esde INTA Informa, dieron a conocer todas las herramientas para lograr los mejores resultados poscosecha y obtener el mayor ingreso posible. Lo que muchos productores se preguntan es ¿Cuál es la fórmula para lograr un almacenamiento seguro?
De acuerdo con especialistas del INTA, las respuestas varían según el clima, el estado de los cultivos y el porcentaje de humedad que tengan los granos (ya que cada cultivo tiene un porcentaje de humedad especifico a la hora de cosechar). Sin embargo, todas las combinaciones posibles apuntan a resguardar la calidad, evitar el desarrollo de hongos y micotoxinas.
“Luego de cosechado, el grano sigue respirando y produce calor”, indicó a INTA Informa, Rubén Roskopf, especialista en poscosecha del INTA Pergamino, y agregó: “Para que el almacenaje sea seguro, es necesario que dentro del silo se registre baja temperatura y humedad. De este modo, se reducen las posibilidades de desarrollo de hongos e insectos”.
Roskopf recomendó: “Iniciar la cosecha de soja con algunos puntos por encima de humedad de recibo, ya que es preferible cosechar mientras se puede y considerar que, aun asumiendo costos para el acondicionamiento, siempre es más seguro el grano en la planta de acopio que en el campo, debido a que en pocos días puede pasar a la categoría ‘fuera de condición’, por granos dañados o brotados si el clima se presenta húmedo”.
En una campaña que se presenta húmeda, Roskopf analizó la diferencia sustancial que aporta el cálculo del costo de secado versus el secado a campo. Y ejemplificó: “Un lote de soja con un rendimiento de 4 toneladas por hectárea, cosechado con humedad del 17,5 %, tendrá un costo de secado de cómo máximo 300 kg/ha”.
Frente a esta declaración argumentó: “este costo para secar 4 puntos de humedad, es equivalente al descuento que se aplicaría por comercializar la soja con 13,5 % de grano dañado (punto de indiferencia). Sin embargo, es importante tener en cuenta que el porcentaje de soja que se pierde por grano dañado cuando ocurre un temporal de alta humedad (esperando a que el grano se seque a campo) normalmente es mucho mayor”.
Cuando la cosecha del grano se realiza con humedad y luego se seca, la carga de hongos y el desarrollo de micotoxinas serán “notablemente inferiores”, en comparación con un grano cosechado tardíamente. “Esto amplía las posibilidades de industrialización y el destino”, indicó el técnico del INTA.
Para determinar el tipo y el tiempo de almacenamiento, desde el INTA remarcan que es fundamental conocer el porcentaje de humedad que contiene cada grano, además de las condiciones ambientales y las posibilidades que tenga el productor de utilizar el sistema de aireación.
Por ejemplo, el porcentaje de humedad óptima para el guardado seguro de maíz ronda el 14 %, mientras que para soja es del 10 % y girasol 8 %. Con estos valores, el guardado podrá ser por un largo periodo en ambos sistemas de almacenamiento.
En el caso del girasol, es necesario tener en cuenta que “a mayor contenido de aceite del material que se cosecha, menor es la humedad segura de almacenado”, expresó Diego de la Torre, especialista en poscosecha del INTA y aseguró que “cuando el contenido de aceite es mayor a 45 %, la humedad segura de almacenamiento va a ser inferior al 8 %, mientras más seco más seguro”.
En el caso de almacenar grano húmedo en silos de chapa tradicionales, para su posterior secado, es imprescindible contar con un sistema de aireación reforzada que permita controlar la temperatura de los granos. Para cereales y oleaginosas es importante mantener los granos lo más frío posible.
“En este caso, se usa la circulación de aire mediante ventiladores, para mantener los granos fríos, reducir 1 o 2 puntos de humead y homogenizar la humedad de la masa de granos. Secar, es decir bajar 4 puntos de humedad o más, del grano es un proceso físico que demanda mucho más caudal de aire y que insume más tiempo”, indicó el especialista.
En este punto, remarcó la necesidad de asegurar que el caudal de aire sea el adecuado, típicamente un entre 0.3 y 0.5 metros cúbicos por minuto y por tonelada de grano almacenado, es decir, unas 3 a 5 veces el caudal recomendado para grano seco, ya que se debe remover la temperatura generada por la respiración de la masa de grano húmeda.
“Los controladores automáticos son sencillos y funcionan con un termostato que permite hacer un uso mucho más eficiente de la energía eléctrica y del tiempo”, expresó de la Torre.
En este sentido, Roskopf señaló que “Una solución de compromiso es no llenar el silo y cargarlo hasta la mitad de su capacidad”. Y añadió: “Esto permitirá disponer de mayor cantidad de aire por tonelada almacenada”. De todos modos, siempre se recomienda medir la velocidad del aire y calcular el caudal específico en cada silo antes de tomar decisiones de manejo.
Por otro lado, en la Argentina, el almacenaje de granos en bolsas plásticas es una herramienta estratégica, sobre todo cuando el estado de los caminos impide la circulación de camiones durante la cosecha. Para minimizar las pérdidas de calidad, se recomienda que el guardado de granos húmedos en silo bolsas no se extienda por más de 30 días.
Leandro Cardoso, especialista en poscosecha del INTA Balcarce, destacó que el primer recaudo que deben tener productores y acopiadores, es lograr una muy buena hermeticidad desde el inicio.
“Por un lado, que sea hermético es lo que ayuda a prevenir el ingreso de insectos e incluso permite un mejor control, debido a que tenemos la posibilidad de usar baja dosis de fumigantes, lo que es importante desde el punto de vista económico y, además, garantiza la mortalidad total de los insectos. Por el otro, la hermeticidad ayuda a que el desarrollo de hongos sea menor, y con ello el daño en el grano, respecto a un silo sin hermeticidad”, apuntó Cardoso.
Al momento de almacenar grano húmedo, Cardoso acentuó que los plazos están limitados por el tipo de grano y por la ubicación de la bolsa. “Para guardar maíz en el sudeste bonaerense, las temperaturas de otoño-invierno son bajas y, por lo tanto, el grano en la bolsa se enfría. Esto determina que se pueda almacenar un grano con 16 o 17 % de humedad durante el periodo invernal, sin mayores problemas”, ejemplificó.
“Mientras que si se traslada el ejemplo al centro-norte de Córdoba, las temperaturas son menos limitantes, por lo que el plazo de almacenamiento seguro será menor”, agregó Cardozo.
El lugar donde armar la bolsa es otro de los factores a tener en cuenta. “Debe ser un lugar alto y con leve pendiente”, indicó el técnico del INTA quien señaló que es importante tener en cuenta que, cuando llueve frecuentemente, se producen encharcamientos temporarios en el lote y el agua puede ingresar por pequeñas perforaciones en la base de la bolsa. “Esto puede producir fermentación de los granos y lentamente podría afectar el resto del material almacenado”, agregó.
Por último, Roskopf manifestó que es imprescindible monitorear frecuentemente la humedad, la temperatura, los olores y el estado general de los granos guardados para continuar con la bolsa en el campo o decidir su extracción.
“La principal ventaja que posee el silo bolsa es la hermeticidad, debido a que previene la entrada del oxígeno”, explicó Roskopf y aseguró que es importante reparar roturas que se registren en la bolsa para mantener la modificación atmosférica del silo bolsa durante todo el periodo de almacenaje.
Infocampo