En todo programa de organización de un establecimiento, luego de saber las actividades que en él se van a desarrollar y trazar la red de caminos necesarios para su normal desenvolvimiento, se deberá tener en cuenta:
Las subdivisiones, que abarcan desde el límite perimetral lindero con los vecinos, hasta los que separan los distintos potreros.
Estos se construyen con líneas de alambrados que pueden realizarse de diferente manera, de acuerdo con el objetivo que deba cumplir el alambrado.
Originariamente el alambrado estaba constituido por postes cada 10 o 15 metros, con varillas intermedias y siete hilos de alambre de los cuales uno o dos eran de púa.
Luego por razones económicas se comenzó a difundir el uso del alambrado suspendido, y por último con otras ventajas se creó el alambrado eléctrico.
Este sistema es más generalizado y de mayor durabilidad. Una vez determinada la línea a alambrar, se marca con jalones cada 50 o 100 m. de acuerdo con la longitud de la cinta métrica con que se cuente; luego se extiende la cinta métrica entre jalones y se marca cada 10,12 ó 15 m la ubicación de los hoyos para los postes. Al mismo tiempo se van distribuyendo éstos, las varillas y los rollos de alambre en toda la línea del alambrado para facilitar su ejecución. Luego de hacen los hoyos y cuidando que estén bien alineados se van colocando los postes, apisonando bien a su alrededor.
Una vez agujereado todos los postes y varillas, distribuidas éstas entre postes de 5 a 6 según la distancia escogida, se pasa el alambre por los postes y las varillas, cuidando el orden y la alineación de los hilos, para luego tensar con los torniquetes.
En el caso de los alambres de púas, éstos no se pasan por los agujeros y se le adosarán en los extremos trozos de alambre liso para poder tensarlos con torniquetes.
Una vez tensionados todos los hilos se acomodan las varillas y se las ata con un alambre arriba y otro abajo para fijar su posición.
Para determinar la cantidad de postes y varillas que se han de necesitar para el tendido de una línea, se establece primero la distancia entre los postes, y se divide ésta por la longitud total de la línea, obteniendo así la cantidad de postes; luego se fija la cantidad de varillas que se van a colocar entre postes y se multiplica este número por la cantidad de postes que se han determinado obteniéndose así el número de varillas necesarias.
Ejemplo Para una línea de 5.000 m de alambrado
El costo de este tipo de alambrado es sumamente elevado en relación con otras soluciones que por lo tanto se reserva como perimetrales, o para separar un potrero del camino de las vías del ferrocarril o cualquier otro destino que requiera una gran seguridad y permanencia.
Para divisiones interiores entre potreros como ya se ha dicho se ha adoptado con gran beneficio económico el alambrado suspendido (oscilante).
Este sistema de alambrado se originó en nuestro país como resultado de estudios de adaptación de varillas existentes en otros países.
La mayor ventaja respecto del sistema tradicional la constituye su economía, tanto en materiales como en mano de obra.
Si bien su tendido se realiza en forma similar al tradicional la separación entre los postes es mucho mayor, pudiendo colocarse a una distancia aproximada de 30 m
Asimismo la cantidad de hilos puede reducirse a un número de 3, 4 o a lo sumo 5, en los casos en que fuera necesario.
El elemento más característico de este sistema de alambrado lo constituyen las varillas que se colocan a razón de tres por claro de 30 m, o sea cada 7.50 m aproximadamente, con lo que se obtiene gran eficacia del sistema.
La forma de estas varillas se caracterizan por sus extremos en forma de N cerrada con terminación alargada que hacen muy dificultoso su robo e impiden que se corran, colocándose sin marca alguna.
Entre las ventajas está la de impedir el paso de los animales por debajo, sobre todo si se tiene la precaución de colocar el alambre inferior de púas.
La flexibilidad es el principio fundamental del sistema, por lo que no conviene tensar los hilos colocando los postes a menos de 30 m por que esto dificultaría su ejecución. El alambre que pasa por los postes y varillas debe ir maneado, y no enhebrado, para facilitar su reposición que se hace con sólo aflojar los torniquetes sin necesidad de desarmar el alambrado.
Las varillas generalmente son de hierro que se puede trabajar en frío. De modo que si llegan a doblar por algún motivo es muy fácil enderezarlas; además, el hecho de contar con un conjunto de varillas e hilos metálicos que son incombustibles, constituye una ventaja en caso de incendio.
La forma de instalar este sistema de alambrado consiste en colocar primero los postes torniqueteros, asegurarlos bien cada 200 a 400 m; en caso que la topografía del terreno sea irregular, conviene ubicarlos de modo que no que no quede mucho espacio entre el hilo inferior y el suelo. Luego se coloca el alambre superior y se estira, con lo cual se obtiene la línea para colocar los postes intermedios, lo que se hará antes de poner los otros alambres; a continuación se completa la colocación de los hilos, se los estira con una máquina de estirar común, dejando puestos los torniquetes.
