a industria del vino descorcha de felicidad. En el marco de una crisis de consumo a causa de la pandemia de coronavirus, las bodegas encontraron una oportunidad gracias a los canales de venta online. De este modo, los empresarios intentan compensar la caída de la demanda del sector gastronómico ante el cierre de restaurantes y hoteles.
La cuarentena obligó a un cambio de hábitos de consumo a nivel global. En la Argentina, la gente reemplazó las salidas a cenar por un mayor consumo de vino en la comodidad de su hogar, lo que obligó a las bodegas a barajar y dar de nuevo. Como una estrategia de supervivencia, los empresarios del sector optaron por cambiar y migrar al comercio electrónico a través de tiendas online propias, marketplaces y clubes de compra.
A continuación, te presentamos algunas de las firmas que no paran de vender a pesar de las condiciones adversas.
La bodega ha triplicado sus ventas desde el inicio de la pandemia a través de su plataforma de e-commerce. Con 150.000 visitantes mensuales, Peñaflor ofrece en forma directa más de 300 etiquetas, entre las que se destacan Trapiche, El Esteco, La Mascota, Navarro Correas, Elementos, La Liga de los Enólogos y Las Moras.
Bodega Los Toneles, propiedad de la familia Mllán, abrió su propio e-commerce a raíz de la pandemia, lo que les permitió continuar con la venta de vinos. En este caso, como “jugadores más chicos”, optan por ser más cautelosos respecto a la facturación de los canales online en comparación con las ventas a bodega abierta.
El restaurante incursionó con las catas vía Zoom. Con la presencia de enólogos invitados, los asistentes comparten experiencias, intercambian ideas y aprenden de vinos.
Los clubes de vino atraviesan un momento de apogeo. Es el caso de Bonvivir, una propuesta innovadora que, con más de 23.000 socios, consolida su liderazgo en el mercado. Con una variada selección de etiquetas, el club conecta a bodegas locales, grandes y pequeñas, con miles de consumidores.