l precio del pelo ha incrementado el interés de los productores por lo que el guanaco ha dejado de ser una especie plaga que competía con el ganado por las pasturas, para convertirse en una alternativa de producción.
Por ser el guanaco una especie silvestre, se necesita una autorización de la Dirección Provincial de Fauna para tener un criadero.
Instalaciones: Los guanacos no son tan fáciles de manejar como los domésticos, por ello es importante tener buenas instalaciones (corrales, mangas, etc).
Algunas características a tener en cuenta son:
El guanaco necesita formas de manejo diferentes a las que habitualmente conocemos para los ovinos o vacunos. La paciencia es la llave del éxito, y el entrenamiento de personal para este cometido es lo que puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de un proyecto.
Necesitan de un manejo cariñoso pero firme, los movimientos de las personas deben ser suaves. Los guanacos son animales que, como los perros y los caballos, saben interpretar los movimientos de las personas, identificando el temor o la agresión en forma rápida.
Con las personas que tienen contacto frecuente es más fácil su manejo. Se pueden utilizar perros, pero en este caso los mismos deben estar entrenados, porque de lo contrario son un factor de dificultad más que de ayuda.
En síntesis, la paciencia, el silencio, los movimientos suaves y la oscuridad -cuando sea posible- son factores necesarios para un buen manejo de los animales.
Cuando un criadero se inicia con chulengos capturados, estos deben ser amamantados artificialmente. En este caso se los debe alimentar con leche de vaca hasta los 4 meses de vida con el agregado de agua limpia, fardos de alfalfa y avena ad libitum.
Se comienza con 0,8 litros de leche al día, en 4 tomas, llegando a 1,2 litros a los dos meses, para ir bajando paulatinamente hasta los cuatro meses.
La higiene en el manejo de los utensilios, la calidad y la cantidad de leche ofrecida, son la clave para una buena crianza de chulengos.
Los criaderos actuales no tienen más de 5 años y las experiencias del INTA Bariloche en Pilcaniyeu 8 años. En la vida salvaje, se acepta que viven alrededor de 14 años, lo que significa que, en semicautividad, se puede esperar por lo menos el mismo comportamiento.
Aceptando como límite lo conocido en la vida salvaje, nos encontramos con una especie longeva para las características de los animales domésticos que usamos en la Patagonia.
Una división de categorías es la siguiente:
Chulengo: 0-6 meses
Juvenil: 6-18 meses
Subadulto: 18-36 meses
Adulto: mayor de 36 meses.
Las hembras juveniles deben alcanzar el 70% de su peso de adultas para estar en buenas condiciones para su primer servicio, es decir 65 kg de peso vivo (PV) en adelante. Hasta ahora esta categoría de hembras no ha superado el 50% de parición.
Las hembras adultas bien manejadas pueden superar el 90% de parición. En el Campo Experimental del INTA Bariloche en Pilcaniyeu el porcentaje ha sido del 100% para una familia de 6 hembras durante 7 años.
Una hembra en condiciones normales que vive 14 años, puede dar alrededor de 10 crías.
Los machos alcanzan la capacidad reproductiva a los 3 años. En la naturaleza se ha observado familias de 23 hembras y un macho, en semicautividad se ha utilizado para el servicio en potreros 25 hembras por macho con buenos resultados.
Se está implementando en la actualidad el servicio a corral, que se presenta como una de las mejores alternativas en el manejo reproductivo en semicautividad.
La época de servicio puede elegirse de acuerdo a los objetivos de producción, pero en la región patagónica parece conveniente realizarla entre mediados de noviembre y mediados de febrero.
En términos generales, dentro de una población de guanacos en semicautividad, encontramos las siguientes categorías:
A los juveniles de uno a dos años, es conveniente mantenerlos en potreros separados, no obstante pueden manejarse en conjunto con las hembras adultas si se tiene un buen seguimiento.
Las hembras en reproducción, que es una condición casi constante de las hembras adultas dado el largo del período de gestación, deben mantenerse en un potrero, solas o en conjunto con los juveniles. Hay que tener en cuenta que estas hembras están preñadas y a su vez criando un chulengo.
Los machos adultos deben manejarse separados excepto en la época de servicio, si el mismo es a campo. Los machos son un factor de disturbio si no se los maneja de acuerdo a las necesidades del rodeo. Por ello en la esquila del segundo año (22 meses de edad), debe decidirse si se reserva como reproductor o se castra. Esta es una buena época porque la segunda esquila indica la cantidad y calidad del pelo a futuro.
Los capones, por su condición, son buenos productores de pelo y de carne. Su mayor docilidad ofrece diferentes alternativas de manejo, por ello se los puede ubicar con otras categorías, sin ofrecer mayores dificultades de comportamiento. Sólo deberá tomarse en cuenta la capacidad de carga de los
potreros.
El guanaco es un rumiante con tres estómagos, consume entre el 2 y el 3% de su PV materia seca por día. En términos prácticos 1 guanaco consume como 2 ovejas, por lo tanto, para determinar la capacidad de los potreros podemos tomar en cuenta esta relación. Para la Patagonia se acepta como carga promedio 1 guanaco cada 8 ó 10 ha.
Un guanaco bien alimentado es un guanaco sano. Salvo en la etapa de cría a mamadera, cuando esto ocurre, los guanacos presentan pocos problemas de sanidad. Para la etapa de cría con mamadera, hay que tener mucho cuidado con las diarreas.
En adultos hay que vigilar las endo y exoparasitosis, sobre todo cuando se utilicen en forma frecuente los mallines como áreas de pastoreo, así como también estar prevenidos a la ocurrencia de enfermedades infecciosas.
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