Por último se colocan las varillas con los alambres tendidos, pero flojos, enhebrándose primero los internos con un simple giro de varilla y luego colocando los extremos en forma de N mediante la ayuda de una pequeña palanca para pasar el alambre por encima y al otro lado de la punta de la varilla, cuidando que mantenga siempre la posición vertical, ya que aún con el alambre flojo no se pueden correr para corregir la posición; luego se tensará el alambre con los torniquetes quedando perfectamente estirado.
Para un uso ya más específico, y no precisamente reemplazando a los anteriores, se ha inventado el alambrado eléctrico.
Este sistema, en cierta forma complementario de los anteriores, se utiliza generalmente para subdivisiones provisorias dentro de un potrero. Un ejemplo característico de su aplicación sería el del "pasto rotativo".
En esta forma se hace rendir más la pastura y se obliga al animal a agotar más intensamente el pasto del que dispone.
Lógicamente, estas subdivisiones del potrero no podrán hacerse con alambrado tradicional ni suspendido.
Para ello precisamente se ha creado el alambrado eléctrico, sistema que permite ser retirado para preparar el potrero, o para cambiarlo de posición siempre que sea necesario.
El sistema en sí es muy simple y consiste en colocar poste de alambrado común, preferentemente Nº 14, que resiste perfectamente la tensión a pesar de su reducido diámetro y evita la disminución de tensión. Este alambre estará conectado a un electrificador, que le suministrará corriente en forma intermitente. El alambre se colocará separado del suelo por medio de unas varillas con un aislador que lo sujetarán impidiendo el contacto con la tierra pero sin mayor resistencia que la necesaria dado que este sistema no se basa en la resistencia mecánica para la contención de animales sino en la resistencia eléctrica, mediante la descarga que produce el contacto con el alambre.
En síntesis, podemos distinguir dos tipos de contención: la mecánica, que ofrecen los alambrados de tipo tradicional o suspendido, y la eléctrica por medio de alta tensión obtenida de un electrificador y transportada por un cable debidamente aislado de la tierra.
Alambrado Tradicional
Alambrado suspendido
Alambrado electrico
Estos se utilizan como estructuras principales de cualquier sistema de alambrado, por lo tanto nos referiremos a los materiales con que se pueden fabricar.
Tradicionalmente, los postes se han obtenido de maderas duras, como el quebracho, curupay, lapacho, ybirá-pitá, etc., en secciones circulares o cuadradas; estas últimas se obtienen también de la división de un durmiente de ferrocarril en forma longitudinal.
El ferrocarril ha tenido mucho que ver en la ejecución de alambrados, veremos postes y varillas realizadas sobre todo con perfiles de acero. Esto nos habla del derroche que se hacía de este material cuando su utilización comenzaba a generalizarse ya que con el se resolvían todos los problemas.
Era algo similar a lo que hoy ocurre con el material plástico, de modo que todo lo que se puede hacer en plástico se hace con ese material.
En la actualidad se ha generalizado la fabricación de poste de hormigón armado en zonas donde es fácil la obtención de madera duras o éstas son muy caras.
Empleando la dosificación adecuada se obtiene la resistencia necesaria. Su costo en zonas donde la obtención de arena y piedra es relativamente fácil, disminuye notablemente con respecto a los de madera.
Los postes de hormigón armado, además de su resistencia y economía, ofrecen la ventaja de ser incombustibles, indestructibles, limpios y bien visibles y de fabricación bastante simple, ésta se puede encarar en cualquier establecimiento rural sin necesidad de máquinas o aparatos especiales.
Los materiales con que se fabrican estos postes, al igual que cualquier otro elemento de hormigón armado, son:
La dosificación de la mezcla puede ser 1: 2: 3: es decir una parte de cemento, dos de arena y tres de piedra; para hacer un metro cúbico de hormigón.
El agua que se debe agregar para formar la argamasa no deberá exceder los 25 litros por cada bolsa de cemento (50 Kg) dado que el exceso provocará una disminución en la resistencia del hormigón.
La armadura que da resistencia al poste de hormigón está compuesto por cuatro varillas de hierro de diámetro 6 para una sección de hasta 12cm. Esta armadura se prepara previamente cuidando que los hierros queden bien derechos y se irán atando con un alambre cada 30 centímetros. Para facilitar este trabajo se puede utilizar una plantilla de madera que permitirá realizar todas las armaduras iguales y con bastante precisión.
