaca, recuerda que en 1969 se inicia el periplo con la venta directa de carne de llama en los mercados de La Paz, cuyo producto es trasladado en camiones a los centros de expendio.

"Hasta entonces la llama era vendida en parado a compradores denominados mañaceros. Al ver que el precio era mejor si llevamos nosotros mismos hasta La Paz, es que se abre esa oportunidad de comercializar la carne de llama. La carne era vendida a comercializadores en detalle ahí en la calle Chorolque de La Paz", narra Luna.

Hoy la pionera población, ubicada a 163 kilómetros de la ciudad de Oruro, en la fronteriza provincia Sajama, cuenta con un promedio 400 mil cabezas de ganado camélido, lo que representa un tercio de lo que posee dicho departamento, considerado el más poblado de Bolivia. "Es el municipio con el mayor número de cabezas de llamas del país y los pioneros en transformar la ganadería camélida", informa Callejas.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), a diciembre de 2017, Bolivia registró al menos 2.622.077 cabezas de llama y 434.308 en alpacas. Con una producción de 1.187.641 ejemplares, el departamento de Oruro es el líder de la producción de camélidos (llamas y alpacas) con el 37% a nivel nacional, de un total de 3.196.000 ejemplares; cifra que lo convierte en el primer país productor de camélidos en el mundo, especialmente en la cría de llamas.

En ese contexto, un tercio de la producción ganadera en llamas, con relación a la cifra departamental, se encuentra en Turco, al constituirse además como la Capital de los Camélidos sudamericanos. "La crianza de llamas en esta región, está orientada principalmente a la producción de carne y complementariamente a la producción de fibra, debido a la mayor proporción de llamas de tipo Q´aras e Intermedias (en términos genéticos)", señala un estudio de Claros A., Quispe J., Ayala C. y Condori G.

La actividad sigue pujante. Pese a que los ganaderos de hoy en Turco, son en su mayoría personas de la tercera edad, dado que sus hijos han migrado hacia otras latitudes del país y fuera de él, la actividad ganadera sigue imparable. A partir de Turco, otras poblaciones y regiones ganaderas del occidente del país, han diversificado su actividad con el fomento y la crianza camélida.

En febrero de 2019, el gobierno de Evo Morales inauguró el primer centro o matadero de primer nivel de faenado de ganado camélido con capacidad para 200 cabezas día. La asistencia técnica, dotación de tecnología, mejoramiento de pasturas, financiamiento para crear centros o bebederos para animales, son entre muchas las demandas inherentes al sector.

 

Hitos que hacen a la una tradición ganadera milenaria y ancestral

La crianza de llamas y alpacas, más conocidos como Camélidos Sudamericanos, es desde tiempos milenarios una forma de vida y una manera de subsistencia económica para el hombre andino. En ese contexto, Turco, hoy constituido en un municipio de la Segunda Sección de la Provincia Sajama (Dpto. Oruro), tiene en sus habitantes la más importante actividad ganadera al constituirse en los mayores productores de fibra, piel y carne.

La ganadería camélida data desde tiempos precolombinos. Sin embargo, en la colonia, estos animales fueron utilizados para carga de minerales desde el cerro rico de Potosí y desde allí trasladados en una travesía por Turco, hasta los puertos de Arica.

El antropólogo Gilberto Pauwels señala que las "llamas de esta región, antiguamente llamada Jacha Carangas, siempre tuvieron gran reputación como animal de carga por lo que los turqueños fueron grandes criadores.

El estudio de Pauwels señala que en 1603 los ganaderos de esta región eran considerados como transportistas especializados en cargar mineral desde el cerro rico de Potosí, que superaban las 25 toneladas diarias. Incluso ya en 1628, el cronista Vasquez de Espinoza describió que en Carangas existen muchos pueblos ricos, por las grandes crías de "ganada de tierra", tesoro que recibieron de sus antepasados. En el periodo republicano, la llama siguió siendo utilizado como animal de carga para intercambio de sal, charque, chuño, papa por productos del valle de Luribay (La Paz) o los valles de Azapa y Codpa (Chile), de donde se intercambiaban con frutas y verduras.

 

Ganadería y turismo

Sajama: Gran parte de las comunidades ganaderas de Turco se encuentran al pie del imponente Sajama, el nevado más alto de Bolivia con 6.542 metros sobre el nivel del mar. Para el visitante de la zona fronteriza del país, la actividad ganadera es una muestra ecoturística que matiza al Parque Nacional Sajama.

Penuria: El hecho que los pequeños atajados o bigiñas estén sin agua, denota la penuria permanente de la sequía, al que está expuesta la ganadería camélida. En una extensa planicie altiplánica, la época seca se hace extensa y para los pobladores es un problema recurrente difícil de resolver definitivamente

Depredadores: Las llamas en proceso de crianza, son vulnerables ante la amenaza permanente de animales silvestres y carnívoros como el zorro, el tigre y el puma andino. Para los ganaderos es un problema que no encuentra solución. Además de la presencia de gente dedicada al abigeato, dedicados a robar llamas.

Estancia: Un hato ganadero cuenta normalmente de una superficie entre 300 a 2.500 hectáreas, donde reluce los pequeños asentamientos humanos o estancias pecuarias camélidas, distribuidas en comunidades originaria-campesinas u organizaciones corporativas. En este caso Uyarani es un predio ganadero.

Migración: En los últimos años, pese al impulso de la actividad ganadera de Turco, algunas comunidades se vieron afectadas por la sequía y una disminución de su población ganadera, por lo que sus habitantes, en su mayoría hijos jóvenes, abandonaron el lugar, dejando en ruinas el hato ganadero.

Agua: En la extensa y agreste planicie altiplánica la falta de agua en algunos atajados es evidente, como sucede en Thola Thia, comunidad que alberga al menos más de 1.000 llamas. Para los ganaderos vivientes de la zona, en su mayoría personas de la tercera edad, les es imposible rehabilitar esas fuentes de agua para los animales.

Pastura: Los campos naturales de pastoreo, considerado por los expertos y los ganaderos como CANAPAS, son la fuente nutriente base para la subsistencia de la ganadería. Un ejemplo de ello es la thola y la paja brava. Sin embargo, los pequeños productores se ven en la obligación de comprar forrajes como suplemento nutricional para sus animales.

Silvestre: En el género camélido, como animales silvestres aún se evidencias en numerosas cabezas a las vicuñas. En tanto el guanaco ha sido extinguido de la zona hace muchos años atrás. Sin embargo, según los propios ganaderos, la presencia de la vicuña en los hatos ganaderos de llamas y alpacas es perjudicial dado que trae enfermedades y les quita pastura.

 

Ovinews



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