Como único elemento adicional para la fabricación de los postes de hormigón debe tenerse un molde que permite llenar varios postes por vez y consiste en un armazón de madera muy simple, al que se le dará una mano de aceite usado de motores a fin de evitar la adherencia del hormigón a las paredes del molde.
Una vez listo el molde, se colocará la armadura preparada por separado y se llenará cuidando que la armadura quede con un recubrimiento de hormigón de por lo menos 2 cm. en todas sus capas. Cuando el hormigón comience a fraguar con un trozo de hierro de diámetro 6, de 20 ó 30 cm. bien derecho y engrasado, se practicarán los orificios para pasar el alambre, y al cabo de siete u ocho días de haber dejado los moldes llenos en un lugar húmedo para su perfecto fraguado, se los desmolda. Se recomienda no utilizarlos antes de los 30 días de su fabricación a los efectos de permitirles adquirir la resistencia necesaria.
Este dispositivo tan difundido en nuestro medio rural, permite solo el paso de vehículos, evitando la entrada o salida de animales y carruajes a través de ellos.
El guardaganado tiene como única finalidad la comodidad del que circula en un vehículo al evitarle tener que detener la marcha, descender, abrir la tranquera, pasar el vehículo, cerrar la tranquera y ascender para continuar la marcha. No tiene la absoluta seguridad de una tranquera para impedir el paso de los animales pero el riesgo que se corre es mínimo, casi se podría considerar despreciable.
Los guardaganado se colocan por lo general para el pasaje de vehículos livianos y para ello se le coloca un travesaño que al limitar la altura de los vehículos, en cierta forma controla el paso de los mismos.
Modelos para los guardaganado hay muchos; la variedad se da tanto en los tamaños como en los materiales con los que se construyen y en la forma de hacerlos.
En cuanto a los tamaños varían desde los de 2,50 a 3,00 metros de ancho que permiten el paso de un solo vehículo, y los de 5,00 a 6,00 metros que se instalan en accesos a ferias o grandes establecimientos donde el tráfico de vehículos es muy importante, llegando a requerir dos manos de circulación. Los materiales con que se construyen pueden ser de madera, hierro u hormigón, o la combinación de ellos.
Los modelos de tranqueras son muchos. Las variaciones de los modelos se corresponden con las de los tamaños, pero siempre dentro de una lógica estructura de tablas o varillas de hierro que siguen las líneas de la estática, impidiendo la deformación del rectángulo.
Al rectángulo se lo debe descomponer en triángulos por ser esta la única figura geométrica que por sus propiedades es indeformable.
En cuanto al material con que se debe construir una tranquera responderá necesariamente a los esfuerzos a los que esta sometida y podrá ser de hierro o madera, o bien de la combinación de ambos. Lo más usual es hacerlas todas de maderas con bullones y herrajes de hierro, o bien el cuadro y la estructura principal de madera dura y los refuerzos horizontales con varillas de hierro con sus extremos roscados y los herrajes y bulones también de hierro.
Los herrajes (tomando bajo el nombre genérico de herrajes a todo elemento metálico accesorio a la estructura principal de la tranquera) pueden ser Fijos o Móviles
Los elementos de giro soportan todo el peso de la tranquera por ello muchas veces se agrega una rienda que sujeta la punta de la tranquera con el poste en el que se aseguran las bisagras, también se suele colocar una rueda en la parte inferior que circula por un arco consolidado o de metal que impide que esta se trabe por imperfección del terreno.
A pesar de que lo mas generalizado es la cadena con candado, por ser lo más simple, seguro, de bajo costo y que no requiere mantenimiento, se han inventado una serie de sistemas de trancas y cerrojos de los más variados modelos.
El principio, por lo general, varía poco y se basa en un perno que se desliza dentro de una vaina a la que se le practica una ranura por donde se introduce la manija que acciona el perno.
Este sistema exige tener en el poste un orificio perfectamente enfrentado al perno de la tranca para alojarlo cuando está cerrada. En ese caso se vuelca la manija sobre un dispositivo que alojará al candado.
La otra variante en sistemas de cierre lo constituye un herraje en forma de U que, girando sobre la tranquera, abrazada al poste donde ésta topa, este sistema se ha generalizado un poco más por no exigir un ajuste muy perfecto, pero tiene el inconveniente de que los animales sobre todo los caballos, lo levantan con la cabeza y suelen abrir la tranquera dotada de este dispositivo. Otras tranqueras son las corredizas y las levadizas.
A veces se suele colocar un alero en la parte superior de la tranquera que le brinda cierta importancia a la entrada de un establecimiento.
Este alero se apoya en los postes laterales de la tranquera y mediante una estructura muy simple se puede disponer de un techo a dos aguas de no más de 2 m de ancho y con un apoyo central donde se fijarán las ménsulas que soportan su estructura.
Normalmente, ya sea por tradición o por costumbre, cuando se trata de las actividades en un campo donde ha de iniciarse determinada clase de explotación, se recurre a una serie de reglas que son bastante lógicas para asegurar un buen resultado en la futura explotación.
Estas reglas ya se referían en el siglo pasado. José Hernández en su libro "Instrucciones del estanciero" que decía: "debe tenerse presente que la acertada elección del paraje en que se sitúa el casco de la estancia, puede tener mucha influencia en los resultados futuros, favorecerlos o interrumpirlos, según haya sido acertada o no la elección del local."
Esto era para el establecimiento de aquella época en que el cuidado del ganado vacuno, constituía el rubro principal o lo único de la estancia.
En esa época, el estanciero dejaba libre todo su campo para qué pudieran pastar libremente sus animales.
Hoy en día es distinto, ya que el modo de trabajar, la clase de animales y las costumbres son otras.
El casco se sitúa en la parte más alta [loma] alejado de las instalaciones, y el resto del campo se cuadricula en potreros rectangulares de áreas equivalentes, vinculadas por un camino, desde donde se accede a cada potrero en la recorrida periódica, o bien para trasladar animales de un potrero a otro.
En este campo, al estudiar mejor el aprovechamiento de su área total, permite una subdivisión en potreros pero no de forma rectangular sino, triangular o trapecio, éstas son formas que permiten mejor el aprovechamiento del área, sin embargo esta forma de potrero no es del todo práctico para una explotación dedicada a la agricultura, ya que sería difícil trabajar en tierra para arar, sembrar o cosechar, pero no imposible sabiendo lo práctico que es para el manejo de la hacienda en un campo de cría.
Esta disposición de los potreros facilita enormemente el manejo de los animales, reduciendo el gasto de personal, concentrando en torno a las instalaciones el acceso a todos los potreros con corrales de aparte, estratégicamente ubicados para servir a tres potreros por corral.
Esta concentración reúne además la ventaja de centralizar las bebidas en torno a una sola perforación, que se ven automáticamente atendidas en forma permanente, pues con ella se abastece de agua a las viviendas e instalaciones como decía Hernández en su obra.
"Teniendo su estancia en el centro del campo, por extenso que sea puede conservar una vigilancia inmediata y constante sobre todo su ganado, cuyo número no ha de ser nunca sino proporcionado al tamaño del terreno."
Se puede también, con mayor facilidad construir todos los alambrados para dividir interiormente, a fin de cuidar con más esmero en épocas determinadas, aquellos tipos de animales que no deben mezclarse en el rodeo, si toda la hacienda se sitúa de ésta forma, se facilita la vigilancia del campo y se podrá ver cuando es necesario realizar alguna tarea para obtener buenos resultados, como ser prevenir las epidemias y otros males. Con éste sistema ha de hacer más mansos a los animales, lo que trae, entre otros ventajas, la de mejores engordes; y por cierto mucha economía.
No es imprescindible tratar la totalidad del campo con este sistema de "apotreramiento radial", si no que se puede dejar un área dividida en la forma tradicional donde se puede contar con pequeños potreros donde se puede alojar reproductores, o pequeños lotes de animales que requieren un aislamiento temporario.
Comparado con el sistema general, el apotreramiento radial permite un excelente manejo del potrero rotativo, adaptándose perfectamente a pequeñas o medianas explotaciones.
En el caso del tambo, sería como trasladar al campo el mismo criterio de la sala de ordeñe circular, donde la disposición de la vacas concentra la labor del ordeñador, logrando resultados de máxima rentabilidad.
Previo al trazado de las líneas, divisorias, se requiere un detenido estudio del terreno, teniendo en cuenta ciertas características tales como la topografía, aguadas y receptividad.
Es necesario de un relevamiento minucioso del lugar, verificar la existencia de accidentes del terreno, la posibilidad de aprovechamiento de aguadas naturales o de instalar una artificial y la capacidad que evidencia la pastura existente. Todos estos factores se tendrán en cuenta para establecer futuras divisiones.
Una serie de circunstancias, especialmente vinculadas con la rentabilidad de las empresas agropecuarias, no permiten en muchos casos una inversión acorde con los requerimientos de la técnica, pero siempre es conveniente estudiar todas las posibilidades, optando por supuesto por elementos menos costosos, como por ejemplo: reemplazar el alambrado convencional en cercos interiores por otros como ser el " chacarero" consiste en: dos alambres de púas, uno liso y postes a quince metros o bien el electrificado y el suspendido.
La diferencia fundamental es que la generalización de éste criterio abre nuevas posibilidades de máximo aprovechamiento de una serie de explotaciones de cría.
Ionapel